Poes¨ªa moderna para siempre
Los poetas de hoy mantienen el pulso renovador que inici¨® Rub¨¦n Dar¨ªo hace 100 a?os
Igual que los creacionistas que aborrecen a Darwin descienden del mono, tambi¨¦n los poetas que reniegan de Rub¨¦n Dar¨ªo descienden de Rub¨¦n Dar¨ªo. ?Por qu¨¦? Porque el poeta nicarag¨¹ense no solo fue el maestro de la poes¨ªa hispana moderna, sino tambi¨¦n el maestro de los maestros: fueran Juan Ram¨®n Jim¨¦nez o Antonio Machado, C¨¦sar Vallejo o Pablo Neruda. As¨ª, Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald dice que nunca fue ¡°devoto de la bisuter¨ªa musical del modernismo¡±, pero reconoce lo que el autor de Azul¡, muerto hace hoy 100 a?os, supuso ¡°como iniciador de una lengua renovadora que abri¨® el camino del simbolismo¡±. Lo mismo opinan Mar¨ªa Victoria Atencia y Clara Jan¨¦s. Para ambas, m¨¢s importante que el propio Dar¨ªo, fue su influencia en la generaci¨®n del 27: el puente entre el modernismo y la modernidad.
Elena Medel lleva esa influencia m¨¢s adelante ¡ªa ¡°los outsiders de la primera posguerra espa?ola, como el grupo C¨¢ntico o Alfonsa de la Torre¡±, marcados por el uso preciosista del lenguaje¡ª mientras Luis Garc¨ªa Montero la lleva m¨¢s atr¨¢s: ¡°Lorca es impensable sin Rub¨¦n Dar¨ªo, pero este lo es sin B¨¦cquer¡±. ?Qu¨¦ demuestra eso? Que las rupturas nunca son tajantes. ¡°Tenemos una idea de modernidad heredada del consumo, que pide romper con el pasado y fabricar novedades sin parar. Esa idea es falsa: la literatura es un fluido a largo plazo¡±. El propio Garc¨ªa Montero admite, no obstante, que Dar¨ªo supuso una quiebra a finales del siglo XIX: la reivindicaci¨®n del ¡°orgullo est¨¦tico¡± frente al ¡°realismo adocenado y al utilitarismo industrial¡±. La dicotom¨ªa entre ¨²til y bello es precisamente la que usa Juan Antonio Gonz¨¢lez-Iglesias para subrayar la herencia del padre del modernismo: ¡°Lo m¨¢s ¨²til que ense?¨® es una nueva belleza, la perfecci¨®n en la m¨¦trica, en el ritmo y en el vocabulario. Le debemos tambi¨¦n la ense?anza de que los mitos antiguos se pueden decir con palabras modernas, cient¨ªficas¡±. ?Por ejemplo? ¡°Cuando llama a Venus ¡®princesa de los g¨¦rmenes¡¯ y ¡®reina de las matrices¡±.
Tanto Claribel Alegr¨ªa como Dar¨ªo Jaramillo y Piedad Bonnett traducen esa perfecci¨®n en una palabra: m¨²sica. ¡°Nos ense?¨® a mezclar ritmos y a buscar libertades inusitadas¡±, dice Bonnett. Pero la adaptaci¨®n del simbolismo franc¨¦s a una lengua agostada por ese realismo adocenado del que hablaba Garc¨ªa Montero es un arma de doble filo para Mart¨ªn L¨®pez-Vega. ¡°El lugar de Rub¨¦n Dar¨ªo en la historia de la poes¨ªa en castellano indica lo perdida que estaba esa poes¨ªa¡±, afirma. ¡°Cernuda dec¨ªa que los modernistas no se hab¨ªan enterado de lo mejor de la poes¨ªa francesa del XIX (Baudelaire, Mallarm¨¦, Rimbaud) y se hab¨ªan dedicado a copiar a los segundones. Estoy de acuerdo. No tuvimos un Romanticismo en condiciones y el modernismo, si uno lo compara con el franc¨¦s, el ingl¨¦s o el portugu¨¦s, es blandengue, palabrero, ingenuo, rid¨ªculo. A Dar¨ªo lo separan de Eliot y Pessoa 20 a?os, pero est¨¦ticamente les separan dos siglos. Creo que solo escribi¨® un poema que merezca tal nombre: ¡®Lo fatal¡¯, excepcional y enorme¡±. Por si acaso, tanto Jaramillo como ?scar Hahn e Ida Vitale recuerdan la insistencia de Rub¨¦n Dar¨ªo en que nadie lo adoptase como maestro. ¡°Quiz¨¢s fue el ¨²ltimo poeta de nuestra lengua¡±, apunta esta ¨²ltima, ¡°cuya obra entr¨® indiscutidamente en una fama internacional casi escandalosa, esa que hoy se reserva a los deportistas. Le toc¨® la desdicha de verse rebajado a una moda¡±.
Rub¨¦n Dar¨ªo lleva un siglo en el ADN de la poes¨ªa hispana. Nada menos, nada m¨¢s. ¡°Intentar hoy un tono a lo Rub¨¦n Dar¨ªo ser¨ªa un anacronismo de despistado¡±, advierte Dar¨ªo Jaramillo, que, junto a la fusi¨®n entre poes¨ªa y m¨²sica, se?ala otra deuda con el nicarag¨¹ense: ¡°Abri¨® la atenci¨®n a la poes¨ªa en otras lenguas y reivindic¨® un idioma m¨¢s universal, menos sometido a los preceptos dictados por un legislador del idioma. En esto, se anticip¨® a lo que hoy es aceptado por todos¡±. Gonz¨¢lez-Iglesias a?ade un matiz a esa universalidad: ¡°Los poetas no pertenecen a una naci¨®n sino a una lengua, y la lengua suele ir vinculada m¨¢s al imperio ¡ªcomo categor¨ªa literaria positiva¡ª que a la naci¨®n. En ese sentido Rub¨¦n no es un poeta nicarag¨¹ense, sino un poeta del imperio franc¨¦s que escribe en lengua espa?ola, del mismo modo que hubo poetas del imperio romano que escribieron en griego. Literariamente es un poeta franc¨¦s, por eso moderniza la literatura espa?ola¡±.
Imagen y velocidad
Aceptado que Dar¨ªo revolucion¨® la poes¨ªa en espa?ol, la pregunta es si una revoluci¨®n semejante es posible hoy que ¡ªconsolidado el paso del franc¨¦s al ingl¨¦s como lengua de influencia cultural¡ª vivimos tiempos, seg¨²n Gonz¨¢lez-Iglesias, de ¡°una poes¨ªa aparentemente globalizada pero en realidad vinculada al imperio americano vigente¡±. Para Piedad Bonnett, un poema moderno es aquel que expresa ¡°sensibilidades de la ¨¦poca en que se escribe, propone un lenguaje ajustado a nuevas realidades y, aunque recoge algunos aspectos de la tradici¨®n, rompe con ella en otros¡±. En su opini¨®n, el lenguaje de los poetas m¨¢s j¨®venes tiene mucha influencia de las redes sociales, mucha ¡°contaminaci¨®n¡± medi¨¢tica y, sobre todo, miradas transgresoras imposibles en la generaci¨®n anterior ¡°porque lo que para ellos fue familiar desde siempre no lo es para nosotros¡±. Entre esos elementos destaca la cultura de la imagen: ¡°Lo visual en ellos es m¨¢s fuerte, y lo usan m¨¢s como v¨ªa de conocimiento. Tambi¨¦n influye en su est¨¦tica. Me refiero, por ejemplo, a las series animadas japonesas, la publicidad, los juegos cibern¨¦ticos, las formas de o¨ªr m¨²sica¡±. Todo eso, dice, transforma la mirada y hasta la idea de tiempo: ¡°Tienen otra idea de la velocidad y de la eficacia de las comunicaciones¡±. A sus 92 a?os, Claribel Alegr¨ªa est¨¢ de acuerdo: ¡°Siempre sigue la misma b¨²squeda interior, pero con las nuevas tecnolog¨ªas las formas est¨¢n cambiando¡±. El diagn¨®stico de L¨®pez-Vega, entretanto, tiene un pie en la sociolog¨ªa y otro en la certeza de que la novedad ya es una tradici¨®n: ¡°No creo que se puedan inventar temas, pero el hecho de que la poes¨ªa haya dejado de ser casi ¨²nicamente asunto de varones blancos heterosexuales ha hecho que haya que repensar la mayor¨ªa de esos temas desde la ra¨ªz. Y repensarlos requiere un conocimiento profundo de la tradici¨®n, algo que solo se consigue estudiando¡±.
¡°Tenemos una idea de modernidad heredada del consumo: romper con el pasado y fabricar novedades sin parar. Esa idea es falsa: la literatura es un fluido a largo plazo¡±, dice Luis Garc¨ªa Montero
La poes¨ªa del chileno ?scar Hahn est¨¢ llena de referencias a la imaginer¨ªa estadounidense de la sociedad de consumo ¡ª?durante a?os vivi¨® en Iowa¡ª, pero advierte contra la caducidad de lo moderno: ¡°Lo que hoy es moderno va a envejecer en muy poco tiempo. Se puede hablar ahora de whatsapp y smartphones, pero en 50 a?os todo eso va a pasar de lo novedoso a lo trivial. Habr¨¢ otros objetos novedosos. Yo incorporo en mis poemas las cosas que me rodean, pero nunca con el prop¨®sito de modernizarlos¡±. T. S. Eliot dec¨ªa que el lugar del arte est¨¢ donde se cruzan la eternidad y el tiempo, y Hahn reivindica la idea de vigencia. ¡°La poes¨ªa no quiere ser tan solo una cr¨®nica del presente, sino permanecer en el tiempo. No busca estar al d¨ªa, sino ser vigente para el lector de hoy y para el del futuro¡±. Pregunta: ?C¨®mo se consigue eso? Respuesta: ¡°He ah¨ª el misterio¡±.
Otro misterio es poner de acuerdo a dos escritores respecto a lo que se escribe hoy. Mientras el propio Hahn habla de ¡°precariedad imaginativa¡±, Caballero Bonald aprecia que algunos j¨®venes buscan nuevos caminos a la ¡°ense?anza magn¨ªfica¡± del simbolismo: ¡°Por ah¨ª apunta la poes¨ªa que funda una nueva realidad y no copia la preexistente. No tengo ni idea de lo que hace que un poema sea moderno, pero a lo mejor es moderno todo lo que no es rea?lista. El realismo, en poes¨ªa, es la excusa de los que ignoran qu¨¦ es poes¨ªa¡±. Garc¨ªa Montero subraya que en estos eternamente malos tiempos para la l¨ªrica se vive hoy un ¡°estallido¡± de versos en Internet y de libros de cantautores en las librer¨ªas (espa?olas). Muchos de estos ¨²ltimos invocan su nombre como referencia de l¨ªrico en ropa de calle, pero ¨¦l prefiere ser prudente: ¡°El hecho de vender mucho no justifica la calidad, igual que no la niega vender poco¡±. ?Soluci¨®n? ¡°Apostar por el rigor¡±. Por lo pronto, su pr¨®ximo libro se titula Balada en la muerte de la poes¨ªa y ser¨¢, dice, el m¨¢s herm¨¦tico que ha escrito.
Sexo, pol¨ªtica, ciencia
Si hubiera que resumir el estado de la cuesti¨®n en tres versos podr¨ªan usarse los de Gonz¨¢lez-Iglesias, traductor del lat¨ªn adem¨¢s de escritor: ¡°La canci¨®n del verano suena m¨¢s que la Eneida¡± y ¡°No dir¨¦ que Petrarca no nos sirve,?/ dir¨¦ que no nos basta¡±. ?l mismo destaca varios nombres entre los autores m¨¢s j¨®venes: ¡°Hay un nuevo romanticismo en poetas sexuales y aparentemente descarados como Cristian Alcaraz, pero tambi¨¦n los hay contenidos, herm¨¦ticos de un modo distinto a lo que conoc¨ªamos, como Alejandro Sim¨®n Partal, que escribe: ¡®apostar por el recuento?/ es una forma de mutar el pasado¡±. Entretanto, Clara Jan¨¦s llama la atenci¨®n sobre Carta en el bolsillo de un muerto, de Mar P¨¦rez, que consigue ¡°ser universal¡± sin renunciar a la inquietud social, otro de los asuntos que la crisis econ¨®mica ha devuelto a la poes¨ªa.
¡°En los j¨®venes lo visual es m¨¢s fuerte, y eso influye en su est¨¦tica: las series animadas japonesas, la publicidad, los juegos cibern¨¦ticos...¡±, apunta Piedad Bonnett
Por su parte, L¨®pez-Vega sale del castellano para destacar un libro reciente en catal¨¢n y otro en gallego: Mur, de Gemma Gorga, y Cr¨¢ter, de Olga Novo: ¡°El de Novo, en realidad, lleva la contraria a Dar¨ªo, porque en ¨¦l no solo el ¨¢rbol y la piedra son sensitivos, sino tambi¨¦n, por ejemplo, un Simca 1200, que se convierte en un ¨²tero materno. Novo le da voz a todo¡±. Son, dice, literatura que ha asumido la ciencia: ¡°Est¨¢n escritos despu¨¦s de la f¨ªsica cu¨¢ntica, traen a la poes¨ªa descubrimientos como los de Niels Bohr, que niega el concepto de l¨ªmite, lo que, ampliando, niega la separaci¨®n entre cosas como humano/no humano, natural/cultural. Bohr vio m¨¢s all¨¢ que Einstein y poetas como ellas ven m¨¢s all¨¢ que la mayor¨ªa de sus contempor¨¢neos¡±. Tal vez por eso, y no porque sigan una moda, decimos que son modernas.
Todos, finalmente, insisten en que el talento creativo individual es lo importante, m¨¢s all¨¢ del tiempo y de los pa¨ªses, y por mucho que se trate del mismo tiempo y de la misma lengua. ?Qu¨¦ tiene que ver la poes¨ªa que se escribe en Espa?a con la que se escribe en Argentina, en Chile, en El Salvador o en Venezuela?, se pregunta Elena Medel. La escritura de un libro sobre Antonio Machado ¨CEl mundo mago- le hizo ver no s¨®lo la influencia de Rub¨¦n Dar¨ªo sino tambi¨¦n c¨®mo esa influencia se tradujo en un di¨¢logo vivo entre la poes¨ªa espa?ola y la latinoamericana. Di¨¢logo que, dice, nunca ha vuelto a ser tan intenso como hace cien a?os ¡°por muchas herramientas que ahora lo permitan¡±. Ella misma, en colaboraci¨®n con Luna Miguel, public¨® el a?o pasado Los reyes subterr¨¢neos, una antolog¨ªa de poetas j¨®venes de M¨¦xico que le hizo ver ¡°su manera lib¨¦rrima y desprejuiciada de acercarse a la tradici¨®n y, al mismo tiempo, de plantear la conversaci¨®n con sus coet¨¢neos: por ejemplo, no puedo leer a Gerardo Grande sin recordar a los poetas del rock, pero tampoco sin tener presente c¨®mo afrontaron el poema extenso Gorostiza, Owen o Paz¡±. Fuera de M¨¦xico y de aquella antolog¨ªa, Medel destaca a la argentina Natalia Litvinova por ¡°su construcci¨®n de una identidad propia y plural al mismo tiempo desde el trabajo con el silencio¡± y a la salvadore?a Krisma Manc¨ªa y ¡°su tratamiento lorquiano y generoso de las im¨¢genes¡±. Sin dejar de subrayar la imposible misi¨®n de acotar todas las propuestas de ¡°un idioma tan diverso¡±, Medel concluye al citar esos tres nombres: ¡°Para m¨ª son diferentes, y para m¨ª son nuevos¡±. Adem¨¢s, son poes¨ªa. El resto es literatura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Ida Vitale
- Luis Garc¨ªa Montero
- Dar¨ªo Jaramillo
- Rub¨¦n Dar¨ªo
- Mart¨ªn L¨®pez-Vega
- Elena Medel
- ?scar Hahn
- Piedad Bonnett
- Mar¨ªa Victoria Atencia
- Clara Janes
- Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald
- Juan Antonio Gonz¨¢lez Iglesias
- Claribel Alegri?a
- Literatura espa?ola
- Poes¨ªa
- Literatura hispanoamericana
- Literatura
- Libros
- Cultura
- Babelia