De ¡®hipster¡¯ a ¡®hacker¡¯
A menudo olvidamos, nos recuerda John William Wilkinson en el pr¨®logo de su libro, que sin el poder¨ªo de los Estados Unidos es m¨¢s que improbable que el ingl¨¦s hubiera llegado a convertirse en la lengua franca global que es ahora. Si venciera la opci¨®n de irse en ese refer¨¦ndum que proyecta Cameron para saber si los brit¨¢nicos desean seguir en la Uni¨®n, se dar¨ªa una de las m¨¢s estramb¨®ticas iron¨ªas ling¨¹¨ªsticas de la historia. Porque de pronto, nada menos que la Rep¨²blica de Irlanda ser¨ªa el ¨²nico pa¨ªs miembro de la Uni¨®n que tendr¨ªa el ingl¨¦s como lengua oficial (privilegio que comparte con el cooficial ga¨¦lico). Si eso sucediera, los alemanes no dejar¨ªan pasar su oportunidad para imponer su propia lengua, puesto que al menos desde los tiempos de Bismarck lo est¨¢n intentando. Fue precisamente el canciller Bismarck quien dijo que el factor decisivo de la historia moderna era sin duda ¡°el hecho de que los norteamericanos hablaran ingles¡±. No pudo ser m¨¢s intuitivo, y si no que lo pregunten a Hitler.
En cualquier caso, si los alemanes lograran imponer su lengua ¨Cun deseo evidente de Merkel y compa?¨ªa- tendr¨ªan que hacer un esfuerzo tit¨¢nico, dice John William Wilkinson, para renunciar a ali?ar casi todas las frases que pronuncien con sabrosos anglicismos. Precisamente de anglicismos trata De hipster a hacker (Pons idiomas), el libro de John William Wilkinson, poeta y periodista irland¨¦s, al que no hay que confundir con el famoso industrial brit¨¢nico, ni con Jonny Wilkinson, el gran jugador de rugby que se retir¨® en Toulon.
A trav¨¦s de doscientos microrrelatos, en los que siempre se parte de la idea de que ning¨²n extranjerismo es malo por el solo hecho de serlo, Wilkinson sintetiza la historia de doscientas palabras inglesas que conviven casi con naturalidad ya entre las nuestras. En cada una de las entradas de su libro, a cual m¨¢s erudita y divertida, el autor nos lleva con agilidad por el breve camino de la biograf¨ªa de un neologismo o anglicismo habitual en el castellano de hoy. Y as¨ª descubrimos, a trav¨¦s de sus doscientos microrrelatos, el origen y la siempre enloquecida evoluci¨®n de palabras como catering, crowdfunding, hacker, hip, hipster, kindle, lobby, staff, streaming, swing, wiki, yes, entre tantas otras.
En John William Wilkinson tenemos a un maestro de las formas breves, a un duende de las columnas m¨ªnimas. En los doscientos ¡°cuentos s¨²bitos¡± de De hipster a hacker hay investigaci¨®n, precisi¨®n, humor. ?Humor irland¨¦s? Posiblemente, aunque este poeta es ¡°residente en Barcelona desde hace cuarenta a?os¡±, y as¨ª quiere ser visto. No hace mucho comentaba Juan Mars¨¦ a los amigos que, desde que hojea De hipster a hacker, ya no hay anglicismo que se le resista. Encima, me dije, el libro de este irland¨¦s que es de Barcelona y tiene a su familia en Australia, es ¨²til. Y a ciencia cierta (o incierta) que lo es. Util¨ªsimo. Lo consulto a todas horas, y a este paso acabar¨¦ hablando ingl¨¦s sin haberlo estudiado nunca. Lo hablar¨¦ cuando ya no haga falta, porque todos hablaremos ya alem¨¢n.
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