Rosillo, melanc¨®lico y fiel
'Qui¨¦n lo dir¨ªa', de Eloy S¨¢nchez Rosillo, es un arte de contemplaci¨®n en que el mundo y el poeta pactan entre s¨ª
Los libros de Eloy S¨¢nchez Rosillo nos llegan con dos a?os de pausa entre cada uno de ellos y sus composiciones, fechadas en una nota final, nunca est¨¢n ordenadas por el momento de su redacci¨®n. Se agrupan en virtud de un hilo tem¨¢tico calculado y reconocible que el t¨ªtulo suele hacer expl¨ªcito. Sue?o del origen (2011), por ejemplo, refleja la gratitud ante la vida, al lado de los primeros s¨ªntomas de la melanc¨®lica madurez. Antes del nombre (2013) construye una cercana cosmolog¨ªa personal, sorprendida en una suerte de estado previo a la apropiaci¨®n por el lenguaje. Y, siempre un bienio despu¨¦s, el ¨²ltimo libro, Quien lo dir¨ªa, es un arte de contemplaci¨®n en que el mundo y el poeta pactan entre s¨ª: al invierno ¡°hay que atenderlo, / escucharlo despacio, que nos cuente / sus historias tan viejas¡± y un jazminero al atardecer nos ofrece ¡°Regazo, confidencia [¡] / en el transcurso inmenso del instante¡±, al igual que la ¡°esbelta luz de marzo¡± puede sorprendernos ¡°con pudor y descaro / de muchacha que sabe su irresistible hechizo¡±. Ah¨ª est¨¢ el mundo, pautando nuestra existencia, pidi¨¦ndonos respuesta porque, a veces, ¡°viene hoy la realidad muy desvalida¡±.
¡°Salir es un entrar¡±, se dice unas l¨ªneas m¨¢s abajo, y esta es una paradoja que define muy bien la actitud de quien contempla, enunciada en t¨¦rminos con regusto de la m¨ªstica del XVI. Pero no debe pasar de ah¨ª la referencia¡ S¨¢nchez Rosillo tiene el vuelo racional de Jorge Guill¨¦n o la vehemencia conceptual del mejor Juan Ram¨®n, corregidos por lo tr¨¦mulo de Cernuda y la magia atenta de Machado (aqu¨ª tan deliberadamente perceptible en 'Sue?o de una verdad'). Las cosas nos hablan de s¨ª mismas, pero nunca son una v¨ªa hacia algo que las trasciende, pese a que -en Antes del nombre- S¨¢nchez Rosillo haya distinguido entre la percepci¨®n del alma (cuando ¡°ya no se advierte el parpadeo de las ¨²ltimas luces del sentir¡±) y la que nos entra por el coraz¨®n, como lo hacen el ¡°sollozo, gemidos, alegr¨ªa, grito¡±. Las cosas tambi¨¦n cantan (¡°?qui¨¦n dir¨¢ que no dicen / nada las cosas¡?¡±), y somos sus contempladores quienes nos preguntamos si ¡°?sucede la belleza sin nosotros / o la crean los ojos al mirarla?¡±, o si ¡°?acaso tendr¨¢ sitio en mi estupor / tanta verdad, / verdad que es hermosura?¡± (lo que, por cierto, es una impl¨ªcita cita de John Keats, ¡°Belleza es verdad; verdad, belleza. Eso es todo¡±: una poes¨ªa contemplativa rigurosamente secular).
Los dos primeros libros de S¨¢nchez Rosillo se titularon Maneras de estar s¨®lo y Eleg¨ªas; su obra completa, Las cosas como fueron. No ha desmentido el sentido profundo de esos marbetes en treinta y tantos a?os de perseverancia. Ahora la palabra ¡°melancol¨ªa¡± menudea en los ¨²ltimos poemas de Qui¨¦n lo dir¨ªa, tanto cuando escribe de un d¨ªa concreto de su vida ('Cr¨®nica'), como cuando siente el estremecimiento de ayer al recordar a una amiga muerta ('En la luz de la vida') y al pintor Ram¨®n Gaya ('Bajo el sol de la tarde'), o el breve encuentro con una estudiante, con piercing en los labios y unos grafismos chinos tatuados en el cuello. Los a?os han ca¨ªdo sobre este hombre met¨®dico y silencioso, aunque ¡°estoy a salvo en el ser interior que me sustenta¡±. Y sigue creyendo que el valle que tiene ante sus ojos ¨Cun verde intenso poblado siempre de p¨¢jaros, sus predilectos jilgueros, mirlos y estorninos- no es un valle de l¨¢grimas y que el poeta es ¡°alguien que est¨¢ en el mundo y que lo canta¡±. Qui¨¦n lo dir¨ªa prosigue el dietario po¨¦tico de su autor en admirable sostenido. Pocos escritores dejan en el ¨¢nimo el largo eco que atesoran sus poemas: los que se resuelven en cuatro versos, certeros como un haiku, o los que necesitan de una veintena y recobran, en hermosos endecas¨ªlabos, el aliento de la oda.
Eloy S¨¢nchez Rosillo, Qui¨¦n lo dir¨ªa, Tusquets, Barcelona, 2015 (Col. Marginales 291, Nuevos textos sagrados).
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