Impudicia y libertad

En 1972, la revista underground Wimmen¡¯s Comix se convirti¨® en la airada trinchera feminista que desafiaba los discursos dominantes de la escena contracultural de San Francisco, territorio que, pese a repudiar las herencias de la tradici¨®n, segu¨ªa siendo un club fundamentalmente masculino. Una de las autoras m¨¢s destacadas en la formaci¨®n original de la revista se march¨® de la plantilla por su conflictiva relaci¨®n con la ortodoxia feminista del resto de miembros: era Aline Kominsky, que no tardar¨ªa en crear su propia publicaci¨®n alternativa ¨CTwisted Sisters, junto a la tambi¨¦n tr¨¢nsfuga Diane Noomin- y en convertirse en la compa?era sentimental de Robert Crumb. Junto al creador del gato Fritz, Kominsky desarrollar¨ªa a fondo su habilidad para la impudicia confesional a trav¨¦s de una serie de historietas autobiogr¨¢ficas, en solitario o en colaboraci¨®n con Crumb, que dilu¨ªan todas las fronteras entre lo p¨²blico y lo privado.

No es de extra?ar que la figura de Kominsky acabase adquiriendo una aureola casi heroica a los ojos de sucesivas generaciones de historietistas americanas. Aunque su trazo est¨¦ m¨¢s cerca del realismo sucio de un Spain Rodr¨ªguez ¨Cque, junto a Kim Deitch, fue uno de los primeros mentores y compa?eros de viaje de Kominsky-, Phoebe Gloeckner se reconoce como una de las muchas hijas simb¨®licas de Twisted Sisters. Testigo directo de algunos momentos de efervescencia de la contracultura de San Francisco ¨Cpues su madre fue pareja ocasional de uno de los miembros de los Cheap Suit Serenaders, la banda de dibujantes m¨²sicos comandada por Crumb-, Gloeckner acab¨® vertiendo las memorias de su despertar sexual y su iniciaci¨®n a la vida, el arte y la autogesti¨®n del deseo y la utop¨ªa personal en The Diary of a Teenage Girl, novela gr¨¢fica puntuada por momentos estrictamente literarios que la actriz Marielle Heller adapta en su opera prima como directora, tras haberla transformado previamente en celebrado mon¨®logo teatral. Hay, pues, toda una genealog¨ªa de la autoficci¨®n femenina desembocando en esta pel¨ªcula valiente, rica y desbordante que, recogiendo el testigo de su fuente de inspiraci¨®n, combina imagen real con imaginativas interferencias animadas que, en ocasiones, replican con mucho conocimiento de causa tanto el trazo de la Kominsky como el de Phoebe Gloeckner. La pel¨ªcula no es tan expl¨ªcita como la historieta, pero su representaci¨®n franca, directa y libre de todo cors¨¦ moralista de la sexualidad adolescente resulta tremendamente refrescante por lo inusual de su registro en el contexto del cine comercial.

En The Diary of a Teenage Girl, el esp¨ªritu (contracultural) de la ¨¦poca se atrapa en una velada gama crom¨¢tica, filtrada en todo momento por la subjetividad de una protagonista que abre su discurso con un escueto, pero iluminador: ¡°Hoy he follado ?La hostia!¡±. Los claroscuros de una iniciaci¨®n sexual en manos del novio de la madre ¨Cun personaje que Alexander Skarsg?rd sabe llevar de lo seductor a lo pat¨¦tico, sin olvidar una sostenida vulnerabilidad, ni caer en el clich¨¦ del depredador hip¨®crita- centran el cuerpo dram¨¢tico de un relato con m¨¢s aire libertario que vocaci¨®n sensacionalista y que tiene su m¨¢s aplastante acierto en la elecci¨®n de su hero¨ªna: una Bel Powley que se ofrece como enmudecedora revelaci¨®n, extrayendo un ins¨®lito poder de seducci¨®n de su porte desgarbado y transpirando sinceridad por cada poro. A su lado, Kristen Wiig demuestra ser una de esas actrices de comedia que no entienden los papeles dram¨¢ticos como mera rutina sin excedente de energ¨ªa humor¨ªstica, sino como delicada tarea de fondo orientada a hacer emerger complejidad aunque no ocupe el foco del relato. La directora Marielle Heller revela voluntad de estilo y profundo afecto por ¨Cy conocimiento del- material que maneja, pero, m¨¢s que por la fortaleza de una autor¨ªa ¨²nica, ¡°The Diary of a Teenage Girl¡± es importante por su condici¨®n de encrucijada de voces, de punto de encuentro ¨Cy posible expansi¨®n- de una serie de discursos femeninos que han encontrado en la intimidad las mejores armas para la autoexpresi¨®n, la construcci¨®n de una identidad y el rechazo de valores impuestos.