Adi¨®s a todo eso
Cesc Gay cuenta muy bien esta tragedia que a veces se transforma en comedia. Posee sutileza y matices
Afortunadamente nunca voy a prever como va a ser el desarrollo en las historias que cuenta ese director tan personal como inquietante llamado Cesc Gay, pero s¨¦ que cuando est¨¢ m¨¢s inspirado o yo m¨¢s receptivo esos retratos de seres humanos y situaciones tan reconocibles me van a provocar identificaci¨®n, complejidad, cercan¨ªa y en alg¨²n momento un notable rubor al constatar que las miserias, mentiras, medias verdades y trampas con las que los personajes intentan enga?arse a s¨ª mismos o a lo dem¨¢s tambi¨¦n son las m¨ªas.
Hay pel¨ªculas de este hombre que me sorprenden y me envuelven mientras que las veo, pero que siguen dando vueltas en mi cabeza mucho tiempo despu¨¦s. En mi caso, estoy hablando de la m¨¢s que curiosa Kr¨¢mpack y de las esplendidas En la ciudad y Una pistola en cada mano. Lo que ocurre en ellas es cotidiano pero tambi¨¦n excepcional, malsano y luminoso, angustioso y realista, revelador de que la persona que se ha inventado ese universo urbanita sabe muchas cosas de la naturaleza humana y que en ¨¦sta conviven incertidumbres y seguridades, miedo y esperanza, anverso y reverso, anhelos y derrumbe, lo que expresamos y lo que ocultamos, necesidad de refugio afectivo y soledad, generosidad y ego¨ªsmo. Ambas terminan con una reuni¨®n colectiva entre esa pandilla de amigos de la que antes hemos conocido sus dilemas en pareja o a solas, su desconcierto, su fracaso o su intento de ponerse de acuerdo con la vida.
TRUMAN
Direcci¨®n: Cesc Gay.
Int¨¦rpretes: Ricardo Dar¨ªn, Javier C¨¢mara, Dolores Fonzi.
G¨¦nero: drama. Espa?a, 2015.
Duraci¨®n: 108 minutos.
Si en las anteriores los amigos no se dec¨ªan adi¨®s, solo como en la canci¨®n un ¡°pasa la vida¡±, en Truman, Cesc Gay hablan de una despedida definitiva, ya no habr¨¢ encuentros ni desencuentros, la inminente muerte con formato de c¨¢ncer est¨¢ llamando insistentemente a la puerta y no hay forma de que el depredador ofrezca treguas o se largue. Y hay que poner las cosas en orden antes de largarse. O sea, pasar tres d¨ªas compartiendo recuerdos, ri¨¦ndose, cont¨¢ndose lo que jam¨¢s se hab¨ªa expresado, disimulando el pavor, con el colega que sabe casi todo de ti y t¨² de ¨¦l, alguien que vive en Canad¨¢, lleva una existencia pl¨¢cida, viene a ofrecer ayuda, complicidad y consuelo al moribundo. Los ¨²ltimos tiempos de ¨¦ste deben de haber sido duros. No tiene un euro. Todo en ¨¦l huele a intemperie: afectiva, familiar, econ¨®mica, profesional existencial. Y el moribundo tiene pasado y vete a saber si se ha merecido tanto infortunio. Pero como el capit¨¢n Alatriste, es un hombre valiente. Aunque est¨¦ acojonado se refugia en la causticidad, sabe re¨ªrse de s¨ª mismo, no es un llor¨®n, o lo hace a solas. Tiene cuentas pendiente con un hijo al que siente perdido (emocionante secuencia la de ese ¨²ltimo encuentro en ?msterdam). Tiene un desgarrador problema con la futura orfandad de su perro. Y poco m¨¢s. Solo necesita coraje para acortar el infierno.
Cesc Gay cuenta muy bien esta tragedia que a veces se transforma en comedia. Posee sutileza y matices, sentimiento, jam¨¢s sensibler¨ªa ni tentaciones de manipular al espectador. Y dispone de Ricardo Dar¨ªn, un actor que est¨¢ mas all¨¢ del elogio, haci¨¦ndose mutuamente un regalo extraordinario. Y un muy meritorio Javier C¨¢mara enfrent¨¢ndose con temple a un peso pesado, sabiendo escuchar, sin perder el ritmo que le exige el impresionante Dar¨ªn.
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