Morbo

Hace 40 a?os hubo quien acus¨® de padecer delirios a la imaginaci¨®n del guionista Paddy Chayefsky por contar en la pel¨ªcula Network que, ante el baj¨®n de audiencia que sufre su programa, el trastornado presentador anuncia que en alguno de los siguientes se suicidar¨¢ en directo. Las negociaciones con la cadena se aproximan a la sordidez, pero finalmente le permiten que ejerza como una especie de evangelista furioso, expresando su hast¨ªo, sus predicciones apocal¨ªpticas, todo tipo de blasfemias. Y llega el ¨¦xito, la audiencia es masiva, la publicidad se multiplica, los ejecutivos bailan. Todo muy l¨®gico. Tambi¨¦n repugnante.

Intentas meterte en los inquietantes cerebros de los inventores de tanta mierda, en su conocimiento c¨ªnico y su desprecio hacia la condici¨®n humana, en el irresistible morbo que genera su oferta, su convicci¨®n avalada por el ¨¦xito de que el p¨²blico no posee m¨¢s de dos neuronas. Y recuerdo, no lo he so?ado, un antiguo y salvaje programa de Telecinco en el que los concursantes deb¨ªan acudir acompa?ados por su familia y amigos y les interrogaban sobre hechos progresivamente turbios de su vida. El premio en euros iba aumentando hasta extremos muy golosos si contestabas la verdad. Y el dilema que le planteaban a la codicia del interrogado era perverso. Al due?o de un restaurante le preguntaban si era cierto o falso que cuando se ca¨ªa al suelo la comida volv¨ªa a colocarla en el plato del cliente. A otro, que afirmara o negara que el d¨ªa de su boda se lo mont¨® con su cu?ada en el lavabo y sus genitales pillaron alguna enfermedad.

Me cuenta una amiga que ejerce de profesora en un colegio del extrarradio que, como prueba de admiraci¨®n y de amor, algunos alumnos le han asegurado que su mayor ilusi¨®n ser¨ªa que ella habitara la casa de Gran Hermano. Y que convencer¨ªan a sus padres y hermanos mayores para que la votaran y ganara el concurso. Sin comentarios.