Historia del juez escritor y el etarra arrepentido
El magistrado y novelista franc¨¦s Fran?ois Sureau evoca en ¡®El camino de los difuntos¡¯ el terrorismo de ETA y los GAL
El camino de los difuntos es muchas cosas, pero es, antes de nada, dos cosas. Por un lado, una demostraci¨®n palpable. Por otro, la fotograf¨ªa de un doble dilema moral. Demostraci¨®n de que no son imprescindibles las biblias para alcanzar lo que llamar¨ªamos la eficacia literaria. Dicho esto sin menoscabo, claro, de algunas biblias prodigiosas. Y fotograf¨ªa de dos dilemas: el de un refugiado vasco en Francia ¡ªviejo militante de ETA que ya solt¨® amarras con la banda¡ª aspirante al asilo pol¨ªtico, y el de un juez ¡ªel autor del libro¡ª que duda entre conced¨¦rselo aplicando la justicia de los hombres o deneg¨¢rselo aplicando las fr¨ªas tablas de la ley.
Los primeros ochenta. Si no le conceden el asilo, Javier Ibarrategui volver¨¢ a Espa?a, porque no quiere quedarse en Francia como clandestino. Y aunque sabe que, si vuelve, los GAL o, qui¨¦n sabe, alg¨²n excompa?ero de armas, le pueden matar. Si se lo conceden, el juez protagonista (y juez-narrador) sabe que con su decisi¨®n estar¨¢ poniendo en duda la flamante condici¨®n de Espa?a como joven democracia.
¡°El remordimiento que hay en la novela es el que he sentido yo en muchos a?os¡±
Son estos y otros complejos vectores de trama y reflexi¨®n los que fluyen en El camino de los difuntos (Editorial Perif¨¦rica), obra del juez y escritor franc¨¦s Fran?ois Sureau (Par¨ªs, 1957). Una novelita de apenas 40 p¨¢ginas, profunda, discutible, molesta, tajante, que incrusta su raz¨®n de ser en la cuesti¨®n de la responsabilidad y su contrario, la indiferencia. El tema obsesiona al autor, quien lo ha diseccionado en este libro y en otros suyos, sobre todo en L¡¯ob¨¦issance. Desde detr¨¢s de su pipa humeante en la terraza de un caf¨¦ de Par¨ªs, Fran?ois Sureau habla largo y tendido al respecto: "No es posible aportar al concepto de indiferencia una respuesta meramente compasional, especialmente en Occidente, donde la indiferencia es profunda. Cuando viajas a pa¨ªses no occidentales, puedes encontrarles much¨ªsimos defectos, pero, en cambio, no tienen el defecto de la indiferencia, esa es una especialidad occidental. Lo que me apasiona a nivel literario es elucidar una respuesta a ella. Y ah¨ª no cabe una soluci¨®n compasional, no puedo crear personajes que se limiten a ponerse en el lugar del otro¡ porque entonces todo el mundo acaba siendo otro y ya no queda nadie que sea ¨¦l mismo".
Sureau, se?or elegante y listo armado de una fina iron¨ªa, puro arquetipo del muy bourgeois distrito VII de Par¨ªs, no echa balones fuera. Algo tendr¨¢ que ver, quiz¨¢, haber pasado 10 a?os en la Legi¨®n Extranjera, han le¨ªdo bien, Sarajevo, Afganist¨¢n, L¨ªbano, Camboya, ?frica... "La Legi¨®n Extranjera tiene mucho que ver con la culpa y la redenci¨®n, all¨ª hay gente que ha hecho muchas tonter¨ªas en la vida¡ y es un universo en el que se le da una segunda oportunidad. Y no me gusta la guerra, pero el factor humano es fascinante. Compa?erismo, amistad, anulaci¨®n total de las diferencias sociales, anulaci¨®n total del pasado, en suma, una especie de limpieza", explica Sureau.
¡°Quise escribir un libro de 800 p¨¢ginas, no fui capaz; as¨ª que escrib¨ª uno de 40¡±
Y sigue hablando del libro: "En El camino de los difuntos comprobamos c¨®mo el mundo de la justicia es a la vez justo e injusto. El protagonista, que soy yo, se plantea d¨ªa tras d¨ªa si habr¨ªa podido adoptar una decisi¨®n distinta de la que adopt¨®, y que acab¨® con la muerte de un hombre. Y en la vida real me lo sigo preguntando cada d¨ªa. Pero no tengo respuestas".
"Los personajes son ficticios, pero la trama es autobiogr¨¢fica", confiesa el autor. "El personaje del refugiado vasco est¨¢ construido a partir de tres refugiados vascos reales, y sobre los que se adoptaron decisiones judiciales similares a las que salen en el libro. La vertiente autobiogr¨¢fica atiende al hecho de que el remordimiento que refleja la novela es un remordimiento real que yo he experimentado muchos a?os, no s¨®lo a prop¨®sito de los refugiados vascos, sino en relaci¨®n con muchos refugiados. Tom¨¦ decisiones dif¨ªciles y tengo la sensaci¨®n de que las tom¨¦ demasiado f¨¢cilmente, de que despach¨¦ vidas en media hora, de que no me tom¨¦ mi trabajo del todo en serio", explica.
?Cuarenta p¨¢ginas? Si la literatura es desbrozar y descartar, el proceso de El camino... es todo un paradigma, si se cree a Fran?ois Sureau: "?Minimalismo? No. Es una novela muy compleja en la que trat¨¦ de multiplicar los puntos de vista, los sentimientos y los recuerdos¡ En un principio esto estaba pensado para ser un libro de 800 p¨¢ginas. A trav¨¦s de la historia quer¨ªa hacer todo un retrato de la ¨¦poca, una especie de epopeya. Evidentemente, no fui capaz de hacerlo, y de aquel fracaso, pas¨¦ a contestar en 40 p¨¢ginas a esa pregunta: ?se puede ser inocente en un mundo culpable? Mi modelo literario son las Confesiones, de San Agust¨ªn. Esa especie de investigaci¨®n de la culpa como una traves¨ªa por las apariencias".
Los atentados de Par¨ªs
Esta entrevista se celebr¨® una semana antes de los atentados de Par¨ªs. Como ya nada es igual para esta ciudad ni para sus gentes desde aquella noche, era obligado llamar a Fran?ois Sureau para pedirle un sentimiento, una reacci¨®n al respecto. "Cuando me enter¨¦, pens¨¦ que acababa de ocurrir algo que yo ya hab¨ªa intuido hace tiempo, cuando estaba en la guerra de Yugoslavia. Que esta civilizaci¨®n a la que estamos acostumbrados no era m¨¢s que un barniz que pod¨ªa resquebrajarse a toda velocidad para zambullirnos en un universo nuevo. No deseaba pensar, sino actuar, as¨ª que llam¨¦ a la unidad militar de la que dependo ¡ªestoy en la reserva¡ª y les dije que pod¨ªan movilizarme si era necesario".
El magistrado y escritor est¨¢ a favor de las medidas de urgencia tomadas por el presidente Hollande, "aunque solo sea por tranquilizar a la poblaci¨®n". Pero muestra una honda preocupaci¨®n ante el devenir de las cosas: "Me inquieta que una gran parte del Gobierno y de la opini¨®n p¨²blica no sea capaz de imaginar otra respuesta que la policial y militar. Y que les parezca tan normal poner entre par¨¦ntesis grandes principios del derecho. No me parece bien sacrificar as¨ª nuestros principios democr¨¢ticos, que son parte de nuestra alma colectiva. Y no lo dice alguien que nunca ha salido de su despacho, sino alguien que ha conocido los horrores de la guerra".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.