El hombre y el empresario: viaje a trav¨¦s de Jes¨²s de Polanco
La biograf¨ªa escrita por Mercedes Cabrera relata con rigor la infancia, la carrera y las batallas del fundador de Santillana y de EL PA?S y trata de "poner en valor" su legado
Jes¨²s de Polanco contestaba siempre. Llamadas, cartas, quejas, felicitaciones. Lo hac¨ªa en unas notas a mano, que a veces no pasaban de dos l¨ªneas, pero que han dado muchas pistas sobre su forma de resolver o su car¨¢cter, cercano, c¨¢lido, pero tambi¨¦n, a veces, iracundo. Son documentos minimalistas que aportan claves a un entramado complejo, el que este editor ejemplar construy¨® a base de visi¨®n, audacia, tempestades y una constante b¨²squeda de modernidad. Esos papeles, aparte de actas, cartas, notas y entrevistas con quienes le conocieron a fondo, han servido a Mercedes Cabrera para rematar una extensa y rigurosa biograf¨ªa, presentada ayer en el Espacio Bertelsmann de Madrid, junto al periodista I?aki Gabilondo y el editor de Galaxia Gutenberg, Joan Tarrida, firma que ha publicado el libro.
La catedr¨¢tica de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Pol¨ªticos en la Universidad Complutense, ministra de Educaci¨®n en el Gobierno de Zapatero entre 2006 y 2009, no conoci¨® mucho a Polanco, pero ha tenido d¨®nde hurgar. El archivo personal del editor y el de la Fundaci¨®n Santillana le han servido durante cuatro a?os para adentrarse en la personalidad de un hombre fundamental en la historia contempor¨¢nea espa?ola y latinoamericana.
Jes¨²s de Polanco (1929-2007). Capit¨¢n de empresas es el retrato de un ni?o que, forjado en la austeridad de su infancia y adolescencia de hijo menor con madre viuda en plena posguerra, supo construirse como patriarca decisivo, editor de referencia internacional y magnate de la comunicaci¨®n, en plena Transici¨®n.
Fue en ese contexto donde levant¨®, junto a Juan Luis Cebri¨¢n, presidente hoy del Grupo PRISA, presente ayer en el acto, al lado, entre otros, del expresidente del Gobierno Felipe Gonz¨¢lez y del director de EL PA?S, Antonio Ca?o, todo un imperio moderno de comunicaci¨®n en espa?ol. ¡°Las luchas por el control del capital no estuvieron desde un primer momento claras¡±, comenta la bi¨®grafa. Pero Polanco supo, en ese bosque de intereses donde desde el inicio de EL PA?S pugnaban mon¨¢rquicos inspirados por Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza, fraguistas con ambici¨®n de escorar la democracia a un conservadurismo todav¨ªa rancio e intelectuales con necesidad de un ¨®rgano elitista, fraguar un peri¨®dico abierto, plural, moderno y constructivo para la naciente democracia.
Al tiempo, su condici¨®n visionaria dentro del mundo en espa?ol, conformada desde muy joven, fue sirviendo para llegar a consolidar lo que EL PA?S representa hoy en su liderazgo global en una lengua que dominan 500 millones de personas. ¡°Tuvo un primer trabajo en el Instituto de Cultura Hisp¨¢nica. Eso le hizo ver las oportunidades de un mercado unido por el idioma. Cuando monta Santillana, pasa dos o tres meses al a?o en Am¨¦rica, acompa?ado frecuentemente por Pancho P¨¦rez Gonz¨¢lez, su socio hasta el final; hay una amplia correspondencia entre ambos que narra muy bien esos inicios¡±. Pero Am¨¦rica no s¨®lo le proporciona una visi¨®n de negocio, sino otra sensibilidad en lo referente a la Espa?a de Franco. ¡°Hab¨ªa crecido en un ambiente falangista; se consideraba flecha de joven¡±.
A principios de los setenta, se va construyendo la aventura de EL PA?S. ¡°Quer¨ªa entrar en alguna de las iniciativas de medios para la nueva ¨¦poca. Yo no sab¨ªa, por ejemplo, que tambi¨¦n se uni¨® al Grupo 16 antes de decidirse por lo otro¡±, asegur¨® Gabilondo, quien ha le¨ªdo la biograf¨ªa abrumado por la contundencia de los datos. Cabrera lo explica: ¡°Fue Jos¨¦ Ortega quien le anima a invertir y entra con Pancho P¨¦rez en el accionariado de manera muy discreta¡±. Tres acciones de 100.000 pesetas cada uno de ellos. El volumen aborda de lleno en ese periodo y la posterior guerra del accionariado, de la que tanto ¨¦l como Cebri¨¢n salieron consolidados, cada uno en su dominio: el director liderando la Redacci¨®n, y Polanco la empresa.
Tambi¨¦n analiza con detalle ataques posteriores, como el emprendido por el Gobierno de Aznar contra su figura. ¡°La guerra por el caso Sogecable y el f¨²tbol desencant¨® a muchos lectores de toda la vida. Yo entre ellos¡±, reconoce Cabrera. ¡°Pero estudiado despu¨¦s, aunque en aquel momento me pareciera que el peri¨®dico se pasaba en su defensa de una situaci¨®n injusta para sus intereses, he comprobado como todo fue una maniobra orquestada para acabar con ¨¦l, sin ninguna base legal¡±, comentaba la historiadora antes del acto. En el ¨¢nimo de Aznar entraba la obsesi¨®n por destruirle a ¨¦l y al grupo que consideraba culpable de que no hubiesen ganado antes las elecciones. ¡°As¨ª lo cre¨ªan y cuando acudieron, reci¨¦n conquistado el Gobierno, a la fiesta de celebraci¨®n de los 20 a?os del peri¨®dico [en 1996], en su discurso, Polanco asegur¨® que seguir¨ªan igual, defendiendo la independencia de su medio¡±.
Es algo de lo que fueron testigos muchos de los presentes ayer, desde sus equipos m¨¢s cercanos de PRISA y Santillana, a sus hijos, Ignacio y Manuel, que asistieron con sus esposas y los nietos del empresario, al igual que toda la familia de su socio, Pancho P¨¦rez Gonz¨¢lez. Desde anteriores directores de EL PA?S, como Joaqu¨ªn Estefan¨ªa, Javier Moreno o Jes¨²s Ceberio; al consejero delegado de PRISA, Jos¨¦ Luis Sainz, o fieles colaboradores como Emiliano Mart¨ªnez y gente cercana, caso de Guillermo de la Dehesa, Antonio Garrigues, o colaboradores desde los comienzos como Carlos Robles Piquer o Ricardo D¨ªez-Hochleitner, entre otros.
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