El Nacional de las Letras reconoce la naturalidad biling¨¹e de Carme Riera
"Me gusta tender puentes, no destruirlos", afirma la acad¨¦mica de la Lengua, que reclama un mayor conocimiento en Espa?a de la aportaci¨®n del catal¨¢n, gallego y euskera
¡°Es que los muertos son silenciosos... Bueno, algunos, no¡±, dice con la fina iron¨ªa mallorquina que la caracteriza la escritora y miembro de la Real Academia de la Lengua (RAE) Carme Riera (Palma, 1948) ante el silencio que reina en la terraza de su casa de Barcelona, que da a la parte trasera del viejo cementerio de Sarri¨¤. Una quietud que s¨®lo rompe el cimbreo del m¨®vil. Son 89 llamadas perdidas en apenas una hora, el lapso que hace que se sabe que es la flamante premio Nacional de las Letras Espa?olas que el Ministerio de Educaci¨®n, Cultura y Deporte le otorg¨® ayer, con sus 40.000 euros, por ¡°la alt¨ªsima calidad de su obra en catal¨¢n y castellano, en la que se combina la creaci¨®n literaria con la investigaci¨®n y la divulgaci¨®n¡±. ¡°Han exagerado la nota por lo de alt¨ªsima; pero estoy contenta y lo acepto como reconocimiento a una trayectoria porque lo que s¨ª he sido es una enorme trabajadora; b¨¢sicamente para no tener tiempo para mirarme en el espejo...¡±.
Taimada, Riera sabe que el galard¨®n llega en un momento tenso de las relaciones entre Espa?a y Catalu?a, por lo que en su elecci¨®n pueda sospecharse un trasunto pol¨ªtico: su obra de creaci¨®n (22 t¨ªtulos, entre relatos, novelas y literatura infantil y juvenil) es toda originalmente en catal¨¢n y la ensay¨ªstica (una docena, con especial enfasis en Cervantes y la Escuela de Barcelona: Barral, Gil de Biedma, los Goytisolo...) es en castellano. ¡°Para mi eso es un hecho natural: creo en catal¨¢n, que es mi lengua materna y luego lo traduzco, y hago no ficci¨®n en castellano y eso tiene que ver con lo maravillosa posibilidad de tener dos lenguas; soy, adem¨¢s, de las que me gusta tender puentes, nunca destruirlos¡±, afirma siendo consciente de una funci¨®n que puede recaer hoy en pocos intelectuales en Catalu?a, como sucediera con el editor Josep Maria Castellet, que gan¨® hace cinco a?os este mismo galard¨®n.
¡°Soy el octavo catal¨¢n que recibe el premio en 31 a?os, no me parece mala proporci¨®n; llama m¨¢s tristemente la atenci¨®n que sea s¨®lo la cuarta mujer... Pero quien quiera hacer lecturas pol¨ªticas, que las haga, en cualquier caso es una demostraci¨®n de que es exagerado esto de que a los catalanes no nos quieren en el resto del Estado y de que siempre nos ponen el dedo en el ojo desde Madrid¡±. Directa como es, va m¨¢s all¨¢: ¡°Lo que s¨ª hay, y mucho, es desconocimiento de la literatura en catal¨¢n en el resto del Estado, pero tambi¨¦n de la gallega o de la en euskera: somos el 45% del territorio con una aportaci¨®n y riqueza cultural notable y la gente prefiere antes, seguramente por desconocimiento, una novela de Paul Auster a una de Jaume Cabr¨¦, pero no creo que por escribir en catal¨¢n seamos rechazados¡±. Y ahonda: ¡°Soy miembro de la RAE y, en cambio, no lo soy del Institut d¡¯Estudis Catalans, donde hay pocos escritores y menos mujeres; si escribiendo en catal¨¢n estoy en la academia castellana es que me deben querer m¨¢s all¨ª, ?no?... No, no todo lo malo viene de fuera¡±, sentencia.
¡°Lo digo claro y alto: no soy independentista y, a pesar de ser mallorquina, la actual situaci¨®n pol¨ªtica catalana me parece rid¨ªcula: Artur Mas iba cuarto en las listas con tres por delante para hacer saltar las minas pero ahora quiere ser el elegido y su CDC sac¨® 29 diputados pero no se va... No lo veo claro¡±, afirma quien desde junio de este a?o es presidenta de CEDRO (¡°Casi me cuesta dinero pero es importante reivindicar los derechos de los escritores en un pa¨ªs que no cuida la cultura¡±) y le preocupa, como catedr¨¢tica de Literatura de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona,? sobremanera la incultura de los estudiantes: ¡°Hace 10 a?os que no puedo explicar nada porque carecen de referentes: no han le¨ªdo a Cervantes ni saben qui¨¦n es Rodoreda: el otro d¨ªa dije que Blas de Otero entr¨® en el PC y creyeron literalmente que se hab¨ªa introducido en un ordenador¡±.
Tiene Riera una sensaci¨®n "agridulce". Lo explica el espejo: la hoy Nacional de las Letras ten¨ªa, con siete a?os, serios problemas de lectura para pavor de su padre, fi¨®sofo de instituto y disc¨ªpulo de Zubiri, que lo arregl¨® recit¨¢ndole a Rub¨¦n Dar¨ªo: ¡°No hab¨ªa manera que aprendiera porque no me interesaba lo que le¨ªa; cuando interesa, es un camino fascinante; luego tuvieron que cerrarme la biblioteca familiar con llave y prohib¨ªrmelo¡±. Tambi¨¦n este a?o se cumplen 40 desde su debut con Te deix, amor, la mar com a penyora, que fueron relatos de ese cadencioso lirismo que tanto la caracterizan porque le parec¨ªa que es lo que se asemejaba m¨¢s a la poes¨ªa que hac¨ªa hasta 1971: ¡°Nunca la publicar¨¦ por mala¡±. Tambi¨¦n el espejo ha devorado a muchas de su mejores amigas: Montserrat Roig y, m¨¢s recientemente, Ana Mar¨ªa Matute y su agente Carmen Balcells (¡°me dijo que no me preocupara cuando muriera porque har¨ªa milagros desde el cielo y as¨ª lo ha hecho ahora, sobornando al jurado, claro¡±). Por eso tambi¨¦n lo del refugio en el trabajo: ultima una novela ambientada en parte en el XIX y, cuando acabe, abordar¨¢ sus recuerdos de la gente de la Escuela de Barcelona, al estilo de los Los escenarios de la memoria de Castellet. Esos muertos no tan silenciosos.
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