La tele de las galaxias

Nada mejor que estos d¨ªas navide?os para atiborrarse de Star Wars. La saga se presta a ser explorada en una especie de camino interior recurrente como si se tratara de la Biblia. Se puede ir deglutiendo por pasajes y par¨¢bolas de manera desordenada. As¨ª que bien antes de cumplir con el deber de asistir a la nueva s¨¦ptima entrega ¡ªla magn¨ªfica El despertar de la fuerza¡ª, o despu¨¦s, ya que les entrar¨¢ gusanillo, enci¨¦rrense en casa a repasar de arriba abajo cada cap¨ªtulo.

Buena idea tuvieron para captar subscriptores en Movistar + dedic¨¢ndole una programaci¨®n espec¨ªfica los meses previos al estreno, que ya ha batido r¨¦cords. Al loro han ido los de Mediaset, program¨¢ndolo en Telecinco. Si no, enchufen el DVD o paguen alg¨²n servicio online. Pero revivan con ello la carne de gallina que conecta directamente bajo su piel con el ni?o que fue.

Crean en los Jedi y en la conversi¨®n de los descarriados por el lado oscuro de la fuerza. Conf¨ªen en la teor¨ªa de la relatividad, alcancen la velocidad de la luz en su propio Halc¨®n Milenario y entr¨¦guense a la fe ciega en la tecnolog¨ªa y la rob¨®tica. Disfruten del poder visionario de George Lucas dando vida a sus criaturas. Alim¨¦ntense de sus, quiz¨¢ esquem¨¢ticos pero vigorosos, c¨®digos morales. Aprendan de una vez y para siempre a distinguir el bien del mal.

No se ha creado en la historia del campo magn¨¦tico audiovisual mayor epopeya global. Contiene una sabia destreza para elevar el espect¨¢culo de lo nunca visto, pero tambi¨¦n un sutil corpus que entronca con la fascinaci¨®n de las historias sagradas. Una religi¨®n posmoderna: ah¨ª reside su enorme poder de fascinaci¨®n dentro de los caldos de cultivo m¨¢s nihilistas. Conserven pues viva la esperanza en el reino de la nobleza guiados por el maestro Yoda y que la fuerza les acompa?e.