Kureishi: ¡°El ideal de un mundo blanco ha acabado¡±
El londinense fue el icono del estallido de la inmigraci¨®n y el pop en Londres
Hanif Kureishi dedic¨® a?os, intentos, versiones y m¨¢s versiones a encontrar el tono exacto que necesitaba para construir su historia. ¡°En eso consiste escribir. Pruebas y pruebas, parece que nunca lo logras y, de repente, un d¨ªa encuentras una frase que dice: ¡®Mi nombre es Karim Amir y soy ingl¨¦s de los pies a la cabeza, casi¡¯. Y te dices: lo tengo, tengo la historia, y tengo el tono, tengo la voz. Todo ha encajado. Y ya puedes seguir¡±.
Han pasado 25 a?os desde que este autor nacido en Londres en 1954, de padre indo-paquistan¨ª y de madre brit¨¢nica, public¨® El buda de los suburbios, un cl¨¢sico con el que dibuj¨® a una generaci¨®n que no estaba marcada por la clase social y laboral, o no solo, sino por su origen racial: hijos de la inmigraci¨®n, de las colonias, asentados en Reino Unido, ricos o pobres, que se sent¨ªan tan ingleses como Bowie, Lennon o Agatha Christie. Los pata negra brit¨¢nicos ¡ªblancos, protestantes y adictos al t¨¦ tipo Breakfast todo el d¨ªa¡ª, sin embargo, les situaban al margen de un mundo que quer¨ªan perpetuar y que ya se ha acabado. ¡°Fui el primero en contar eso¡±.
Kureishi habla en la terraza del Hotel Santa Clara de Cartagena, sentado al sol h¨²medo y tropical con m¨¢s valent¨ªa que la de un lagarto. Ha llegado para participar en el Hay Festival. ¡°?No se va a quemar? Hace 30 grados¡±, se le advierte. ¡°En Londres, hace diez a?os que no vemos el sol. No voy a desaprovechar¡±, dice mientras el sudor celebra la fiesta. El escritor que convirti¨® en iconos los sentimientos de su comunidad no ha vuelto a leer El buda¡ ni quiere hacerlo, pero se emociona al recordar que recientemente tuvo que leer en p¨²blico unos pasajes por el aniversario. ¡°Me qued¨¦ en shock, de repente vi mi infancia pasar ante m¨ª, todos los detalles de mi casa, de la ropa, de mi madre, de la m¨²sica. Lo hab¨ªa olvidado porque ning¨²n autor quiere releer su obra, pero todo estaba all¨ª¡±.
Su libro narra su propia historia, la de un chaval que est¨¢ descubriendo la m¨²sica, las drogas, la sexualidad y la ambici¨®n de crear en un mundo en el que es diferente, y mientras lo hace logra convertir la an¨¦cdota en categor¨ªa, esa magia de la literatura capaz de transformar lo particular en universal: el desarraigo, la m¨²sica pop, la fractura entre lo que se esperaba de esos chicos y lo que quer¨ªan de verdad.
¡ª?Por qu¨¦ lo escribi¨®?
¡ªLo escrib¨ª porque ten¨ªa que escribirlo. Quer¨ªa ser escritor y, desde adolescente, hab¨ªa querido escribir la historia de mi vida. Es mi historia personal pero tambi¨¦n pol¨ªtica: sobre Inglaterra, sobre el crecimiento, sobre la m¨²sica, sobre la sexualidad, sobre la raza, sobre la inmigraci¨®n y sobre el cambio social, sobre los sesenta y los setenta, y adem¨¢s quer¨ªa que fuera una comedia. Posiblemente, fui la primera persona que escrib¨ª sobre esta cuesti¨®n racial desde el punto de vista de un inmigrante o hijo de inmigrante, y esto fue nuevo. Y sigue vigente, mi libro aborda cosas que est¨¢n ocurriendo en torno al islam y la inmigraci¨®n.
Aquel Londres de los suburbios puede haber cambiado, reconoce, ya que somal¨ªes, espa?oles, turcos, paquistan¨ªes o jamaicanos han hecho de esa ciudad un entorno cosmopolita completamente internacional. ¡°Ya no hay un ideal blanco, se ha terminado, esa cuesti¨®n tal y como era cuando yo era ni?o se ha superado¡±. Pero de ah¨ª a la integraci¨®n va un mundo. ¡°Cada comunidad tiene una identidad muy separada, espa?oles o turcos est¨¢n ah¨ª y no necesariamente van a las casas de los otros, pero viven pac¨ªficamente, trabajan, llevan a sus hijos a los colegios. As¨ª que la integraci¨®n es un mito. Llevan vidas separadas, as¨ª como tampoco los ricos y pobres est¨¢n integrados. Los ricos tienen gran poder e influencia y los pobres salarios muy bajos y casi nada de oportunidades¡±.
El mundo musical que tambi¨¦n fue suyo, con David Bowie (que hab¨ªa estudiado en su instituto de Bromley), Billy Idol, Siouxsie and The Banshees y otros se ha evaporado, o ha sido sustituido por otro en el que Kureishi no participa. ¡°Mis hijos oyen house y yo no. Ellos tampoco escuchan mi m¨²sica, aunque uno de ellos tiene un p¨®ster de Jimmy Hendrix en su habitaci¨®n¡±, relata. ¡°Pero la m¨²sica de los sesenta era tan grande porque estaba conectada al cambio pol¨ªtico, no se trataba solo de Jimmy Hendrix por Jimmy Hendrix, sino de derechos humanos, raciales, de drogas, de liberaci¨®n social y de toda la politizaci¨®n de los sesenta. No era solo un simple disco, era una liberaci¨®n de los valores muertos del pasado. No s¨¦ si la m¨²sica ahora significa eso, lo que significaba entonces, tal vez s¨ª, pero no lo creo¡±.
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