El tesoro de la cultura quimbaya, un regalo que se ha envenenado
La Corte Constitucional de Colombia aborda si obliga a su Gobierno a reclamar a Espa?a 122 piezas de oro entregadas en 1893 por el presidente Carlos Holgu¨ªn
¡°Tengo la honra de poner en su conocimiento que hoy he entregado a su majestad la Reina Regente los objetos de oro que componen la rica colecci¨®n de antig¨¹edades quimbayas enviadas por el Gobierno como obsequio a Espa?a¡±. Estas palabras que el entonces presidente Carlos Holgu¨ªn pronunci¨® ante el Congreso de Colombia en 1892 pueden poner, m¨¢s de un siglo despu¨¦s, en un aprieto al actual Ejecutivo de Juan Manuel Santos. La Corte Constitucional, la mayor instancia del pa¨ªs sudamericano en este caso, tendr¨¢ que decidir a partir de esta semana si resulta viable la solicitud que plantean varios particulares para que el Gobierno busque, a trav¨¦s de la Unesco, que 122 piezas de oro de la cultura quimbaya entregadas a la Corona espa?ola en 1893, que se exponen en el Museo de Am¨¦rica de Madrid, sean devueltas a Colombia.
Desde 2006, el abogado Felipe Rinc¨®n, junto a otra serie de personas, argumenta que las piezas fueron regaladas de forma ilegal por Holgu¨ªn a la reina Mar¨ªa Cristina de Habsburgo-Lorena. En 2009, un juez le dio la raz¨®n al abogado, pero en 2011 un tribunal revoc¨® esa decisi¨®n en segunda instancia al considerar que no exist¨ªa soporte argumental suficiente para declarar que la entrega se realiz¨® de forma ileg¨ªtima.
Prueba de agradecimiento
La Canciller¨ªa colombiana hab¨ªa apelado asegurando que la colecci¨®n no fue declarada como un bien del patrimonio cultural del pa¨ªs, por lo que, a su entender, no fue entregada de forma ileg¨ªtima.
Aunque el asunto parec¨ªa cerrado, la insistencia de Rinc¨®n lo llev¨® a interponer un nuevo recurso que la Corte Constitucional decidi¨® aceptar en 2012 para su estudio. Cuatro a?os despu¨¦s, este tribunal desempolva el caso y se prepara para decidir si la entrega se realiz¨®, como asegura el denunciante, de forma ileg¨ªtima, debido a que el tesoro se compr¨® con dinero del Estado y fue regalado a Espa?a sin pedir permiso al Congreso, la representaci¨®n del pueblo colombiano.
La colecci¨®n, seg¨²n el repaso hist¨®rico de Rinc¨®n, fue comprada por el Gobierno a un guaquero ¡ªun buscador de tesoros en sepulturas ind¨ªgenas¡ª para que se exhibiese en 1892 en Madrid dentro de las celebraciones del cuarto centenario del descubrimiento de Am¨¦rica. Sin embargo, el abogado sostiene que el presidente Holgu¨ªn don¨® al reino de Espa?a las piezas de oro, propias de la orfebrer¨ªa prehisp¨¢nica, como agradecimiento por un laudo arbitral que emiti¨® la reina en medio de una disputa de l¨ªmites fronterizos entre Colombia y Venezuela.
La discusi¨®n no ha resultado sencilla. Por ello, la Corte convoc¨® a las partes ¡ªel Gobierno, el letrado demandante, la Unesco, historiadores y directores de museos¡ª a una audiencia p¨²blica, convocada para el pr¨®ximo mi¨¦rcoles, en la que expondr¨¢n sus posturas, algo inusual. Tras escuchar los argumentos, los magistrados deber¨¢n tomar una decisi¨®n definitiva, que por la complejidad del pleito podr¨ªa tardar varios meses.
Si falla a favor de la tesis del abogado, tendr¨¢ que ordenar al Ejecutivo que active la reclamaci¨®n de esas piezas por medio del tratado de la Unesco de repatriaci¨®n de bienes culturales.
El Gobierno colombiano, a trav¨¦s de su Ministerio de Cultura, no ha querido hacer ning¨²n comentario al respecto. En todas las instancias anteriores se opuso a intentar que las piezas regresen al pa¨ªs. Un portavoz ministerial ha asegurado a EL PA?S que se pronunciar¨¢n, junto a la Canciller¨ªa y el resto de instituciones relacionadas, despu¨¦s de que se celebre la audiencia.
Sin consultar al Congreso
Rinc¨®n defiende que unas palabras del presidente Holgu¨ªn resultan claves para determinar que nunca se pregunt¨® al Congreso sobre la intenci¨®n de regalar las piezas de orfebrer¨ªa y para demostrar que la colecci¨®n es representativa de lo que signific¨® la cultura quimbaya en la historia del Quind¨ªo, en la regi¨®n oeste central del pa¨ªs. La Academia de Historia de esa zona de Colombia, cuyos representantes asistir¨¢n a la audiencia, ratificar¨¢ en el estrado judicial que hubo un contrato mediante el cual el Ejecutivo compr¨® las piezas y estas ingresaron al tesoro nacional, seg¨²n declar¨® a Caracol Radio Jaime Lopera, presidente de la Academia de Historia del Quind¨ªo.
Lopera escribe en una web dedicada a la cultura quimbaya que se basa en el libro El tesoro de los quimbayas (Planeta, 2002): ¡°El tesoro tiene adem¨¢s un significado simb¨®lico. En 1886, Colombia fue la ¨²ltima naci¨®n de Am¨¦rica que reh¨ªzo sus relaciones diplom¨¢ticas con Espa?a, despu¨¦s de las guerras de Independencia. Se sent¨ªa la necesidad de un acercamiento fraterno con la Corona espa?ola y, al parecer, el gesto del presidente Holgu¨ªn al entregar el tesoro, a manera de liberalidad, pudiera consolidar dichas amistades¡±.
Esta es la segunda pol¨¦mica a cuenta del patrimonio hist¨®rico en que se ven envueltas en los ¨²ltimos meses Espa?a y Colombia tras el hallazgo a finales del pasado noviembre del pecio del gale¨®n espa?ol San Jos¨¦, hundido en 1708 con un tesoro a bordo en aguas del Caribe colombiano.
La desaparici¨®n de un mundo orfebre
La cultura quimbaya es famosa por haber dejado como pruebas de su existencia unas piezas de oro de alta calidad. Habitantes de la zona cafetera de Colombia, aprovecharon su clima tropical para ser h¨¢biles agricultores, adem¨¢s de cazadores. Pero fueron sobre todo avanzados en la orfebrer¨ªa, cuyas obras serv¨ªan como ofrenda en las tumbas.
Los quimbayas supieron combinar cobre y el oro, que no abundaba en su zona, para crear sus adornos, vasijas y utensilios: la aleaci¨®n se llamaba tumbaga.
Aunque existen restos de hace 10.000 a?os, hacia 1530 estaban organizados en la federaci¨®n quimbaya, que ten¨ªa su capital en Chinchin¨¢. La federaci¨®n luch¨® duramente contra los conquistadores espa?oles, que entraron en su territorio en 1539, incentivados adem¨¢s por la atracci¨®n del oro.
Tras las rebeliones de 1542 y 1577, los quimbayas acabaron definitivamente sometidos y diezmados: si en 1539 eran unos 20.000, en 1628 no quedaban m¨¢s de sesenta. Desaparecieron hacia 1700.
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