Viacrucis en el infierno helado
Unas maletas perdidas anticipan que este va a ser un relato de desvalimiento y fragilidad en un planeta extra?o, helado
Cerca del desenlace de la pel¨ªcula, la opacidad de un rostro parece ocultar el golpe de efecto o el giro inesperado que podr¨ªa acabar frustrando el largo e infernal proceso que han atravesado los protagonistas de este cuarto largometraje ¨Csegundo en solitario- de Daniela F¨¦jerman: Natalia y Daniel, una pareja espa?ola en proceso de adopci¨®n de un ni?o lituano. El rostro opaco es el del abuelo del muchacho, pieza clave para que todo se resuelva o se tuerza sin vuelta atr¨¢s, y, en buena medida, su naturaleza indescifrable es la que parece haber guiado a la directora y a su coguionista Alejo Flah a la hora de dise?ar el universo, al mismo tiempo veros¨ªmil y con cierta vocaci¨®n abstracta, en que se desarrolla esta mod¨¦lica aproximaci¨®n a un viacrucis recorrido por un buen n¨²mero de familias adoptivas.
LA ADOPCI?N
Direcci¨®n: Daniela F¨¦jerman.
Int¨¦rpretes: Nora Navas, Francesc Garrido, Larisa Kalpokaite, Sarunas Puidokas, Jordi Banacolocha, Jurij Scuckij.
G¨¦nero: drama. Espa?a, 2015.
Duraci¨®n: 96 minutos.
Unas maletas perdidas anticipan que este va a ser, ante todo, un relato de desvalimiento y fragilidad en un planeta extra?o, significativamente helado, as¨ª como vaciado de empat¨ªas y atravesado por barreras idiom¨¢ticas m¨¢s infranqueables que un cercado de alambre de espino. F¨¦jerman y Flah se abstienen de propinar golpes bajos al espectador, porque basta la eficacia expresiva de los rostros ¨Cy los cuerpos- de Nora Navas y Francesc Garrido para entenderlo todo. Ambos son actores capaces de engrandecer cualquier proyecto en el que se implican, pero aqu¨ª parece haber una completa comprensi¨®n de sus habilidades por parte de la directora, que enmarca el arduo recorrido emocional de los personajes en una puesta en escena sobria que somatiza la indiferencia del entorno. Muchos momentos invitan a pensar en que Nora Navas hubiese podido ser una grand¨ªsima actriz de cine mudo: hasta tal punto deja leer las contradictorias corrientes que discurren bajo su piel. A su lado, un espl¨¦ndido Garrido brilla transmutando fragilidad e impotencia en imprudentes explosiones de ira. La adopci¨®n aborda un problema (social) concreto, pero su verdad no es en absoluto coyuntural, sino universal.
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