Los males del sistema
Este drama es un triunfo del cine, de la escritura, de los derechos civiles, del periodismo, del trabajo
En un p¨¢rrafo del fabuloso Las aventuras de un guionista en Hollywood, William Goldman rememora de este modo sus angustias en el proceso de escritura de Todos los hombres del presidente: "Estaba de Watergate hasta las narices. Me hab¨ªa vuelto loco con lo de Haldeman cuando hab¨ªa hablado con Mitchell y con c¨®mo encajar en todo ello al juez Sirica y c¨®mo hacer que Erlichman apareciera como el perfecto vecino que dec¨ªa que era y a la vez pudiera hacer lo que hizo. Estaba consumido". Las pel¨ªculas pol¨ªticas basadas en hechos reales, y aquella lo era, como tambi¨¦n lo es Spotlight, impresionante epopeya period¨ªstica de Tom McCarthy sobre la revelaci¨®n de casos de pederastia en la Iglesia Cat¨®lica, tienen un gran problema: hasta alcanzar el subtexto, "el pulso que late bajo las palabras", de lo que realmente va la pel¨ªcula, lo que lleva a la emoci¨®n y a la reflexi¨®n, hay que narrar toda una serie de complej¨ªsimos pasos repletos de "esos malditos nombres". Hacer comprensible al espectador, y a¨²n m¨¢s all¨¢, emocionante, un proceso con el que incluso los mismos periodistas que protagonizan el relato se sienten perdidos no es tarea f¨¢cil. Goldman, con la foto de Gordon Willis y la puesta en escena de Alan J. Pakula, lo logr¨®. McCarthy, con su propia puesta en escena, tambi¨¦n. Spotlight es un triunfo del cine, de la escritura, de los derechos civiles, del periodismo, del trabajo.
SPOTLIGHT
Direcci¨®n: Tom McCarthy.
Int¨¦rpretes: Michael Keaton, Mark Ruffalo, Rachel McAdams, Liev Schreiber, Stanley Tucci.
G¨¦nero: drama. EE UU, 2015.
Duraci¨®n: 128 minutos.
Como en algunas de las grandes pel¨ªculas pol¨ªticas de la historia, poco o nada se sabe de la vida privada de los protagonistas de Spotlight. Aqu¨ª no hay adornos; ¨²nicamente hechos, y consecuencias, alrededor de la labor del equipo de investigaci¨®n del peri¨®dico The Boston Globe sobre los casos de pederastia sacerdotal en la ciudad y el encubrimiento de las altas esferas. Apenas tres pistas (una mirada del marido, o quiz¨¢ novio, del rol de Rachel McAdams, con rostro de hartaz¨®n; unos imanes en el frigor¨ªfico de la casa del de Brian d'Arcy James; una vaga referencia a la ruptura sentimental del de Mark Ruffalo) sirven de modo harto preciso la complicaci¨®n de sus existencias fuera del trabajo. Pero acudir a ello hubiera sido melodram¨¢tico. Y aqu¨ª estamos ante una pel¨ªcula sobre el poder, manejada por McCarthy, autor de V¨ªas cruzadas y The visitor, con el sentido m¨¢s cl¨¢sico de la puesta en escena, y tambi¨¦n del guion. Y ah¨ª est¨¢ la pista falsa con la que se juega a ver qui¨¦n dej¨® pasar por alto la informaci¨®n adecuada, a?os atr¨¢s, grandiosa en su verificaci¨®n, porque adem¨¢s apunta a uno de los grandes males del periodismo actual: la desidia.
Spotlight, en la l¨ªnea de Veredicto final, de Sidney Lumet, tambi¨¦n sobre la Iglesia, cumple con su prop¨®sito de olvidar lo superfluo para disparar contra lo esencial. Como en el extraordinario discurso del director Liev Schreiber a sus redactores, "la gran historia no est¨¢ en los curas, como individuos, est¨¢ en la instituci¨®n; pr¨¢ctica y pol¨ªtica, hay que apuntar contra los males del sistema", la pel¨ªcula es una gu¨ªa profesional y moral sobre el ejercicio de nuestro trabajo. El de cualquiera.
Babelia
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