Jos¨¦ Luis Sampedro: ¡°Sin libertad lo que vivo no es mi vida¡±
Las reflexiones sobre la crisis, la situaci¨®n global, la vida y la muerte del escritor y economista, en una entrevista de 2011 que ahora recoge el libro 'Voces sabias'
El presente texto es un cap¨ªtulo del libro 'Voces sabias. El arte de vivir en tiempos de cambio', de Elena Garc¨ªa Quevedo, que publica Paid¨®s Contextos. La obra re¨²ne retratos de personas excepcionales que analizan el mundo en el que estamos al tiempo que hablaban de sus propias claves vitales. La entrevista con Jos¨¦ Luis Sampedro (Barcelona, 1917-Madrid, 2013), economista, escritor y humanista, tuvo lugar en 2011.
A las diez de la ma?ana el anciano observa el ir y venir del mar sentado en el sal¨®n del apartamento de Mijas donde pasa el invierno junto a su esposa Olga. Ensimismado, rescata una idea y otra y escribe hasta enhebrar un nuevo texto. Est¨¢ cansado pero entero, acaba de salir de una operaci¨®n leve pero tiene presente la muerte, aunque no la teme; a¨²n queda algo importante que hacer y dar. Quiz¨¢ nunca ha sido m¨¢s consciente de ello que hoy, en este preciso instante. Por eso estoy aqu¨ª, ahora lo s¨¦. A sus 94 a?os le cuesta moverse, pero ya desde hace tiempo, tras un ataque al coraz¨®n en Nueva York, est¨¢ convencido de que a estas alturas de su viaje por la vida, el sentido para ¨¦l no es para qu¨¦ vivir, sino para qui¨¦n vivir. Jos¨¦ Luis Sampedro vive para aquellos a quienes nutre; aquellos a quienes su ser ayuda a ser m¨¢s ellos mismos, incluso con su propia debilidad. Quiz¨¢ por ello en los ¨²ltimos meses su voz se ha convertido en el faro de luz de la generaci¨®n joven que est¨¢ a punto de tomar las plazas de las grandes ciudades para buscar la br¨²jula de la sociedad en crisis a la que pertenecen, a la que pertenecemos todos. Si estoy aqu¨ª es para hablar sobre ellos en la pel¨ªcula documental ?Generaci¨®n perdida?, pero el encuentro que tengo por delante con Jos¨¦ Luis Sampedro da para mucho m¨¢s.
¡ªEl problema es que si el sistema est¨¢ en crisis hay que hacer otro sistema. Pero hay que hacerlo al mismo tiempo que se deshace este.
?Esto es como la metamorfosis de los insectos. Usted coge un gusano de seda y lo ve moviendo el cuerpo con dificultad, se l¨ªa el hilo a la cabeza, se convierte en un capullo y luego en una mariposa. ?Qu¨¦ ha pasado? Pues que al mismo tiempo que desaparec¨ªa el cuerpo de gusano se estaba construyendo y manejando el sistema mariposa: los j¨®venes tienen que construir el sistema mariposa. Y no lo pueden construir con las reglas de los que son gusano.
?Mire usted, con las piedras de los templos cl¨¢sicos de la mitolog¨ªa griega se hicieron bas¨ªlicas cristianas. Y luego con las piedras de las bas¨ªlicas cristianas los ¨¢rabes hicieron la mezquita de C¨®rdoba y otras cosas. De modo que se puede hacer la metamorfosis, pero a base de no aceptar las verdades oficiales de ese tipo y decir que no a lo que tienen.
?Seguir como estamos es imposible porque su objetivo es lo que llaman el desarrollo sostenible, que es m¨¢s de lo mismo, y eso es insostenible. Y no podemos transformar el mundo, porque somos el mundo.
La muerte no es lo contrario de la vida: la muerte es la compa?era de la vida. El d¨ªa que nacemos empezamos a morir y hay que saber disfrutarlo
Es viernes por la ma?ana, las gotas de lluvia caen sobre la tierra de la costa y el mar Mediterr¨¢neo cuando Olga Lucas, su esposa, treinta a?os m¨¢s joven que ¨¦l, abre la puerta. Al fondo de la sala Jos¨¦ Luis Sampedro observa, fr¨¢gil y embebido, el mar azul hasta que, pasados unos segundos, reacciona. Pronto Olga y Sampedro me invitan a pasar a una habitaci¨®n sencilla, blanca y luminosa que parece un despacho de trabajo. Hoy es un d¨ªa clave para m¨ª, un premio, porque durante muchos a?os la voz de este hombre y su profunda humildad han supuesto para m¨ª lo que est¨¢ a punto de llegar a ser para miles de j¨®venes: un gu¨ªa en la noche.
¡ªHazte quien eres: hay que hacerse quien se es, y todos somos distintos. Pero lo que quiera que seas desarr¨®llalo al m¨¢ximo. Cada cual debe aspirar a ser lo m¨¢ximo que pueda ser con sus condiciones. Y de esa manera devolver¨¢ a la vida de todos la vida que ha recibido ¨¦l.
?Para ello debe contar con la ayuda de los que son afines y aprender lo que no debe hacer de quienes no son afines. Y adem¨¢s saber un poco lo que quiere y, sobre todo, lo que no quiere. En la vida es m¨¢s f¨¢cil saber lo que no se quiere, porque lo que se quiere puede ser un gran abanico de cosas. Y cuando te ocurre algo que no quieres por de pronto di que no, y si puedes dec¨ªrselo al que lo hace di no, y si no puedes sigue diciendo no. Se puede ser m¨¢s libre dentro de un calabozo que como ministro de un tirano. Al joven hay que decirle que sea ¨¦l, que se sienta ¨¦l mismo, que se eduque para tener un pensamiento propio y procure mejorarlo con los dem¨¢s, que no se crea absoluto pero que se prepare y no acepte lo que est¨¢ pasando.
?Tengo 94 a?os y me considero un aprendiz de m¨ª mismo. Todav¨ªa aprendo a ser quien soy. Y me morir¨¦ sin haber acabado, pero he hecho todo lo posible: hazte quien eres y hazlo fervorosamente. Y hazlo entregado a eso y en solidaridad con los dem¨¢s, porque sin ellos no somos nadie. Sin doblegarte, sin hundirte, sin ceder, sin creer los inventos de los que quieren explotarte. ?No te rindas! Trata de vivir en armon¨ªa con la naturaleza a la que perteneces. Se trata de vivir esta vida, esa es la cuesti¨®n.
?Esta vida es mi referente, esta vida es la que tenemos el deber de vivir, pero tenemos que buscar la libertad, porque sin libertad lo que vivo no es mi vida, sino la vida que me imponen.
?El amor es ansia de vida, ansia de vivir. Amor hacia uno mismo en el sentido de que uno mismo es la vida. El referente es la vida, que es como una semilla. Tenemos el germen de una vida y ese germen tiene que transformarse en ¨¢rbol. Uno es un germen de vida y debe transformarse en ¨¢rbol.
Jos¨¦ Luis Sampedro, que es muy alto y muy delgado, tiene los ojos tan claros que parecen transparentes, y su gesto afable transmite ternura y cierta paz, al menos hasta que habla. Por algo se siente emigrante de su tiempo. Su mundo de origen desapareci¨® a sus 17 a?os: T¨¢nger, 1935, el lugar y el tiempo en el que los ni?os cristianos, musulmanes y jud¨ªos compraban golosinas en tres idiomas y viv¨ªan en paz. Aunque all¨ª lleg¨® a sentirse solo, tambi¨¦n aprendi¨® las claves de por qu¨¦ la vida es mejor si es suma y c¨®mo s¨ª es posible ser quien uno es. Jos¨¦ Luis Sampedro en T¨¢nger conoci¨® la semilla de s¨ª mismo. Para ¨¦l la felicidad depende de c¨®mo nos relacionamos con nosotros mismos y con nuestro entorno, el afecto es imprescindible; la humildad es la clave para mantenerse en pie, y lo que le hagamos al mundo nos lo hacemos a nosotros "porque somos mundo".
Jos¨¦ Luis Sampedro siente que la frontera le define y cree que en una pol¨¦mica las dos partes tienen sus razones.
¡ªLo que creo que es la verdad es solo mi verdad. La verdad no es objetiva con cosas que no puedes tocar ni demostrar. Hay que pensar en la verdad de cada uno y la frontera me permite tener mi verdad, pero a la vez aprovechar y gozar de la verdad ajena.
¡ªNuestro sistema se basa en el consumo, que se alimenta de miedo...
¡ªEl miedo funciona en casi todo: el miedo es la inseguridad y, en cambio, la civilizaci¨®n o la cultura es la seguridad. La seguridad de que todo es inseguro. Porque todo depende de todo y no podemos controlarlo. Y la seguridad de que la muerte tambi¨¦n es segura. Y de que no es lo contrario de la vida: la muerte es la compa?era de la vida. El d¨ªa que nacemos empezamos a morir y hay que saber disfrutarlo, saber vivirlo, porque hay mucho que hacer.
Estamos en una habitaci¨®n blanca, inmaculada, dentro de un apartamento alquilado en el primer piso de una urbanizaci¨®n. Apenas hay adornos en las paredes, los muebles y l¨¢mparas son muy sencillos, y no debe de haber m¨¢s de dos habitaciones, ba?o, sal¨®n y cocina. Jos¨¦ Luis y su esposa viven parte del a?o aqu¨ª, pero tambi¨¦n pasan ¨¦pocas en Madrid, Canarias o Valencia, donde Olga trabajaba como traductora. Se conocieron en un balneario y ahora se mueven con la temperatura y el ¨¢nimo, como se mueven los p¨¢jaros.
Jos¨¦ Luis Sampedro siempre se ha movido mucho: a los 16 a?os aprob¨® unas oposiciones para trabajar como funcionario de aduanas. Cambi¨® T¨¢nger por Soria, donde escribi¨® sus primeros versos; vivi¨® en Aranjuez. Y la Guerra Civil le encontr¨® en Santander. Sampedro luch¨® con un bando y despu¨¦s con el otro; pero al terminar descubri¨® que ni hab¨ªan ganado los suyos ni ninguno de los dos bandos era el suyo.
Ha sido catedr¨¢tico de econom¨ªa en la Universidad Complutense; profesor de ministros como Boyer, Solbes, Solchaga o Salgado; asesor del Ministerio de Econom¨ªa en el franquismo; profesor en el Reino Unido, y, aun as¨ª, habla del mundo como si ¨¦l fuera uno m¨¢s entre los m¨¢s humildes. Pero adem¨¢s de escritor y humanista es un gran economista; dicen que uno de los m¨¢s grandes.
¡ªCuando yo estudiaba econom¨ªa hace sesenta o setenta a?os, muchos manuales estudiaban las necesidades humanas y despu¨¦s las actividades econ¨®micas para satisfacerlas. Hoy, primero se produce y se inventa y luego se busca qu¨¦ hacer con el invento: se inventan medicinas y la enfermedad para la que se van a vender esas medicinas. Porque de lo que se trata es de ganar dinero, no de curar nada.
El enorme error de la cultura occidental es creer al hombre superior, por encima del mundo. Somos una gota en un oc¨¦ano
¡ª?Y el desempleo? ?Por qu¨¦ ahora hay tanto paro?
¡ªCada vez que el sistema produce m¨¢s m¨¢quinas est¨¢ aumentando el paro.
?El paro es consecuencia del sistema; el paro es lo mismo que el hambre, ?y por qu¨¦ hay hambre? Porque no hay redistribuci¨®n. Hay una explotaci¨®n por parte de una minor¨ªa, que es algo fruto de ceder el poder de los pol¨ªticos a los financieros.
¡ª?Por qu¨¦ los gobiernos aceptan esto?
¡ªLos gobiernos dependen de los financieros. Estos les dan dinero para las campa?as de publicidad y les permiten hacer negocios, falsedades, cohechos y todo lo que haga falta, porque hemos sustituido los valores ¨¦ticos por el inter¨¦s monetario. Y a los gobiernos les interesa, monetariamente, estar a buenas con los banqueros.
La luz entra por el ventanal y desdibuja sus formas: el azul de sus ojos se vuelve transl¨²cido y, en el rostro de Jos¨¦ Luis, se precipita al vac¨ªo como el mar de los antiguos. Tomamos t¨¦ en torno a una peque?a mesa blanca.
¡ªUn d¨ªa S¨®crates fue al mercado y mir¨® a su alrededor... ¡ªdice Jos¨¦ Luis, y deja la palabra en el aire como el viejo profesor de econ¨®micas que es¡ª. S¨®crates mir¨® a su alrededor, sonri¨® al ver tanta mercanc¨ªa junta, y dijo: ??Qu¨¦ de cosas no necesito comprar!?.
?El enorme error de la cultura occidental es creer al hombre superior, por encima del mundo. Yo creo que el mundo es uno, que en ¨¦l vivimos y somos, somos part¨ªculas de ese mundo y vivimos como este se desarrolla. Somos una gota en un oc¨¦ano. Y, en estas condiciones, pensar lo que piensa el mundo occidental y lo que piensan los financieros es una locura que acabar¨¢ cayendo por s¨ª sola.
¡ª?Qu¨¦ podemos hacer?
¡ªTodos tenemos no el derecho a la vida, sino el deber de vivirla. Y de afrontar la vida en estas condiciones y en estas circunstancias. Y para eso tienen que liberar el pensamiento. No hay vida personal sin libertad. Y no hay libertad con fraternidad e igualdad si el pensamiento no es libre.
?La alternativa a corto plazo es capear el temporal y sobrevivir; y a largo plazo es cambiar de pensamiento, pensar de otra manera, tener un pensamiento cr¨ªtico.
¡ªDebemos educar a los ni?os.
¡ªPues, mire usted, la educaci¨®n que hay ahora es para crear productores y consumidores, nada m¨¢s. En cuanto el ni?o empieza a hablar empiezan a indoctrinarle, a ense?arle el pensamiento ¨²nico, el dogma.
?Las palabras clave del mundo oficial de hoy, lo que quieren que aprendamos son: productividad, competitividad e innovaci¨®n. Pero en vez de productividad, la palabra es vitalidad. Y, en vez de innovaci¨®n, es conservaci¨®n. Y, en vez de competitividad, es cooperaci¨®n. Habr¨ªa que pensar en asociarnos, vivir pac¨ªfica y apaciblemente en este mundo porque esta es la vida que tenemos que ejercer y desarrollar. Para m¨ª, la educaci¨®n ser¨ªa rectificadora de la actual: una educaci¨®n que conduzca a saber vivir en armon¨ªa con la naturaleza, porque somos naturaleza.
Jos¨¦ Luis Sampedro habla con una gran fuerza, sostiene la mirada y no duda en responder. Su cuerpo est¨¢ cansado, pero su mente es ¨¢gil, r¨¢pida; un joven brillante que ense?a en la universidad.
¡ª?C¨®mo responder a ese indoctrinar? ?Inform¨¢ndonos?
¡ªMire usted, por de pronto con el silencio; o por de pronto, con el rechazo. Y mientras tanto, educ¨¢ndonos.
?Informaci¨®n no significa conocimiento. Se puede estar muy informado y no saber qu¨¦ hacer. El conocimiento no significa comprensi¨®n, porque se puede tener conocimiento de muchas cosas y no comprenderlas. La comprensi¨®n no significa sabidur¨ªa, que es el arte de vivir: este ¨²ltimo empieza por borrar toda esa informaci¨®n sobrante.
?Uno no sabe nada hasta el final, y ni siquiera entonces. Uno se va haciendo. Est¨¢ en marcha y sigue cambiando, pero a la vez sigue siendo siempre el mismo. Igual que el cosmos: involucionamos y vamos tratando de ser quienes somos.
El papel de las mujeres es educarse femeninamente y no para sustituir al hombre, ni para imitarlo; no para ser suced¨¢neo ni otro tipo de servidor del hombre, sino para tener la mente libre e independiente
¡ª?Y la tecnolog¨ªa ayuda?
¡ªComo instrumento, s¨ª, pero no el hecho de estar al servicio de ella. Piense que la vida del hombre o la mujer ciudadana est¨¢ al servicio de un mont¨®n de m¨¢quinas: del autom¨®vil, del tel¨¦fono, del tel¨¦grafo, del computador, de todo. Estamos ya al servicio de las m¨¢quinas.
?No es seguro que la vida sea m¨¢s sosegada, m¨¢s tranquila y m¨¢s completa que antes. ?Qui¨¦n tiene tiempo para pensar? ?Qui¨¦n tiene tiempo para hablar consigo mismo? ?Cu¨¢nta gente habla consigo misma? Me temo que muy poca.
?La t¨¦cnica, a diferencia del arte, est¨¢ al servicio mec¨¢nico de la inteligencia; el arte est¨¢ al servicio espont¨¢neo de la vitalidad.
¡ªH¨¢bleme de la importancia del arte.
¡ªEl arte es algo prodigioso. Y dentro de la creaci¨®n humana la raz¨®n tambi¨¦n es prodigiosa e importante. Pero el arte tiene una espontaneidad especial, consecuencia de un largo aprendizaje. No es que se invente f¨¢cilmente. El arte es una proximidad a la profundidad del mundo.
?Del mismo modo, la vida espiritual es una aproximaci¨®n a la profundidad del mundo. Yo leo a los m¨ªsticos y estos tienen raz¨®n. Pero tambi¨¦n es un arte, no un dogma. La prueba es que muchos m¨ªsticos fueron perseguidos por los te¨®logos.
¡ª?Cu¨¢l es el papel de las mujeres en el momento actual? Muchos dicen que el cambio vendr¨¢ de la mano de las mujeres.
¡ªEl papel de las mujeres es educarse femeninamente y no para sustituir al hombre, ni para imitarlo; no para ser suced¨¢neo ni otro tipo de servidor del hombre, sino para tener la mente libre e independiente.
?La humanidad est¨¢ todav¨ªa por civilizar. Desde Grecia hemos progresado t¨¦cnicamente de una manera incre¨ªble, fabulosa; pero nos seguimos asesinando y matando por ansias de poder o por peque?as rivalidades.
¡ª?Cu¨¢l es su sue?o?
¡ªYo ahora no aspiro m¨¢s que a morir en paz sin dar la lata a mucha gente. Sobre todo a mi mujer y a las personas que me quieren. Hacerlo apaciblemente, como es debido y con tranquilidad.
¡ª?Y su sue?o para la humanidad?
¡ªVivir pac¨ªficamente. Pero no tengo muchas esperanzas.
¡ª?Es que ha perdido la esperanza cuando dice que no tiene muchas esperanzas?
¡ªNo, pero hay que hacerlo.
?Hay que decir no y no, ya est¨¢. No es una cuesti¨®n de esperanza, sino de creer en la vida, de asombrar a la vida.
?El Bhagavad Gita dice que las batallas hay que darlas independientemente de su resultado, ganar¨¦ o perder¨¦ pero yo tengo que decir esto. Es el deber frente a la conveniencia, la ¨¦tica frente al inter¨¦s mercantil. Todos los valores que esta civilizaci¨®n ha tenido y que ha ido echando por tierra son lo que hay que restaurar en otro marco distinto.
Jos¨¦ Luis se levanta, camina por la sala y me invita a observar el mar azul frente al que trabaja.
¡ªEste mar lo he comprado. No todo, solo el trozo que ve ahora.
R¨ªo, me toma el pelo.
¡ª?No me cree? Mire usted, yo har¨ªa exactamente lo mismo con este mar de aqu¨ª enfrente si fuera m¨ªo. Lo mirar¨ªa, lo disfrutar¨ªa y lo dejar¨ªa abierto a todos los dem¨¢s. ?Para qu¨¦ necesito comprarlo? ?Para qu¨¦? ?Ya es hora de despertar!
El anciano se apoya ahora en la pared, baja la voz, mira a Olga y hace un gesto con los ojos que me obliga a acercarme m¨¢s para escucharle.
La luz del sol entra a borbotones y acaricia su fr¨¢gil cuerpo. Su rostro se desdibuja como si fuera a desaparecer. No voy a volver a verle m¨¢s, y lo s¨¦. Cuando lo intento, su secretaria me dice que est¨¢ muy d¨¦bil y que no puede recibirme. "?Para qui¨¦n vivir? Para aquellos que nos necesitan porque aun en nuestro decaimiento somos sus colaboradores en su hacerse", dice en La escritura necesaria. Jos¨¦ Luis Sampedro muri¨® mes y medio despu¨¦s. Estaba en el lecho y pidi¨® un campari. Lo tom¨® y luego dijo: "Me siento mejor". Despu¨¦s cerr¨® los ojos. Estaba tranquilo. No molest¨® a nadie, como ¨¦l quer¨ªa. Se fue como el agua del r¨ªo se funde en el mar.
¡ªEstoy cojo, casi ciego, casi sordo.
Jos¨¦ Luis Sampedro mira a su esposa Olga con devoci¨®n, y sigue habl¨¢ndome.
¡ªYo ya lo he hecho todo en la vida. Podr¨ªa morirme en cualquier momento si no fuera por ella, pero ella me necesita y yo la amo.
Voces sabias. El arte de vivir en tiempos de cambio. Paid¨®s Contextos. Barcelona, 2015. 240 p¨¢ginas. 17,50 euros. Electr¨®nico: 7,99.
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