Realidad aumentada

Una mujer se acuclilla para apagar una televisi¨®n en una habitaci¨®n sin luz, y llora. Una l¨¢grima brillante por el reflejo de la pantalla se desprende de su p¨¢rpado y despu¨¦s todo queda a oscuras. La s¨ªntesis de cuatro historias en apenas 15 segundos: una peque?a cantidad de l¨ªquido segregada por la gl¨¢ndula lagrimal como expresi¨®n de la tristeza. O de la incomprensi¨®n, de la rabia, del arrepentimiento, de la nostalgia.

Alrededor de dos horas le bastan a Ignasi Vidal (Barcelona, 1973) para desmigar las emociones que rodean a actos fan¨¢ticos y est¨²pidos. Peque?o cat¨¢logo sobre el fanatismo y la estupidez es la postura de este actor y director teatral frente al conflicto y el efecto que tiene el miedo sobre los seres humanos. ¡°El bloqueo frente a una situaci¨®n violenta, tener miedo a algo siempre me ha parecido lo m¨¢s dram¨¢tico que le puede pasar al ser humano. El miedo provocado por la acci¨®n de otra persona¡±, comenta Vidal frente a unos cuantos caf¨¦s en una churrer¨ªa y rodeado de todo su equipo, incluido el ayudante de direcci¨®n y el t¨¦cnico de luces.

Miriam Montilla (Villanueva del Arzobispo, 1969), Diego Molero (Madrid, 1974) y Paco Churruca (Jara¨ªz de la Vera, 1965) son, de forma impecable y cre¨ªble, nueve personajes. Dos periodistas secuestrados en Oriente Medio arrastr¨¢ndose en medio del barro en mitad de la noche para escapar de su sentencia de muerte; una madre y un hijo discutiendo por la incapacidad del padre para tolerar otra idea que no sea la nacionalista; Pierre Trudeau y su ¡°just watch me¡± frente a Tim Ralfe despu¨¦s de convertir Montreal (Canad¨¢) en una ciudad sitiada por militares como respuesta a un secuestro terrorista en 1970, durante la crisis de octubre; un barbero que capea con soltura las atrocidades verbales de un ultra; unos padres que envenenan a ese ultra porque acaba convirti¨¦ndose en el asesino de su hijo.

La muerte y la barbarie pasan de la barrera de la informaci¨®n diaria a un lugar cercano, el de las intrahistoria de esas historias de las que solo solemos ver el despu¨¦s. Un art¨ªculo de 2014 sobre el n¨²mero de periodistas muertos en conflictos b¨¦licos desat¨® el primer borrador de la pieza. ¡°Iba a ser corta y al final quise tratar el fanatismo desde varios ¨¢ngulos: el nacional, el internacional, el de barrio y la conversaci¨®n de Trudeau con los periodistas¡±. Este c¨²mulo de conflictos y emociones pueden casi tocarse en dos de los espacios de La pensi¨®n de las pulgas (Madrid), donde se representa los martes, mi¨¦rcoles y s¨¢bados.

Miriam Montilla dice que duele: ¡°Te vas a casa con un carga de tristeza tremenda, duele mucho¡±. Reales, basadas o relacionadas con historias que lo son, los cuatro relatos se quedan en la exposici¨®n de los hechos, y es exactamente eso lo que las afila, sin morbo y apenas sin atrezo. ¡°A m¨ª, la de los padres que se vengan del asesino de su hijo asesin¨¢ndolo me hizo pensar en si la venganza elimina el dolor, o el odio. Y no lo hace. Record¨¦ muchas veces al padre de Mari Luz, la ni?a de Huelva a la que asesinaron¡±. Paco Churruca, el otro en ese matrimonio perdido, asegura que uno nunca sabe cu¨¢ndo va a querer morir: ¡°La m¨¢xima ilusi¨®n de su vida se ha ido. Ya no sienten nada, y quieren dejar de sentir esa nada tambi¨¦n¡±.

Descerebrados o insensibles, los personajes (los que se ven y los que no) de esta obra han ¡°removido¡± algo en la conciencia y en la vida del equipo. Diego Molero, que hasta ahora solo hab¨ªa hecho comedia, est¨¢ de acuerdo con la premisa del director: ¡°Todo parece ser la consecuencia de una falta o ausencia de educaci¨®n¡±. Vidal, minucioso y contundente en el texto y en la direcci¨®n, no sabe si hay futuro o no. ¡°Dec¨ªa Montaigne que nuestro mal reside en el alma y nos es imposible escapar de esta. Hay que leer a los cl¨¢sicos, abrir las mentes y las pasiones, mejorar, porque todo est¨¢ ah¨ª. Todo ha pasado ya en alg¨²n momento¡±.

Los que someten, los que controlan, los sometidos y los controlados. La historia de siempre, las consecuencias de un caldo de cultivo en el que la incapacidad de ver, aceptar y respetar la diferencia se convierte en odio. "Pura estupidez".