Apuntes de una vejez
Un Aurelio Arteta de 70 a?os se enfrenta en su diario a la tercera edad
De Aurelio Arteta tengo el buen recuerdo de sus reflexiones sobre asuntos tan atractivos como la compasi¨®n, la admiraci¨®n y la falsedad de muchos t¨®picos usuales. Ahora, con el mismo claro estilo y acentos m¨¢s personales, es decir, autobiogr¨¢ficos, se enfrenta a otro, no por universal menos inquietante, tal vez menos lucido: la vejez. ¡°Desde 2006¡±, dice, ¡°sin plan m¨¢s preciso en la cabeza, empec¨¦ a recoger de cuando en cuando los pensamientos sueltos que me suscitaba esta vejez que ya est¨¢ aqu¨ª conmigo¡ Al seleccionar y corregir estas meditaciones he comprobado la verdad de la sentencia de Canetti: ¡®Todo lo que anotamos tiene un ¨¢pice de esperanza, por mucho que proceda de la desesperaci¨®n¡ Es en la vejez donde esperanza y desesperaci¨®n juegan su ¨²ltima partida¡±.
Como Arteta tiene ahora 70 a?os, uno dir¨ªa que se adelant¨® en estas notas y meditaciones, reflejadas en forma de dietario, miscel¨¢neo, ¨ªntimo y coloquial, con reflejos de m¨²ltiples charlas y lecturas bien seleccionadas. En su conjunto ofrece m¨¢s desesperaci¨®n que esperanza, pero con una melancol¨ªa bien temperada. Va esbozando los trazos de una vejez que en s¨ª no parece muy penosa, pero est¨¢ pintada de gris como antesala del inevitable final que en silencio siente aproximarse d¨ªa tras d¨ªa. De todos modos, a mi ver, se trata de una antesala con ventanas aireadas y paisajes atractivos. Uno dir¨ªa que, de no ser por ese angustioso tel¨®n de fondo, en la sociedad actual la vejez ofrece razonables placeres y alegr¨ªas bien pautadas, dentro del plazo limitado.
Como en sus otros libros, Arteta regala al lector unas cuantas citas estupendas. Incluso Epicuro se enfrenta a la vieja sentencia que dice ¡°Lo mejor es no haber nacido¡±. ¡°Frente a la vida, el sabio s¨®lo tendr¨¢ gratitud¡±, dice otro menos conocido texto epic¨²reo. Para los hedonistas, la vida en s¨ª era valiosa, y la muerte, algo de lo que evitaban hablar. Viejo y enfermo, Di¨®genes de Enoanda (siglo II despu¨¦s de Cristo) concluy¨® su gran inscripci¨®n con un elogio de la vejez contra los reproches al uso. Y aunque la vejez fue en cualquier tiempo pasado much¨ªsimo m¨¢s penosa que en nuestros d¨ªas, algunos estoicos y Cicer¨®n (al que Arteta recuerda) escribieron famosas apolog¨ªas al respecto, para consolar a sus amigos y tambi¨¦n a s¨ª mismos, consuelos de ¨¢gil ret¨®rica y dudoso ¨¦xito.
Pero A pesar de los pesares ni quiere evocar esos cl¨¢sicos textos ni trazar una historia de los tratados sobre el tema. Es ¡°un ejercicio de reflexi¨®n¡±, nada acad¨¦mico, compuesto de muy personales y agudas observaciones, con sentidas nostalgias y notas sobre sus encuentros cotidianos; es como una charla amena como la de un lector de Montaigne y un paseante de buen car¨¢cter y fina inteligencia. Si bien no faltan asertos como ¡°Todo se desmorona¡±, ¡°La melancol¨ªa es abrumadora¡±, a¨²n quedan motivos de alegr¨ªa, como el amor sentido de los dem¨¢s. (Y, en todo caso, los recuerdos felices del pasado, como dir¨ªa Epicuro). Adem¨¢s, una cosa es ¡°ser viejo¡± y otra ¡°sentirse viejo¡±. Ah¨ª est¨¢ el entusiasmo vital de Vargas Llosa, con m¨¢s a?os que Arteta, audaz ejemplo.
En fin, este no es s¨®lo un libro para viejos, sino un conjunto de apuntes que invitan a pensar en el tiempo que se va, las experiencias que nos marcan, etc¨¦tera. Como ya dije, est¨¢ escrito con un tono muy personal, af¨¢n de claridad y una discreta melancol¨ªa.
A pesar de los pesares. Cuaderno de vejez. Aurelio Arteta. Ariel. Barcelona, 2015. 220 p¨¢ginas. 16,90 euros.
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