Las flamencas cierran el c¨ªrculo
El libro-disco 'Una Luz flamenca', que se vende con EL PA?S, ofrece 11 temas c¨¦lebres de Luz Casal, interpretados por artistas del cante jondo
En la ¨²nica foto de la cantante que se inserta en el libro-disco Una Luz Flamenca, la artista parece saludar de forma t¨ªmida, casi escondiendo sus ojos con la mano, como si mostrara asombro o se protegiese de algo que la deslumbra. Quiz¨¢s sea mucho imaginar, pero en esa fotogr¨¢fica pose uno quiere ver la actitud que la propia Luz Casal ha mantenido para con el flamenco: una mirada grande y respetuosa llena de modestia hacia un arte por el que ha confesado afici¨®n y admiraci¨®n a lo largo de muchos a?os. Una forma de proceder que, sin embargo, no ha sido t¨ªmida, pues se ha ido poblando de gestos que van m¨¢s all¨¢ de las palabras.
De la otra parte, puede que p¨²blicamente se supiese poco de la admiraci¨®n que las flamencas le tuviesen a la cantante roquera, pero no hay m¨¢s que ver la manera con la que hacen propias sus canciones para comprender que exist¨ªa. Solo faltaba que se materializase, lo que ocurre en este homenaje, que cierra un imaginario c¨ªrculo de femenino di¨¢logo. Las 11 mujeres que ahora le cantan representan un colorista abanico del flamenco y de la canci¨®n, y su forma de acercarse a los temas de Luz mantiene el mismo respeto que la cantante ha tenido hacia su arte.
En las versiones de estas mujeres se aprecia fidelidad al car¨¢cter y a la esencia de las composiciones, lo que no les impide dejar su impronta, su personalidad, su ser y acento flamenco y, en ocasiones, gitano. Todas ellas podr¨ªan haber escogido un camino f¨¢cil, el de llevar los temas a su terreno, meterlas por comp¨¢s de tangos, buler¨ªas o hacer rumbas con ellas. Pero no, para su encuentro con las conocidas canciones, han elegido caminos propios, adecuados a la tesitura y caracter¨ªsticas de la voz de cada cual. Junto a ellas, el concurso de ese pianista monumental que es el cubano Jos¨¦ Rivero, que ha confeccionado un traje distinto para cada canci¨®n mientras arropa cada interpretaci¨®n con mino y multiplicados acentos. Tantos como los colores que Bandolero va poniendo desde una riqu¨ªsima y multiforme percusi¨®n.
Carmen Linares con su hija Luc¨ªa, debutante en esto de cantar, suenan juveniles. Montse Cort¨¦s impone su rajo gitano en un contexto caribe?o, y Mari¨¢ngeles Fern¨¢ndez, en otro de los boleros famosos, expresa el dolor con sencilla desnudez. A Mar¨ªa Toledo le toca bailar con la canci¨®n m¨¢s roquera y La Shica canta con la rabia de una p¨¦rdida. Sole¨¢ Morente aporta viveza y modernidad a una balada mientras que Esperanza Fern¨¢ndez otorga templanza y jondura a otra de ellas. Roc¨ªo M¨¢rquez es dulzura y emoci¨®n en el decir y Genara Cort¨¦s, la fuerza de su rajo gitano. Martirio, punto y aparte, nos deja una recreaci¨®n irrepetible de una de las canciones m¨¢s intensas de Luz. En lengua gallega y con los arreglos de guitarra y tres de Ra¨²l Rodr¨ªguez.
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