Juan Gabriel V¨¢squez: ¡°Hay que mojarse, ganarse enemigos y molestar¡±
Juan Gabriel V¨¢squez se sumerge en el pasado de Colombia para explicar su eterno pulso por superar la violencia. Su nueva novela investiga sobre dos asesinatos hist¨®ricos
Juan Gabriel V¨¢squez (Bogot¨¢, 1973) no est¨¢ dispuesto a desvelar qu¨¦ es verdad y qu¨¦ es mentira en su ¨²ltima novela, La forma de las ruinas (Alfaguara). ¡°O por lo menos no gratis¡±, r¨ªe. Ante la disyuntiva, solo queda entregarse al libro en el que por primera vez, reconoce, ha escrito abiertamente sobre sus experiencias hasta tal punto que no le qued¨® otra alternativa que dar un paso al frente, no solo como escritor, tambi¨¦n como narrador.
Con la m¨¢scara quitada, se ha sumergido en el pozo oscuro de la historia de Colombiadesde su ciudad, Bogot¨¢, hasta encontrar en los magnicidios del abogado y l¨ªder pol¨ªtico Jorge Eli¨¦cer Gait¨¢n (1948) y del senador liberal Rafael Uribe Uribe (1914) la manera de contar ¡°la preocupaci¨®n de los colombianos con su pasado de violencia y el intento por dejarla atr¨¢s¡±, explica en su casa de la capital colombiana. Ambos acontecimientos, aun distantes en el tiempo, confluyen en un sentimiento nacional: la constante deuda del pa¨ªs con su destino.
Gait¨¢n y Uribe podr¨ªan ser H¨¦ctor Abad G¨®mez, m¨¦dico y padre del escritor H¨¦ctor Abad Faciolince, o el candidato a la presidencia Luis Carlos Gal¨¢n, ambos asesinados, o cualquiera de esos personajes p¨²blicos que a lo largo de la historia de Colombia han sido condenados a muerte sin juicio. Este marco de violencia en el que se encuadra el pa¨ªs, combinado con la habilidad narrativa de V¨¢squez, han terminado de cerrar el c¨ªrculo, incluso un siglo despu¨¦s. ¡°Una lectora a la que aprecio mucho me dijo que me hab¨ªa salido una novela del posconflicto sin quererlo¡±.
PREGUNTA. ?Qu¨¦ es exactamente La forma de las ruinas?
RESPUESTA. Una de las cosas fascinantes de este g¨¦nero, y una de las razones por las que ha sobrevivido, es porque tiene esa capacidad fant¨¢stica de asumir todos los estilos y mezclar todos los procedimientos. Esta novela en particular es investigaci¨®n, autobiograf¨ªa, por partecitas cortas es ensayo, novela hist¨®rica, policial e investigaci¨®n criminal¡ He vivido obsesionado con la idea de que las novelas deber¨ªan contar lo que solo ellas pueden contar: ir a lugares donde nadie m¨¢s ha ido antes, donde la historia o el periodismo no pueden llegar.
Quienes participamos en el debate p¨²blico tenemos que enfrentarnos a tanta calumnia de los enemigos del proceso de paz¡±
P. De esta mezcla de g¨¦neros, ?cu¨¢l le supuso el mayor reto?
R. Nunca hab¨ªa escrito tan abiertamente sobre mis experiencias, como el nacimiento de mis hijas, que fue un momento dif¨ªcil para mi esposa y para m¨ª. Me cost¨® un poco porque hab¨ªa que buscar un tono que no cayera en el exhibicionismo y al tiempo fuera franco y de alguna manera confesional.
En el verano de 2012, V¨¢squez regres¨® a Bogot¨¢ despu¨¦s de una larga temporada en Espa?a. Volvi¨® a casa y al origen de su nuevo trabajo. ¡°En 2005-2006, en las mismas circunstancias que se cuentan en la novela, conoc¨ª a un m¨¦dico colombiano, hijo de un forense muy importante que por diversas razones y casualidades acab¨® teniendo en sus manos una v¨¦rtebra de Gait¨¢n¡±, relata. ¡°Una reliquia de la historia colombiana. Si uno es sensible a los objetos del pasado, como es mi caso, se convierte en un detonante brutal¡±. La forma de las ruinas es un nuevo cap¨ªtulo en esa obsesi¨®n hist¨®rica del escritor. V¨¢squez toma Bogot¨¢, sus recovecos y c¨®mo la pol¨ªtica y la historia se pegan a los zapatos, para saldar sus necesidades. O por lo menos intentarlo. ¡°Una novela es una manera muy ambigua y nada dogm¨¢tica de explorar una realidad compleja y salir del libro sintiendo que la malentendemos mejor¡±, ha dicho en alguna ocasi¨®n el escritor. Al recorrer sus anteriores novelas, Los informantes y El ruido de las cosas al caer, la afirmaci¨®n toma sentido. La literatura de Juan Gabriel V¨¢squez, aun lejos de casa, es una manera de comprender Colombia. Un ejercicio que no siempre trae conclusiones claras.
P. En estos a?os de investigaci¨®n y escritura, ?qu¨¦ descubri¨® nuevo de Bogot¨¢?
R. Esa idea de que los escritores escriben desde sus lugares porque son lo que conocen me parece falsa. Escribimos de lo que cre¨ªamos conocer y de repente nos asombra. Bogot¨¢ es eso, me he dado cuenta de que no la conozco tan bien.
Ni siquiera tres a?os de investigaci¨®n exhaustiva parecen haber acabado con el factor sorpresa. Enterrado entre documentos y testimonios, V¨¢squez saca la cabeza en busca del destino de sus personajes, los pone a jugar con la historia para ver c¨®mo reaccionan. El resto es responsabilidad del lector. Cumpliendo con la teor¨ªa de Heming?way a la que recurre, sus textos son como ese iceberg del escritor estado?unidense: no dejan asomar m¨¢s de un tercio, el que est¨¢ al otro lado del libro tendr¨¢ que recurrir a la imaginaci¨®n para conocer el resto.
P. Parece que Colombia tiene una deuda constante con todos sus muertos. Casi un trauma nacional. ?Lo siente as¨ª con los personajes que ha escogido?
R. Nunca he tenido una visi¨®n hagiogr¨¢fica de Gait¨¢n y Uribe Uribe, no los he considerado santos como s¨ª lo hacen muchos colombianos. M¨¢s bien me apasionan e incluso los respeto m¨¢s por haber sido hombres contradictorios, imperfectos, dif¨ªciles y al mismo tiempo conseguir marcar la historia. Defendieron ideas que de alguna manera acabaron derrotadas con sus asesinatos, y con las que Colombia ir¨ªa mejor: un pa¨ªs m¨¢s liberal, m¨¢s abierto, m¨¢s justo, con mayor tolerancia pol¨ªtica y religiosa. Como no est¨¢n, creo que hemos perdido, somos un pa¨ªs menos tolerante, menos respetuoso con los derechos de las minor¨ªas y las diferencias religiosas, m¨¢s restrictivo.
P. En Colombia se cumple el dicho ¡°?Cualquier tiempo pasado hubiera sido mejor?¡±.
R. El problema de fondo con estos cr¨ªmenes es que no tienen culpables. Hay un alto grado de impunidad todav¨ªa. Y esto es lo realmente grave y lo que no nos ha permitido pasar p¨¢gina. Un pa¨ªs as¨ª no puede mirarse al espejo c¨®modamente.
P. ?C¨®mo se universaliza una historia como esta, puramente colombiana?
R. La novela trasciende generaciones y espero que tambi¨¦n supere la barrera nacional porque lo que cuenta pasa en todas partes. Esta historia es similar a lo que sucedi¨® el 23-F y el 11-M en Madrid o tras el asesinato de Kennedy. La relaci¨®n que tenemos con momentos inexplicados es algo que compartimos con otros pa¨ªses.
Los autores escribimos de lo que cre¨ªamos conocer y de repente nos sorprende. Bogot¨¢ es eso, no la conozco tan bien¡±
P. Y que puede generar dos consecuencias: la reconciliaci¨®n para no repetir el pasado o las teor¨ªas de la conspiraci¨®n.
R. La forma de las ruinas se monta alrededor de la investigaci¨®n y descubrimiento de un secreto. Parte de esos misterios son los lugares oscuros de nuestro pasado, los momentos que nos han marcado y sobre los cuales sabemos que no se nos ha dicho la verdad. En la novela se explora la idea de que los seres humanos nos dividimos en dos: los que creen que la historia es fruto del azar, de la casualidad, de las pasiones humanas que son incontrolables, y los que opinan que todo tiene una raz¨®n y este tipo de acontecimientos hist¨®ricos son fruto de una meditaci¨®n, de fuerzas ocultas que revelan una conspiraci¨®n.
El V¨¢squez escritor y el narrador est¨¢n convencidos de que el ser humano requiere de relatos para entenderse. Por eso, dice, cuando nos enga?an o descubrimos que nos han mentido, suplimos esa primera versi¨®n con otra inventada. ¡°As¨ª se palia la ignorancia y surge la conspiraci¨®n¡±. Esta ret¨®rica no solo se combate indagando desde la literatura en el pasado en busca de brechas por las que se cuele la claridad. V¨¢squez es consciente de su tercera versi¨®n, la p¨²blica, a la que imprime unas exigencias. Las resumi¨® recurriendo a Albert Camus durante la ¨²ltima entrega de los premios Sim¨®n Bol¨ªvar de Periodismo en Colombia. ¡°La tarea de este oficio es devolver al pa¨ªs su voz profunda¡±, dijo el escritor, para despu¨¦s citar a su colega: ¡°Si hacemos que esta voz siga siendo la de la energ¨ªa m¨¢s que la del odio, la de la objetividad orgullosa, la de la humanidad m¨¢s que la de la mediocridad, muchas cosas se habr¨¢n salvado y nosotros no habremos desmerecido¡±.
P. ?C¨®mo usa su voz para no desmerecer?
R. En ese momento estaba hablando desde mi punto de vista como novelista y columnista que fui durante siete a?os y que sigue participando de diversas maneras en el debate p¨²blico. Colombia pasa por un momento irrepetible. Si dejamos escapar las posibilidades de este momento, podemos arrepentirnos. Y quienes participamos en el debate tenemos que estar a la altura de esas exigencias, enfrentarnos a tanta calumnia de los enemigos del proceso de paz, mantenernos informados en profundidad e informar a la gente para combatir la mentira y la distorsi¨®n.
P. ?Se siente con esa responsabilidad?
R. Nunca he cre¨ªdo en la responsabilidad del novelista m¨¢s all¨¢ de hacer una buena novela, pero el novelista que soy yo tiene un inter¨¦s en que mis libros lleven a una cierta reflexi¨®n sobre nuestro pasado violento, lo que ha provocado y lo que podemos hacer como ciudadanos para comprender y salir de ah¨ª. Creo en la libertad del novelista sin olvidar que es un intelectual. Hay ideas y valores democr¨¢ticos por los que valen la pena mojarse, levantar la voz, hacerse un par de enemigos, molestar a un par de personas y tambi¨¦n hablar en nombre de grandes segmentos de la sociedad que no suelen estar representados.
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