Cuando veo la m¨²sica
Se hacen llamar The Funamviolistas, pero sus afinadas interpretaciones, pespunteadas con fino humor, nada tienen de circenses, ni pretenden hacer re¨ªr a toda costa. Ana Hern¨¢ndez (viol¨ªn), Mayte Olmedilla (viola) y Lila Horovitz (contrabajo), j¨®venes talentos, estimulan la curiosidad del espectador, le pellizcan con gags en los que m¨²sica y pantomima est¨¢n acordadas a la perfecci¨®n, y lo sorprenden cuando se arrancan a cantar mientras tocan: vocalmente son tan buenas como con el arco. Lo circense no se impone a lo musical ni siquiera cuando la Hern¨¢ndez ta?e la melod¨ªa de Yimeni¡¯s Theme, bailando sobre puntas, cual s¨ªlfide.
The Funamviolistas
Autoras, arreglistas e int¨¦rpretes: Lila Horovitz, Mayte Olmedilla, Ana Hern¨¢ndez. Director: Rafael Ruiz. Madrid. Matadero / Naves del Espa?ol, hasta el 10 de enero.
Aunque The Funamviolistes, merecido Premio Max, cuente un episodio autobiogr¨¢fico (un despido arbitrario), la musicalidad sentida del tr¨ªo, su buen gusto y la agilidad con la que enlaza unas composiciones con otras, acaban preponderando sobre los ingredientes dramat¨²rgicos y gestuales.
Dirigida con olfato por Rafael Ruiz, la funci¨®n deja buen sabor y ganas de m¨¢s. El Belleville rendez-vous, que las tres m¨²sicos tocan y cantan simult¨¢neamente con la facilidad que exhiben las cantaoras flamencas cuando se arrancan a bailar sin poner punto en boca, induce a desear que abunden en esa direcci¨®n.
Divertid¨ªsimas, la Sinfon¨ªa de los juguetes, sin juguetes, y la ri?a entre la viol¨ªn, apegada a Mozart, y la viola, fan de Glenn Miller, arbitrada por la contrabajo, que hace comulgar a ambas con un piazzolla, en el cual todas dan la medida de su calidad. Subyugante, esa Balsa de la Medusa representada a cuerpo limpio, mientras el tr¨ªo recrea, instrumento en mano, el re¨ªr de las gaviotas, el crujir de los tablones y la sirena en la niebla.
Los amantes de la m¨²sica disfrutar¨¢n con los pliegues papirofl¨¦xicos que las artistas le van haciendo a composiciones sobradamente conocidas, mientras el resto del p¨²blico goza tambi¨¦n, arrastrado por su swing y su buen humor.
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