Daniel Samper: ¡°Todos quer¨ªamos ser el caballo ¡®Triguero¡±
El autor colombiano novela la pugna por la popularidad entre el dictador Rojas Pinilla y un caballo de carreras
Daniel Samper, escritor y periodista nacido hace 70 a?os en Bogot¨¢, recuerda que jugaba al hip¨®dromo con otros ni?os en el suelo. Cada uno pon¨ªa su chapa sobre las baldosas, eleg¨ªa el nombre de un caballo y tiraba los dados. ¡°Y la primera pelea era qui¨¦n iba a ser Triguero. Todos quer¨ªamos ser Triguero, y hab¨ªa que sortearlo¡±, cuenta divertido ahora. Esa memoria de cuando ¨¦l ten¨ªa ocho a?os ha dado pie a la novela Jota, caballo y rey (Alfaguara), que acaba de presentar en Madrid, la ciudad donde vive seis meses al a?o (la otra mitad la suele pasar entre Bogot¨¢ y Cartagena de Indias).
Triguero era un caballo de carreras al que los colombianos de los a?os cincuenta tomaron como un h¨¦roe, ¡°a falta de otros¡±. Imbatible en el hip¨®dromo, mostr¨® una superioridad aplastante incluso frente a los purasangres chilenos, entonces los m¨¢s prestigiosos de Am¨¦rica. Despert¨® tal grado de admiraci¨®n, que el dictador Gustavo Rojas Pinilla lleg¨® a sentir celos de ¨¦l¡ y se dispuso a actuar en consecuencia.
Samper parte de aquellos datos hist¨®ricos para recrear esa ¨¦poca en una novela ¡ªmuy documentada en los detalles¡ª donde se cruzan la amistad de dos muchachos vinculados al hip¨®dromo, las intrigas que rodearon al presidente de la Rep¨²blica y la velocidad del caballo.
Rojas Pinilla fue un dictador, s¨ª, pero no se le puede alistar con los sangrientos asesinos de los a?os setenta y ochenta, como Videla o Pinochet.? ¡°Pertenece a la camada de dictadores tropicales de los a?os cuarenta, en la que ¨¦l era de los m¨¢s ben¨¦volos¡±, explica Samper. ¡°Es una ¨¦poca de Colombia en la que un gobierno ultraconservador y represor es derrocado por un golpe de Estado que cuenta con el apoyo de la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos y de los pol¨ªticos. Y as¨ª llega al poder el jefe del Ej¨¦rcito, Rojas Pinilla, que ni siquiera lo estaba buscando. Lo ponen ah¨ª porque ¨¦l pod¨ªa garantizar a todos que cesara la violencia que se hab¨ªa desatado¡±
Triguero era un caballo de carreras al que los colombianos de los a?os cincuenta tomaron como un h¨¦roe
Su primer a?o fue bueno, y todo mejor¨®. ¡°Pero en vez de convocar elecciones y salir a hombros, se emborracha de poder y acaba saliendo por la puerta de atr¨¢s a porrazos¡±. La novela no llega hasta ah¨ª (aunque el dictador ya apunta maneras), sino que se desarrolla durante ese primer a?o. ¡°Es el ¨²ltimo a?o en el que yo recuerdo una ola de optimismo en Colombia. Incluso yo lo percib¨ªa en el colegio, era un a?o de mucha esperanza en que las cosas salieran bien¡±. Y no salieron.
De aquella frustraci¨®n, rememora ahora Samper ante un cortado en una mesa del caf¨¦ Gij¨®n de Madrid, a¨²n se sufren secuelas. ¡°Aquella ¨¦poca pod¨ªa haber cambiado la historia de Colombia para bien. Pero Rojas Pinilla frustr¨® ese sue?o nacional cuando se dej¨® llevar por sus amigos para hacer un gobierno aut¨®crata. El pa¨ªs lo saca a patadas, y luego regresa como candidato populista veinte a?os despu¨¦s. ?Y gana! Sin embargo, el Gobierno en funciones hace cuatro malabares con los votos del departamento de Nari?o y comete fraude electoral en favor de Misael Pastrana. La guerrilla urbana del M-19 naci¨® ah¨ª¡±.
Ese primer a?o ilusionante de Rojas Pinilla permite a Samper desarrollar su proverbial humor y retratar al dictador ingenuo. La novela comienza mostr¨¢ndolo desnudo en su ducha del palacio presidencial y sin que le salga agua caliente. As¨ª, la primera imagen que ofrece al lector es la de ¡°un hombre empeloto que se muere de fr¨ªo¡±.
¡°En vez de convocar elecciones y salir a hombros, Rojas Pinilla se emborrach¨® de poder"
Entre los personajes de la trama destacan dos zagales de muy diferente condici¨®n social, de muy distinto lenguaje y de equipos de f¨²tbol rivales. Pero ¡°hay diferencias que unen, y que facilitan la broma y la pulla¡±, explica ahora el autor. Los dos se conocen en el hip¨®dromo y adoran a Triguero. El uno, Juancho (o Jota), cumple un penoso trabajo en las cuadras. El otro, Rafaelito, es el hijo del veterinario. Ambos construyen en la novela una amistad a prueba de bombas y de malentendidos. (Jota le dice a Rafaelito ante un chisme: ¡°Yo s¨¦ que usted no dijo eso¡±. Quiz¨¢s no hay mejor prueba de amistad).
Jota, caballo y rey es un ejemplo peculiar del g¨¦nero de las novelas de dictadores, tan latinoamericano
¡°El chico de clase popular madura m¨¢s temprano¡±, resume Samper. ¡°El inferior est¨¢ educado por la calle y es el maestro del otro. Rafael sigue los pasos de Juancho y hay una transformaci¨®n, porque en determinado momento Rafael coge las riendas y el otro lo acepta. Para eso hace falta una crisis que transforma a Rafael en un adulto¡±.
La figura de Juancho est¨¢ inspirada en la infancia de Lucho Garz¨®n, exalcalde izquierdista de Bogot¨¢. De mozo tambi¨¦n trabaj¨® en las cuadras y quiso ser jinete, pero, como le suced¨ªa al personaje, med¨ªa y pesaba demasiado.
La figura de Juancho est¨¢ inspirada en la infancia de Lucho Garz¨®n, exalcalde izquierdista de Bogot¨¢
La dictadura de Rojas Pinilla tiene mucho de grotesca, como todas las dictaduras. Y a eso se a?ade la visi¨®n personal de Samper, tan humorista como periodista o escritor. ¡°No s¨¦ escribir de otra manera¡±, se disculpa. "Me gustar¨ªa escribir como nuestros grandes escritores serios, pero no me da el talento. Y como s¨¦ que tengo alguna fortaleza escribiendo cuestiones de humor, procuro aprovecharla y escoger un tema que se preste. Si yo escribo Crimen y castigo [Dostoievski], al final se va a resbalar Rask¨®lnikov y no mata a la vieja".
De ese modo, Jota, caballo y rey es un ejemplo peculiar del g¨¦nero de las novelas de dictadores, tan latinoamericano. Nos conduce por una ¨¦poca de la historia sin ser exactamente novela hist¨®rica; construye un relato de humor sin apenas chistes y describe a malos que no son muy malos y a buenos que no son muy buenos: por ejemplo, ese dictador capaz de re¨ªrse de s¨ª mismo; o aquel ministro corrupto que siente un rapto de honradez decisiva; as¨ª como, del otro lado, un sorprendente traidor. Y sobre todo, esos dos ni?os que construir¨¢n entre ellos la fraternidad sincera que le falt¨® tanto tiempo a la clase dirigente de Colombia.
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