Julia Cag¨¦: ¡°La informaci¨®n es un bien p¨²blico¡±
La economista francesa, autora del ensayo 'Salvar los medios de comunicaci¨®n', defiende un modelo innovador para la prensa tradicional
Economista especializada en medios de comunicaci¨®n, Julia Cag¨¦ (Metz, Francia, 1984) es profesora del Instituto de Estudios Pol¨ªticos de Par¨ªs y doctora por la Universidad de Harvard. En estos tiempos convulsos para la prensa tradicional, Cag¨¦ expone en su ensayo Salvar los medios de comunicaci¨®n (Anagrama) las claves de un modelo econ¨®mico alternativo que deber¨ªa permitir su supervivencia, y que no pasa necesariamente por abandonar el papel. Thomas Piketty, economista estrella ¨Cy marido de Cag¨¦¨C, afirma en el pr¨®logo del libro que sus teor¨ªas invitan ¡°a repensar la noci¨®n de propiedad privada y la posibilidad de una superaci¨®n democr¨¢tica del capitalismo¡±.
P. ?Llegaremos a vivir alg¨²n d¨ªa en un mundo sin medios de comunicaci¨®n?
R. Siempre habr¨¢ plataformas dedicadas al entretenimiento, pero no necesariamente a la informaci¨®n. Lo que me da miedo es terminar viviendo en un mundo en el que no haya un m¨ªnimo de contenidos sobre lo que sucede en el mundo o en el que nadie investigue sobre nuestros pol¨ªticos. Seguramente nunca lleguemos a ese extremo, pero s¨ª tendemos cada vez m¨¢s a eso. Nunca ha habido tantos medios de comunicaci¨®n, pero tampoco han sido nunca tan fr¨¢giles como ahora.
P. Pese a todo, en su libro se opone al fatalismo. Recuerda que, con cada innovaci¨®n tecnol¨®gica, se ha producido una crisis que los medios siempre han superado.
R. La prensa sobrevivi¨® a la radio y a la televisi¨®n. La ca¨ªda de la publicidad en los peri¨®dicos no es un fen¨®meno tan reciente como solemos creer. En realidad, comienza a partir de los a?os 50, cuando empieza a emitirse publicidad en la televisi¨®n. Incluso antes, los peri¨®dicos se negaban a publicar la programaci¨®n de la radio, porque no quer¨ªan dar espacio a la competencia. La diferencia que presenta Internet es que no solo supone m¨¢s competencia, sino que tambi¨¦n es un soporte nuevo que puede permitir que se desarrolle. El desaf¨ªo es m¨¢s complejo que otras veces.
Nunca ha habido tantos medios de comunicaci¨®n, pero tampoco han sido nunca tan fr¨¢giles como ahora
Julia Cag¨¦
P. Se niega a diferenciar entre periodismo impreso y digital. ?Por qu¨¦?
R. La mayor¨ªa de lectores ya no prestan atenci¨®n a esas cosas. Yo leo indistintamente en papel, en el m¨®vil, en la tableta o en la pantalla del ordenador, en funci¨®n del lugar donde me encuentre. Se ha dado un peso excesivo a internet porque, en un momento dado, se crey¨® que iba a revolucionar la manera de elaborar la informaci¨®n. Es cierto que permite hacer cosas distintas que el papel, como el hipertexto, los v¨ªdeos o la infograf¨ªa m¨®vil, que convierten el resultado en un poco m¨¢s interactivo. Todo lo que cuenta es el contenido, y hay que decir que es muy parecido en ambos formatos.
P. ?No ha habido una relaci¨®n innegable entre el soporte y el contenido? Muchos medios digitales han apostado por contenidos generadores de clics que, en una mayor¨ªa de casos, no hubieran tenido cabida en su versi¨®n impresa.
R. Es cierto, pero se trata de un error del que todo el mundo se empieza a dar cuenta. Siguiendo el modelo de The New York Times, la mayor¨ªa de grandes medios de comunicaci¨®n tienden hacia modelos de subscripci¨®n digital, al darse cuenta de que es dif¨ªcil monetizar los clics recibidos. Ha habido una proliferaci¨®n de contenidos ligeros en una serie de medios que persiguen la viralidad a trav¨¦s de algoritmos, pero dir¨ªa que se inscriben m¨¢s en el entretenimiento que en la informaci¨®n. Adem¨¢s, tienen una econom¨ªa distinta que los grandes medios: disponen de menos periodistas y hacen menos investigaci¨®n, incluso cuando parte de sus contenidos son period¨ªsticos.
P. La mayor¨ªa de observadores dan por muerta la prensa en papel, pero movimientos recientes dan se?ales contrarias. El fundador de Amazon, Jeff Bezos, compr¨® The Washington Post, mientras que, en Francia, magnates de las telecomunicaciones salvaban a Le Monde y Lib¨¦ration de la quiebra.
R. Es innegable que el dinero ha vuelto a la prensa tradicional. De entrada, porque muchas cabeceras est¨¢n en venta, y por cantidades no muy altas. Poseer un diario se sigue percibiendo como una forma de tener influencia pol¨ªtica. Adem¨¢s, existe un efecto de contagio, un tipo moda y posicionamiento. Si Xavier Niel no hubiera comprado Le Monde en 2010, Patrick Drahi no habr¨ªa adquirido Lib¨¦ration en 2014 y Bernard Arnault tampoco se habr¨ªa interesado por Le Parisien el a?o pasado. Pero todo esto no es necesariamente una buena noticia. Esos accionistas externos son necesarios, porque cuesta mucho dinero que un diario haga bien su trabajo, pero hay que impedir que esas adquisiciones tengan un coste en la independencia de los medios.
P. Defiende que un medio de comunicaci¨®n no es una empresa como las dem¨¢s, y que tiene que estar protegida por el Estado.
R. Los medios producen informaci¨®n de inter¨¦s general, que deber¨ªa ser considerada un bien p¨²blico y tendr¨ªamos que proteger. Igual que nadie se plantea privatizar completamente la educaci¨®n, no entiendo por qu¨¦ no sucede lo mismo con la informaci¨®n. En la mayor¨ªa de pa¨ªses democr¨¢ticos, consideramos que la transmisi¨®n de un m¨ªnimo de conocimientos es algo necesario, a lo que todo el mundo debe acceder gratuitamente. Por eso el Estado protege el sistema educativo, porque se considera que no debe estar sometido a la compraventa. Con la informaci¨®n es lo mismo: tener acceso a ella resulta imprescindible para el buen funcionamiento de una democracia.
Poseer un diario se sigue percibiendo como una forma de tener influencia pol¨ªtica. Adem¨¢s, existe un efecto de contagio Julia Cag¨¦
P. Usted propone un nuevo modelo: la fundacci¨®n, a medio camino entre las fundaciones sin ¨¢nimo de lucro y las sociedades participadas.
R. Hay que inventar un nuevo sistema que permita repartir m¨¢s el poder. En el modelo que propongo, a diferencia de lo que sucede en las sociedades con accionariado, no habr¨ªa una distribuci¨®n de dividendos y el capital estar¨ªa congelado. A cambio, el Estado conceder¨ªa una deducci¨®n fiscal a los donantes. El accionariado estar¨ªa formado tambi¨¦n por periodistas y lectores, que podr¨ªan participar a partir de peque?as cantidades. La propiedad se renovar¨ªa cada a?o, a diferencia de lo que sucede en las fundaciones sin ¨¢nimo de lucro, donde a menudo es una sola familia la que escribe los estatutos y se perpet¨²a en el poder.
P. Pero su modelo parece irrealizable sin el acuerdo de los actuales propietarios de los medios. ?No resulta algo ut¨®pico?
R. No. Todo es cuesti¨®n de voluntad pol¨ªtica. Por ejemplo, el Estado franc¨¦s concede ayudas p¨²blicas a los medios de comunicaci¨®n. Podr¨ªa proponerse limitarlas a los medios que adopten este sistema. Suena un poco extremo, pero se podr¨ªa hacer si hubiera voluntad. Si se quiere salvar los medios, hay que encontrar soluciones.
P. Precisamente, el Gobierno franc¨¦s ha aprobado una exenci¨®n fiscal para las empresas de comunicaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro. Charlie Hebdo es el primer medio que ha adoptado ese nuevo estatus. ?No le convence la medida?
R. Va en la buena direcci¨®n, pero me parece demasiado t¨ªmida: solo permite donar cantidades peque?as. Es una l¨¢stima que no hayan ido m¨¢s all¨¢, porque tras el atentado contra Charlie Hebdo hab¨ªa cierto margen de maniobra. La confianza de los ciudadanos en los medios aument¨® por primera vez desde hac¨ªa a?os, aunque estoy segura de que no tardar¨¢ en volver a bajar. Me pareci¨® curioso que en la gran manifestaci¨®n que sucedi¨® al atentado, se escuchara ¡°soy jud¨ªo, ¡°soy polic¨ªa¡± o ¡°soy Charlie¡±, pero nunca ¡°soy periodista¡±¡
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.