'Transparent', la tragicomedia de la vida

- ?C¨®mo est¨¢n tus padres? - Mam¨¢ est¨¢ bien. Pap¨¢ ahora es una mujer

Transparent demuestra que las etiquetas no sirven. Que "lo normal" no existe. O que una serie catalogada como comedia puede tener mucho m¨¢s drama que la mayor¨ªa de series dentro de la amplia categor¨ªa que acoge a los dramas. Las etiquetas no sirven tampoco para describir a los protagonistas de una serie que, si en su primera temporada ya demostraba una sensibilidad extraordinaria en el tratamiento de temas y personajes, en su segunda entrega (que el s¨¢bado emiti¨® al completo Canal + Series y disponible en Yomvi) se ha vuelto en ocasiones incluso un drama existencial. Y que no ha bajado el list¨®n en cuanto a calidad.

Los Pfefferman no son una familia normal. Como tampoco lo es la de nadie. Est¨¢n en pleno viaje en busca de su identidad. En constante redefinici¨®n. Una b¨²squeda que va desde su identidad sexual hasta su papel en la vida o su pasado. En la primera temporada, Mort Pfefferman causaba un terremoto vital en su familia al comunicarles que siempre se hab¨ªa sentido mujer y que iba a pasar a mostrarse tal como es, en lugar de seguir ocultando su verdadero yo. As¨ª entraba en escena Maura, esa mujer maravillosamente interpretada por Jeffrey Tambor. En su segunda temporada el espectador asiste a las consecuencias de ese terremoto centrado, sobre todo, en los tres hijos de Maura, que cobran todav¨ªa m¨¢s protagonismo por encima de su mapa (como se refieren ahora a su padre, combinando "mam¨¢" y "pap¨¢"). 

Si los nuevos cap¨ªtulos de la serie reparten m¨¢s el protagonismo entre los personajes principales, tambi¨¦n se vuelven m¨¢s dram¨¢ticos que la primera temporada, con un humor tan sutil que a veces es casi imperceptible a simple vista. Al fin y al cabo, lo mismo que ocurre en la vida.

Transparent es una serie libre, que hace lo que quiere y como quiere sin importarle si no es lo que cabr¨ªa esperar de ella. Va por su propio camino. Como Maura. Indagando c¨®mo se siente m¨¢s c¨®moda, con qu¨¦ gente puede contar y con qu¨¦ gente no, c¨®mo vivir e incluso c¨®mo ser. O como su hija mayor, Sarah, centro de atenci¨®n en la peculiar boda con la que arranca la temporada. O como su otra hija, Ali, en su primera relaci¨®n de larga duraci¨®n con una mujer. O como su hijo Josh, que hacia la mitad de la temporada sufre un rev¨¦s que cambia, de nuevo, el rumbo de su vida.

El cacao mental y emocional sigue presidiendo la vida de los Pfefferman. Y por eso precisamente su historia resulta interesante. No necesita grandes giros ni grandes cambios. Solo el discurrir tranquilo del tiempo y de la vida. Con sus altibajos y sus constantes dudas. Como en cualquier familia.