El coraz¨®n de las tinieblas

Trabajos como Burden of dreams (1982), de Les Blank, y?Hearts of Darkness: A filmmaker¡¯s Apocalypse (1991), de George Hickenlooper, lograron capturar, con maestr¨ªa, la paradoja del alumbramiento de sendas obras excelentes ¨CFitzcarraldo (1982) y?Apocalypse Now (1979)- en el seno de enloquecedores rodajes-pandem¨®nium. Sin brillar a su altura ¨Cpues sus maneras expresivas est¨¢n m¨¢s cerca del reportaje o del dilatada extra para DVD-,?Lost Soul. El viaje maldito de Richard Stanley a la isla del dr. Moreau se suma a esa familia como estimulante cara B: en esta ocasi¨®n, un rodaje infernal no desemboc¨® en gloria, sino en una pel¨ªcula rid¨ªcula, de hinchado presupuesto, que toc¨® de muerte la carrera cinematogr¨¢fica del art¨ªfice del proyecto y condicion¨® la suerte profesional de muchos de sus implicados.

La isla del Dr. Moreau (1996) fue concebida por Richard Stanley ¨Cdespedido a los pocos d¨ªas de iniciado el rodaje-, terminada por un tir¨¢nico y desapegado John Frankenheimer y saboteada sucesivamente por el ego de Val Kilmer, las excentricidades de Marlon Brando, las condiciones clim¨¢ticas y la inquebrantable Ley de Murphy. Una cr¨®nica fascinante donde intervienen la brujer¨ªa, el narcisismo y la megaloman¨ªa de una industria en estado de exaltaci¨®n descontrolada. Un documental mejorable, pero con un relato francamente irresistible.