Del cielo y del infierno: vuelve El Bosco
Holanda conmemora con una gran exposici¨®n el 500 aniversario de la muerte del genio
Quinientos a?os despu¨¦s de su muerte, Hieronymus Bosch, apodado El Bosco (1450-1516), ha vuelto a su tierra. No es un viaje cualquiera. A pesar de que el artista naci¨®, trabaj¨® y falleci¨® en Holanda, solo el museo Boymans van Beuningen, de Rotterdam, tiene cuadros suyos. Una ausencia sonada a la que ha puesto remedio el Noordbrabants Museum de Den Bosch, su ciudad natal, con la retrospectiva Visiones de un genio. La m¨¢s ambiciosa organizada hasta la fecha ¡ªen mayo est¨¢ prevista otra en el Prado, a¨²n de mayor relieve¡ª re¨²ne 17 pinturas y 19 dibujos del artista, y hasta 70 de su taller y entorno.
Todos celebran, en el sentido anglosaj¨®n del t¨¦rmino, la obra del mayor genio creador en el arte de finales de la Edad Media y principios del Renacimiento. Porque si los retratos de Rembrandt parecen mirar al espectador, los cuadros del Bosco invitan a sumarse a un mundo en movimiento perpetuo, reflejo de la condici¨®n humana.
Los dibujos y las moralejas del maestro
El Proyecto de estudio sobre el Bosco ha realzado la obra gr¨¢fica. Unos dibujos calificados de "composiciones maestras" por los dos expertos holandeses en el artista, Matthijs Ilsink y Jos Koldeweij. Algunos son apenas unos esbozos ya muy comidos por el tiempo. Otros, como Paisaje infernal, perteneciente a una colecci¨®n privada, han sido autentificados por primera vez. La muestra de Den Bosch dedica una sala entera a esta parte de la producci¨®n del maestro, con im¨¢genes conmovedoras como El entierro de Cristo.
Hay otros dibujos que tambi¨¦n llaman la atenci¨®n. Un grupo de tullidos en todas las posturas posibles de los mendicantes que llenaban las ciudades medievales, adjudicado a un seguidor.
Estudioso de la naturaleza, El Bosco plasm¨® aves rapaces y plantas. Una de sus escenas, El bosque tiene ojos, incluye una moraleja. Al b¨²ho central le acompa?an dos orejas entre los ¨¢rboles y varios ojos en el suelo. "Mant¨¦n los ojos abiertos y la boca cerrada", viene a decir el pintor.
Las gu¨ªas tur¨ªsticas de Den Bosch se?alan que la villa conserva su sabor medieval. Tambi¨¦n aseguran que El Bosco no se perder¨ªa en el lugar que le vio convertirse en el mayor talento de una familia de pintores, los Van Aken, originarios de la germana Aquisgr¨¢n. Un enclave comercial en su ¨¦poca, donde se hizo con una buena clientela gracias a un oportuno cambio de apellido. Pas¨® a llamarse Hieronymus Bosch, y as¨ª atrajo a ricos, form¨® parte de la poderosa Cofrad¨ªa de Nuestra Se?ora y pint¨® para la Iglesia. Su estilo hizo el resto, y Felipe II de Espa?a figur¨® entre los principales admiradores de sus visiones m¨ªsticas, con cielos llenos de ¨¢ngeles que llevan a los justos de la mano. Pero tambi¨¦n con infiernos abiertos a la espera de mentecatos arrastrados por sus pecados. Como en La nave de los necios (1500), la tabla que abre la muestra, y que representa el viaje de la humanidad hacia la locura. En este caso, hacia el fuego eterno por culpa de una existencia libertina. La obra toma su t¨ªtulo de un poema sat¨ªrico escrito por el te¨®logo alsaciano Sebastian Brant, que denuncia la estupidez, y El Bosco subraya con sus condenados la responsabilidad humana sobre sus actos.
Cedido por la Biblioteca Nacional de Francia, el panel encabeza una ruta tem¨¢tica distribuida en estos temas: El camino de la vida, El Bosco en ¡®s-Hertogenbosch (nombre antiguo de la ciudad holandesa), La vida de Cristo, El Bosco dibujante, Santos y el Fin de los tiempos. La exposici¨®n se despliega sobre paredes negras que resaltan los colores. El carro de heno (1510-16) se apodera del ep¨ªgrafe El camino de la vida. Procedente del Museo del Prado en un pr¨¦stamo excepcional que Charles de Mooij, director del Noordbrabants, no deja de agradecer, el tr¨ªptico es la estrella del conjunto. Su argumento es conocido. Una muchedumbre sin distinci¨®n de clase, del Papa al mendigo, tiran del carro camino del infierno contemplados por Dios desde el Cielo. ¡°Es tal la riqueza de personajes y escenas, que la mirada no puede abarcarlo todo¡±, reza el cat¨¢logo. Lo que est¨¢ claro es la firmeza del artista con los que atesoran bienes terrenales ¡ªcomo si el heno fuera oro¡ª. Arder¨¢n en el averno.
Estas dos cesiones son la avanzadilla del contingente de boscos aut¨¦nticos y de piezas de sus seguidores, alumnos y entorno, llegados de otros centros y colecciones. El Noordbrabants carece de medios para una empresa as¨ª, y lo ha logrado con la oferta de restaurar, e investigarlo todo, en un ejercicio iniciado en 2007. Porque no solo han sido reparadas 12 pinturas en el marco del Proyecto Internacional de Investigaci¨®n y Conservaci¨®n El Bosco. Sus miembros han catalogado, adem¨¢s, la obra completa del flamenco para despu¨¦s ponerla a disposici¨®n del p¨²blico a trav¨¦s de una p¨¢gina web (boschproject.org). Junto al Prado, entre los donantes aparecen museos como el Louvre, el MoMa, la Gem?ldegalerie (Viena), el Museo de Bellas Artes de Valencia, el Museo Brit¨¢nico, la Fundaci¨®n L¨¢zaro Galdiano deMadrid o el Museo del Palacio Grimani de Venecia.
Personajes y mensajes
Todos los estudios recogen la vistosa galer¨ªa de monstruos y aberraciones reflejadas por el pintor. Algunos siguen siendo dif¨ªciles de interpretar, pero cuando quer¨ªa que su mensaje llegara enseguida al p¨²blico no hab¨ªa rodeos. Ocurre con el Ni?o Jes¨²s con la cruz a cuestas (1490-1510). Es un ¨®leo sobre roble donde, por un lado, el Ni?o aprende a andar con un tacataca. Parece un peque?ajo cualquiera, pero no. Del otro, lleva ya la cruz a cuestas. Deja clavado al espectador, y no otra era su intenci¨®n. En Ecce Homo (1475-85), por el contrario, casi puede o¨ªrse a Poncio Pilato y a la muchedumbre poco antes de la Crucifixi¨®n. Una marea de personajes bosquianos capaces de reflejar lo mejor y lo peor a pesar de su tama?o, a veces min¨²sculo.
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