Muere John Guillermin, director de ¡®El coloso en llamas¡¯ y ¡®King Kong¡¯
El cineasta brit¨¢nico falleci¨® el pasado domingo a los 89 a?os de un ataque al coraz¨®n


El nombre de John Guillermin dir¨¢ muy poco a los aficionados al cine, y sin embargo es muy dif¨ªcil encontrar a alguien que no haya visto una pel¨ªcula suya. Porque haber dirigido ?Alarma! Vuelo 502 secuestrado (1972), El coloso en llamas (1974), King Kong (1976) y Muerte en el Nilo (1978) ¨Cuna entrega de las investigaciones de H¨¦rcules Poirot repleta de anabolizantes en presupuesto y reparto- significa haber llegado a los cines y la televisiones de todo el mundo. Pocos realizadores dirigieron como ¨¦l con tan buena mano superproducciones en los setenta.
Guillermin falleci¨® el pasado domingo de un ataque al coraz¨®n en su residencia de Topanga Canyon (California) a los 89 a?os, aunque la noticia no se hizo p¨²blica hasta el mi¨¦rcoles por parte de sus familiares. La esposa del cineasta, Mary Guillermin, confirm¨® la noticia en su perfil de Facebook y dijo que su marido era una persona ¡°sensible y apasionada, repleta de fiereza¡±.

La carrera de este londinense ¨Cnacido en 1925- de padres franceses fue muy prol¨ªfica. Empez¨® como director de documentales en las Fuerzas Armadas tras haber estudiado en la Universidad de Cambridge. En los a?os cincuenta se curti¨® en pel¨ªculas brit¨¢nicas destinadas al gran p¨²blico. Una de ellas, Town on trial (1957), le hizo conocer a quien ser¨ªa su esposa durante m¨¢s de cuatro d¨¦cadas, la actriz Maureen Connell, y le dio suficiente prestigio como para saltar a Hollywood. De esos primeros esfuerzos The New York Times destac¨® en su estreno la calidad de Miss Robin Hood (1952); otro trabajo destacable, Yo fui el doble de Montgomery (1958), ahondaba en las maniobras de distracci¨®n de los aliados para que los nazis no se percataran de los preparativos del desembarco de Normand¨ªa.
As¨ª es como salt¨® a pel¨ªculas de gran presupuesto, tanto brit¨¢nicas como estadounidenses. Guillermin dirigi¨® dos tarzanes, La gran aventura de Tarz¨¢n (1959) y Tarz¨¢n en la India (1962), que contrarrestaban la falta de carisma de sus protagonistas, Gordon Scott y Jock Mahoney, con su ultrarrealismo¡ si eso puede existir en una pel¨ªcula de Tarz¨¢n. A Peter Sellers le dirigi¨® en el drama Hasta el ¨²ltimo aliento (1960) y en la comedia El mayor mujeriego (1962), ambas con relativo ¨¦xito.
Pero el fuerte de Guillermin fueron las pel¨ªculas de acci¨®n con gran presupuesto. Esto se empez¨® a ver en El robo al Banco de Inglaterra (1960) y en Ca?ones en Batasi (1964), y se confirm¨® con Las ¨¢guilas azules (1966), un filme sobre los enfrentamientos a¨¦reos en la I Guerra Mundial desde el punto de vista alem¨¢n (con su protagonista, George Peppard, rod¨® del tir¨®n este filme, La senda del crimen y Castillo de naipes). As¨ª lleg¨® El puente de Remagen (1969), que ilustra la batalla en ese puente sobre el r¨ªo Rhin al final de la II Guerra Mundial. Cada pel¨ªcula era un paso m¨¢s hacia la gran producci¨®n: en la infravalorada ?Alarma! Vuelo 502 secuestrado dirigi¨® a Charlton Heston (y Maureen Connell hizo su ¨²ltimo trabajo en el cine), y su buena mano le otorg¨® la posibilidad de El coloso en llamas.
Pero antes dirigi¨® una de sus mejores pel¨ªculas, que sin embargo pasa inadvertida en la mayor parte de sus biograf¨ªas, Shaft en ?frica (1973), que cierra la trilog¨ªa del detective afroamericano y que denota un cari?o por los personajes secundarios por parte de Guillermin, algo que se remarcar¨ªa en su siguiente trabajo.
El coloso en llamas (1974), protagonizada por Paul Newman, Steve McQueen, William Holden y Faye Dunaway, se alz¨® con el Oscar a la mejor canci¨®n original, mejor montaje y mejor fotograf¨ªa. Adem¨¢s fue candidata a mejor pel¨ªcula, decorado, banda sonora (de John Williams) y mejor actor secundario (Fred Astaire). A menudo reducida como otra de las superproducciones sobre grandes desastres que proliferaron en los a?os setenta, El coloso en llamas es algo m¨¢s: el incendio de una torre reci¨¦n inaugurada de 138 pisos contiene estupendas interpretaciones (y eso que parec¨ªa imposible poner orden entre tanta estrella, empezando por la pareja McQueen-Newman), un gran pulso narrativo, buena definici¨®n de personajes y supuso todo un reto en Hollywood para crear el decorado.
Sin embargo, todo eso no estaba en su siguiente pel¨ªcula, King Kong, una nueva versi¨®n producida por Dino De Laurentis, que supuso el debut en el cine de Jessica Lange, y en la que estaban tambi¨¦n Jeff Bridges y Charles Grodin. Logr¨® tanta taquilla como cr¨ªticas nefastas.
El Poirot de Muerte en el Nilo parec¨ªa reconducir su carrera. Pero Guillermin siempre fue su propio enemigo: tipo de muy mal car¨¢cter, eg¨®latra, hay innumerables declaraciones de gente que trabaj¨® a su lado sobre su irascibilidad. A lo largo de su carrera fue apartado de varias producciones por su megaloman¨ªa: cuando las cosas iban bien, no hubo muchos problemas, porque siempre hab¨ªa otros proyectos; pero en cuanto su carrera comenz¨® a declinar, se cerraron las puertas. Despedido de S¨¢hara (1983), volvi¨® al mundo de Tarz¨¢n ¨Cal menos a ese estilo de personaje- con Sheena (1984), una producci¨®n en la que muri¨® su hijo, Michael-John, en accidente de tr¨¢fico. En 1986 rod¨® King Kong 2, con la entonces emergente Linda Hamilton, que ven¨ªa de Terminator, y que era a¨²n m¨¢s rid¨ªcula que su precedente. Ya solo dirigi¨® un telefilme, Perseguido en Arizona (1988), con Kris Kristofferson.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
