Carta al padre
Loridan-Ivens hace frente al triunfalismo franc¨¦s para se?alar una posguerra ¡°amn¨¦sica y antisemita¡±
El peque?o libro de Marceline Loridan-Ivens re¨²ne algunas impresiones y recuerdos de su deportaci¨®n a Auschwitz-Birkenau cuando contaba 15 a?os. Esta autobiograf¨ªa en forma de carta a su padre, con el que fue detenida en 1944 y al que sobrevivi¨® (de ah¨ª el t¨ªtulo del libro), sirve de respuesta emocionada a la nota que ¨¦l consigui¨® hacerle llegar estando los dos ya recluidos, con el peligro que ello entra?aba. Por otro lado, desde el punto de vista hist¨®rico, se enmarca en el revisionismo sobre el papel que desempe?¨® Francia durante la II?Guerra Mundial.
Frente al relato triunfalista que se construy¨® al terminar la contienda, seg¨²n el cual el pa¨ªs se hab¨ªa liberado gracias a una resistencia prodigiosa, los revisionistas han subrayado la colaboraci¨®n con los alemanes, y no solo la del Gobierno t¨ªtere de Vichy (la llamada Francia Libre). Para la autora fue ¡°una posguerra amn¨¦sica y antisemita que se regodeaba en el cuento de una Francia heroica, y que hund¨ªa cada uno de mis recuerdos a golpe de negaci¨®n¡±. Cabe interpretar Y t¨² no regresaste como un acto de rebeld¨ªa individual, de reivindicaci¨®n de la memoria ¨ªntima frente a la historia p¨²blica que se transform¨® en relato oficial y que ha prevalecido entre los franceses.
Sin embargo, el libro es m¨ªnimo ¡ªtal vez en aras del lirismo¡ª y pasa por alto muchos detalles que creo que a los lectores nos hubiera gustado conocer sobre la vida de la narradora. Con ellos el volumen se habr¨ªa parecido m¨¢s a un cl¨¢sico del g¨¦nero como Si esto es un hombre, de Primo Levi, y menos a las llamadas misery memoirs. El trasfondo es igualmente turbador. La voz constante de la narradora avanza hasta llegar a la conclusi¨®n de que el ¡°mundo es un mosaico horrendo de comunidades y religiones empujadas a los extremos. Y cuanto m¨¢s se acalora, m¨¢s avanza el oscurantismo y m¨¢s apunta hacia nosotros, los jud¨ªos. Ahora s¨¦ que el antisemitismo es un elemento permanente¡±.
Esta afirmaci¨®n en boca de quien ha sobrevivido a un campo de concentraci¨®n no sorprende, pero tampoco reviste autoridad m¨¢s all¨¢ de la que le dan los sentimientos. La elevaci¨®n del antisemitismo a la categor¨ªa de universal solo se justifica por esa sin¨¦cdoque voluntariosa de la historia que va logrando que en planes de estudio y legislaciones se sustituya una parte de la historia (el Holocausto) por el todo en que se enmarca (la II?Guerra Mundial). As¨ª lo explicaba en estas p¨¢ginas un escritor israel¨ª no hace muchas semanas: ¡°Hemos construido un muro y vivimos dentro con una fuerte sensaci¨®n de paranoia que nos lleva a ver amenazas vitales por todas partes¡±. Loridan-Ivens tiene razones sobradas para ver amenazas, y es penoso constatar una vez m¨¢s que el nazismo logr¨® desasimilar por completo a los jud¨ªos europeos que lo sobrevivieron y, probablemente, tambi¨¦n a sus descendientes. Esta triste ep¨ªstola da cuenta de ello.
Y t¨² no regresaste. Marceline Loridan-Ivens. Traducci¨®n de Jos¨¦ Manuel Fajardo. Salamandra. Barcelona, 2015. 92 p¨¢ginas. 14,95 euros.
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