El artista Juan Giralt y la generaci¨®n silenciada del 60
El pintor madrile?o es el protagonista de una gran antol¨®gica del Reina Sof¨ªa
La historia es muchas veces injusta. Nunca se acaba de saber bien por qu¨¦ hay artistas que pese a su val¨ªa y al reconocimiento circunstancial acaban cayendo en el olvido m¨¢s incomprensible. Ese injustificable silencio ha acompa?ado a una gran parte de los creadores nacidos despu¨¦s de la Guerra Civil y que en las d¨¦cadas de los sesenta y setenta fueron los protagonistas de la raqu¨ªtica vida cultural espa?ola. Uno de los grandes artistas de aquella etapa fue Juan Giralt (Madrid, 1940-2007). Desde hoy protagoniza una retrospectiva en el Museo Nacional Reina Sof¨ªa con 90 obras de sus diferentes etapas creativas. Comisariada por Carmen Gim¨¦nez, permanecer¨¢ abierta hasta el 29 de febrero.
Hijo de una familia tradicional madrile?a y pilarista hasta que fue expulsado por intentar quemar el colegio, Giralt decidi¨® muy pronto dedicarse a la pintura. Republicano y de izquierdas sin militar en ning¨²n partido, en sus primeros viajes por Europa (Par¨ªs, Londres, Amsterdam) toma influencias de la figuraci¨®n expresionista del grupo Cobra y del Pop Art brit¨¢nico, con unas primeras obras llenas de color que recuerdan a las de su amigo Luis Gordillo. Con la m¨ªtica galer¨ªa Vandr¨¦s como plataforma, pasa a formar parte del grupo de artistas compuesto esencialmente por el propio Gordillo, J. L. Alexanco, Dar¨ªo Villalba, Zush, Moulia¨¢, Teixidor, Robert Smith, Elena Asins y Rodolfo Arrieta. Algunos sobreviven, otros no.
Tras la Transici¨®n
Carmen Gim¨¦nez explica que despu¨¦s de la Transici¨®n hab¨ªa una consigna no escrita que asigna el inicio de la historia del arte contempor¨¢neo en Espa?a con Miquel Barcel¨®, Jos¨¦ Mar¨ªa Sicilia, Ferr¨¢n Garc¨ªa Sevilla y pocos m¨¢s. "Yo misma habl¨¦ de exponer a los artistas anteriores, de los sesenta y setenta, y se me dec¨ªa que no, que eran historia pasada. Suena injusto, pero as¨ª fue. Pod¨ªas exponer a T¨¤pies, Saura y pocos m¨¢s. El salto era obligatorio", se?ala.
Giralt fue el artista del momento en los setenta Carmen Gim¨¦nez, comisaria de la exposici¨®n en el Reina Sof¨ªa
El historiador y cr¨ªtico Francisco Calvo Serraller indica en el cat¨¢logo de la exposici¨®n que antes del grupo de Juan Giralt hubo otras dos generaciones precedentes: en primer lugar, la de los supervivientes tras la Guerra Civil, nacidos a fines del XIX y comienzos del XX, a los que podr¨ªamos calificar como "vanguardistas hist¨®ricos", la mayor parte de los cuales eran emigrantes en Par¨ªs y, luego, tras la guerra, los m¨¢s j¨®venes, simplemente exiliados, cuando no, silenciados. En segundo lugar, los llamados "ni?os de la guerra", nacidos despu¨¦s de 1925, incapaces de tomar partido durante aquel episodio, pero que asomaron la cabeza a partir de 1945; esto es: los que protagonizaron el cambio art¨ªstico ente la d¨¦cada de 1950, los informalistas y expresionistas abstractos que conectaron con la vanguardia internacional.
En medio quedaron artistas como Giralt que tuvieron que hacer su carrera casi en solitario. Gim¨¦nez afirma que Giralt fue "el artista del momento en los setenta. Todo lo que expon¨ªa se vend¨ªa. En la galer¨ªa Vandr¨¦s no s¨®lo era uno de los artistas m¨¢s importantes, sino que actu¨® de animador y reclamo de otros que, como ¨¦l, defend¨ªan la pintura frente a cualquier otra manifestaci¨®n art¨ªstica. Ese amor por la pintura, tambi¨¦n le jug¨® a la contra en unos a?os en los que algunos decidieron que ya no estaba de moda". La comisaria explica que la gran aportaci¨®n de Juan Giralt consisti¨® en "romper la pintura desde dentro del cuadro e incorporando palabras e im¨¢genes que a veces ten¨ªan sentido y otras contribu¨ªan a la armon¨ªa visual de la obra".
Fidelidad sin amargura a sus convicciones
Su hijo, el escritor Marcos Giralt Torrente, en un bello texto incluido en el cat¨¢logo, habla de la determinaci¨®n que acompa?¨® al artista ante la indiferencia general: ¡°Esa fortaleza, junto a la fidelidad sin amargura a sus convicciones est¨¦ticas que le hizo rehuir los atajos, no plegarse a caminos trillados que tal vez le habr¨ªan asegurado una proyecci¨®n mayor, es el mejor legado que como creador me ha dejado. No fue f¨¢cil lo que hizo. Encerrarse en el estudio con brochas y telas mientras el mundo caminaba con sus alharacas y tentaciones en otra direcci¨®n. Y tampoco debi¨® de serlo, superado el trance solitario, dar lo mejor de s¨ª a una edad en la que otros se repiten y recogen frutos sembrados d¨¦cadas atr¨¢s¡±.
En sus obras de los ochenta, Giralt aumenta el tama?o, pega o reproduce trozos de telas que recuerdan los adamascados de su admirado Matisse. A la comisaria Carmen Gim¨¦nez estas piezas le traen reminiscencias de Roy Lichtenstein. El cierre de Vandr¨¦s y la transformaci¨®n del mercado y del mundo del arte coincidieron con una crisis personal del artista. Viaj¨® y realiz¨® en Nueva York algunas exposiciones, pero ya no volver¨ªa a conocer el ¨¦xito de los setenta.
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