Cuatrocientas p¨¢ginas de m¨¢s
Seg¨²n la publicidad del Premio Planeta, de la que fue finalista, la primera novela de adultos de Daniel S¨¢nchez Ar¨¦valo es un 'thriller' y una historia de superaci¨®n
Al comienzo del segundo cap¨ªtulo de La isla de Alice hay una cita de La isla del tesoro que resume las intenciones de Daniel S¨¢nchez Ar¨¦valo: ¡°¡ y las penosas reflexiones que pasaban por su cabeza le daban un aire tan rid¨ªculo y c¨®mico que sent¨ª tentaciones de sonre¨ªr¡±.
Resumamos la trama. Chris muere en un accidente de coche dejando a su joven mujer, Alice, embarazada y con una ni?a peque?a. Se supon¨ªa que Chris volv¨ªa del trabajo, pero el accidente lo tiene en una carretera en otra direcci¨®n. Las pesquisas de Alice para encontrar una respuesta al viaje secreto de su marido la llevan a Robin Island, una peque?a isla de Massachusetts, adonde decide mudarse con sus dos hijas.
Seg¨²n la publicidad del Premio Planeta, de la que fue finalista, la primera novela de adultos del director de cine y guionista Daniel S¨¢nchez Ar¨¦valo (Madrid, 1970) es un thriller y una historia de superaci¨®n. A esto a?adamos una declaraci¨®n del autor: su prop¨®sito es retratar a la clase alta estadounidense. Pero volviendo a la cita de Stevenson, y siendo generoso, La isla de Alice es el proyecto de una pel¨ªcula en la que tragedia y comedia convivan en un mismo plano. Adem¨¢s de un libro espa?ol para lectores espa?oles, con un gracioso extra?amiento por el habla castiza sacada de contexto. Y tambi¨¦n una novela de entretenimiento a la que sobran 400 p¨¢ginas.
S¨¢nchez Ar¨¦valo quiere meterlo todo: localizaciones, marcas comerciales, horarios de ferris, colores, expresiones locales, ¡°arrendajos azules¡±. Cada sospechoso es una excusa para perder el tiempo en la construcci¨®n del personaje y emborronar la historia. Hay desmesura en los detalles que s¨®lo cumplen la funci¨®n de crear verosimilitud. Y desconfianza en la sugerencia de la palabra. El autor se ha olvidado de quitar los andamios una vez construido el edificio. Y esto afecta a lo que hubieran sido puntos fuertes de La isla de Alice. Empezando por el delirio humor¨ªstico de una narradora que ya bromea a los pocos d¨ªas de la muerte de su marido. ?No hubiera sido m¨¢s sensata una elipsis de unos meses que dejara macerar la tragedia de Alice? Pero su verborrea es imparable. ¡°Estos di¨¢logos internos los ten¨ªa yo mucho antes de este drama¡±, se justifica. Otro ejemplo: Alice acaba de descubrir una pista para su investigaci¨®n cuando se marea en el coche. ¡°No, no hab¨ªa parado, pens¨¦ mientras bajaba la ventanilla. Me estaba mareando. De peque?a me mareaba siempre que viaj¨¢bamos en coche. Pero no me ha vuelto a pasar¡±. Y sigue una reflexi¨®n¡ y el lector est¨¢ a punto de abandonar.
S¨¢nchez Ar¨¦valo ha dicho que esta novela es su mejor pel¨ªcula. Obviando que un guion m¨¢s esquem¨¢tico (de 200 p¨¢ginas) tambi¨¦n funcionar¨ªa mejor como novela, esperamos que la pel¨ªcula conserve el desdoblamiento castizo y resuelva las interminables descripciones y justificaciones de la narradora (y/o del autor) con la evidencia de un plano de c¨¢mara de un segundo.
La isla de Alice. Daniel S¨¢nchez Ar¨¦valo. Planeta. Barcelona, 2015. 624 p¨¢ginas. 21,90 euros
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