Redescubrir a Wifredo Lam
Una retrospectiva en el Centro Pompidou redefine la obra del artista cubano, situ¨¢ndola en el primer rango de la modernidad pict¨®rica
La retrospectiva consagrada al pintor cubano Wifredo Lam (1902-1982), reci¨¦n inaugurada en el Centro Pompidou, parte de un admirable objetivo: sacarlo de la esquina en el que la historia del arte le ha arrinconado para subirlo al podio de la modernidad pict¨®rica. El museo parisino alberga la mayor retrospectiva dedicada al artista desde su muerte, a trav¨¦s de una completa panor¨¢mica que abarca la totalidad de su producci¨®n con 400 lienzos, ilustraciones, fotograf¨ªas y documentos privados. La exposici¨®n recorre el camino que le llev¨® del sombr¨ªo academismo hispanizante que caracteriz¨® su principio como pintor, a las enormes obras postcubistas que logr¨® exponer en el MoMA y otros grandes museos. La exposici¨®n aspira a situar a Lam entre los principales nombres de vanguardia del siglo pasado, pese a que nunca alcanzara el estatus de Picasso, Braque o L¨¦ger, con quienes entabl¨® amistad en el Par¨ªs de finales de los a?os 30.
Lam estuvo exiliado en Espa?a y en Francia antes de volver a su Cuba natal al estallar la Segunda Guerra Mundial. Reivindic¨® el multiculturalismo
El Pompidou pretende as¨ª poner fin al relativo olvido acontecido en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas. "Lam nunca ha dejado de ser expuesto, pero las retrospectivas de envergadura no han abundado. Hab¨ªa llegado la hora de examinar su obra de una forma m¨¢s justa y precisa", admite Catherine David, una de las grandes comisarias francesas, que fue la primera mujer nombrada directora art¨ªstica de Documenta en 1997. "Tuve en cuenta que la mayor¨ªa de visitantes ya no conocen a Lam, o bien tienen un conocimiento parcial de su obra, a menudo ce?ido a un momento de su trayectoria o a un ¨²nico eje de reflexi¨®n. Mi principal misi¨®n fue evitar la lectura culturalista o esencialista, que suele tratar a Lam de artista afrocubano o incluso latino. En realidad, ese tipo de categor¨ªas no aparecen hasta finales de los setenta, mucho despu¨¦s de su momento de gloria durante los cuarenta y cincuenta, y resultan insuficientes para comprender una obra de una inmensa complejidad", a?ade David.
En una entrevista realizada en 1976 por el cr¨ªtico Max-Pol Fouchet, Lam afirm¨®: "Quer¨ªa de todo coraz¨®n pintar el drama de m¨ª pa¨ªs y expresar en detalle el esp¨ªritu negro y la belleza del arte de los negros. De esta manera pod¨ªa actuar como un caballo de Troya del cual saldr¨ªan figuras alucinantes, capaces de sorprender y perturbar los sue?os de los explotadores". De esa voluntad surgi¨® La jungla, su obra m¨¢s conocida, adquirida por el MoMA en 1943, que caus¨® gran alboroto al ser colgada en el vest¨ªbulo del museo y toparse con la incomprensi¨®n de buena parte de la intelligentsia neoyorquina de la ¨¦poca. "A un nivel m¨¢s general, la met¨¢fora del caballo de Troya sirve para definir tambi¨¦n el resto de su obra", admite David. "Lam particip¨® plenamente en la aventura de la modernidad, introduciendo en ella elementos propios de zonas geoculturales que no hab¨ªan sido invitadas a la fiesta".
Pese a todo, la exposici¨®n ¨Cque har¨¢ escala en el Reina Sof¨ªa y en la Tate Modern en 2016¨C se esfuerza en descubrir otras aristas en una obra proteiforme, en la que se encuentran gui?os a Matisse (La ventana, 1935), a Gauguin (El despertar, 1938) y a las m¨¢scaras africanas de Picasso. "?l tiene derecho, por ser negro", habr¨ªa dicho el malague?o al descubrir el plagio. En sus cuadros se hallan tantas referencias a la santer¨ªa cubana, como a la iconograf¨ªa medieval de la alquimia (La boda, 1947). La inevitable conclusi¨®n es que su digesti¨®n de la vanguardia occidental ocupa un lugar tan importante en el conjunto como ese imaginario afrocubano al que, a menudo, se le ha reducido.
Hijo de chino canton¨¦s y criolla, Lam estuvo exiliado en Espa?a y en Francia antes de volver a su Cuba natal al estallar la Segunda Guerra Mundial. Reivindic¨® un multiculturalismo que, por aquel entonces, no estaba particularmente al uso. El arte se reg¨ªa con el sistema binario del primitivismo, en el que cualquier depositario de un ¨¢pice de exotismo deb¨ªa situarse inevitablemente al otro lado del lienzo, adoptando el papel de modelo idealizado, pero tambi¨¦n habitualmente pasivo.
Si su obra est¨¢ te?ida de reivindicaci¨®n social, en plena eclosi¨®n del tercermundismo pol¨ªtico (a ¨¦l hace referencia expl¨ªcita su cuadro El tercer mundo, de 1966, de su etapa tardosurrealista), el compromiso de Wifredo Lam nunca se sirvi¨® de pancartas. "Pese a su condici¨®n de hombre afectado por los grandes dramas del siglo pasado, que se desplaz¨® por el mundo durante el periodo de las grandes guerras, en su obra no existen los esl¨®ganes. En realidad, se trata de una gran obra po¨¦tica", confirma David. "Su mundo no es autista y se encuentra en ¨®smosis con la realidad que la rodea, pero funciona con sus propias reglas. En una era en la que muchos se contentan con la gesticulaci¨®n militante, su obra propone un mundo mucho m¨¢s ambicioso, que exige un esfuerzo particular a quien quiera adentrarse en ¨¦l. La obra de Lam no es intelectualmente complicada, pero s¨ª resulta dif¨ªcil de categorizar". Eso explicar¨ªa, seg¨²n la comisaria, ese arrinconamiento que ahora aspira a que sea superado, y se convierta en historia.
Wifredo Lam. Centro Pompidou. Par¨ªs. Hasta el 15 de febrero de 2016.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.