Aventuras en convalecencia

Un villano con el rostro desfigurado que podr¨ªa recordar a las pinturas de Eduardo Arroyo y un ni?o enfermo de c¨¢ncer del que emana una forma espectral, capaz de moverse con la fluidez del payaso Koko en los cortos de la serie?Out of the Inkwell, de los hermanos Fleischer, ilustran la libertad est¨¦tica de Phantom Boy, segundo largometraje del t¨¢ndem formado por Jean-Loup Felicioli y Alain Gagnol, responsables de la ya muy remarcable Un gato en Par¨ªs (2010), pel¨ªcula que compiti¨® con?Chico y Rita (2010) en la carrera al ?scar a la mejor pel¨ªcula de animaci¨®n.

En un presente donde la animaci¨®n digital impulsa cierta tendencia a la homogeneidad est¨¦tica y al hiperrealismo en formas y texturas ¨Cbasta ver hasta qu¨¦ punto se ha celebrado como buena animaci¨®n la verosimilitud casi fotogr¨¢fica de los fondos de?El viaje de Arlo-, proponer nuevas formas de estilizaci¨®n sigue siendo un gesto tan cargado de sentido como cuando la productora UPA cuestion¨® la est¨¦tica disneyana a partir de la reivindicaci¨®n del poder expresivo de la l¨ªnea. En Phantom Boy, las herramientas digitales sirven para crear la ilusi¨®n de una inestabilidad propia del trazo artesanal, articulando una est¨¦tica que bebe del imaginario de la historieta francobelga ¨Cel trazo sint¨¦tico de Jacques de Loustal no anda lejos de aqu¨ª- y que revive la po¨¦tica de los primigenios seriales cinematogr¨¢ficos de Feuillade (referencia esta ¨²ltima que ya resultaba palpable en Un gato en Par¨ªs).

Phantom Boy habla de enfermedad y convalecencia sin caer en zafios sentimentalismos y emplea el poder liberador de la imaginaci¨®n para contar una historia que no suena a artefacto construido con manual de gui¨®n y que introduce gui?os y homenajes ¨Ca?Los Soprano al Marsupilami de Franquin- sin romper la l¨®gica de su universo de ficci¨®n. Una perfecta alternativa para quien necesite desintoxicarse del modelo dominante, y algo paralizador, de Pixar.