LCD Soundsystem, algo grande
Murphy y sus amigos est¨¢n aqu¨ª de nuevo y no vamos a hacerle ascos a la que contin¨²a siendo una de las grandes formaciones de los ¨²ltimos veinte a?os
En cierta manera, es l¨ªcito que las noticias con respecto al retorno de LCD Soundsystem apenas cinco a?os despu¨¦s de su sonada disoluci¨®n hayan provocado reacciones contrapuestas entre sus seguidores e incluso en la prensa, pero atendiendo a que James Murphy ha confirmado que habr¨¢ nuevo material y gira de la banda el debate ha perdido vigencia a toda velocidad. Murphy y sus amigos est¨¢n aqu¨ª de nuevo y no vamos a hacerle ascos a la que contin¨²a siendo una de las grandes formaciones de los ¨²ltimos veinte a?os.
LCD Soundsystem se disolvieron el 2 de abril de 2011 despu¨¦s de una apote¨®sica actuaci¨®n de m¨¢s de tres horas y media de duraci¨®n (recogida en parte en el emotivo documental Shut Up And Play The Hits), adorados por su audiencia y llorados por los aficionados y la prensa de todo el mundo. Los apenas nueve a?os de carrera del proyecto liderado por James Murphy ¨Cs¨ª, LCD no ser¨ªa lo mismo sin sus compa?eros- culminaban en un ejercicio que ten¨ªa poco de megaloman¨ªa y mucho de celebraci¨®n de la m¨²sica pop rock. Y ese, perm¨ªtanme que lo apunte, fue uno de los grandes logros de Murphy, que evitase sin demasiado esfuerzo convertirse a ojos del p¨²blico en una de esas estrellas del rock presuntuosas y est¨²pidas.
Murphy era un tipo de 40 a?os disfrutando de la m¨²sica, disfrutando de su m¨²sica con sus amigos, disfrutando de su momento y disfrutando del calor de la audiencia. Murphy era una estrella de carne y hueso, un tipo corriente al que el ¨¦xito no cambi¨® ¨Cpor lo menos no demasiado-, algo que su mensaje a los fans ofendidos no ha hecho m¨¢s que subrayar. Pero hay mucho m¨¢s. Porque, desde el momento justo en el que Losing My Edge surc¨® las ondas en 2002, nos encontramos con un m¨²sico de talento que nos contaba su realidad sin dobleces. James Murphy nos presentaba sus canciones, personales, bailables, sinceras e ir¨®nicas, pero compart¨ªa en p¨²blico sus miserias, nos descubr¨ªa las relaciones con su sello en forma de canci¨®n o reconoc¨ªa p¨²blicamente todas sus influencias, sin pretender esconderlas bajo la alfombra. Al poco tiempo surg¨ªan bandas fant¨¢sticas como, por citar una, Arctic Monkeys, a las que ver¨ªamos crecer musicalmente y desarrollarse ante nuestros ojos, solo que a James Murphy no le ve¨ªamos con los mismos ojos. Murphy ya ten¨ªa los conocimientos, ya ten¨ªa el background, ya ten¨ªa las ideas, y solamente se trataba de dejarlas fluir. Y as¨ª llegaron tres discos redondos (LCD Soundsystem, 2005; Sound Of Silver, 2007; This Is Happening, 2010) y algunos regalos m¨¢s (45:33, su ¨¢lbum en directo, etc¨¦tera), pero sobre todo llegaron aquellos cambios que hicieron de James Murphy algo m¨¢s que un tipo corriente con ¨¦xito.
Tras unos noventa en los que faltaba tomarse las cosas a pitorreo, lleg¨® Murphy y, al frente de LCD Soundsystem o de DFA, nos devolvi¨® con sus canciones y sus textos el sentido del humor, la sencillez, la exaltaci¨®n de la amistad, el respeto al legado de otros, el retorno al rock para bailar, la cohesi¨®n perfecta entre la m¨²sica electr¨®nica, el post-punk y el pop. Y todos nos dejamos llevar por el encanto y el talento de un tipo capaz de firmar un buen pu?ado de canciones redondas y defenderlas junto a sus amigos frente a miles de personas con sus pantalones arrugados, con sus canas disparadas hacia el cielo, con su desastrosa barba de cinco d¨ªas. Pero incluso as¨ª nadie le dio la oportunidad de ser el gran cabeza de cartel de los festivales, algo que este retorno s¨ª va a brindarle, sea en Coachella, sea en Londres o sea -esperemos- en nuestro pa¨ªs.
Babelia
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