Vincent Lindon: ¡°En Francia, me proponen hacer todas las pel¨ªculas¡±
El actor presenta 'La ley del mercado', con el que gan¨® el premio al mejor int¨¦rprete en Cannes
Nada m¨¢s aterrizar en el aeropuerto de Madrid, a Vincent Lindon se le acerc¨® un admirador.
-Soy fan tuyo. ?Nos podemos sacar una foto?
-Muchas gracias, pero no me gustan las fotos.
-?Por qu¨¦?
Entonces, el actor franc¨¦s le solt¨® una argumentaci¨®n sobre lo que estamos perdiendo por la neurosis del selfie: compartir un momento, apretarse la mano, charlar. Y le mostr¨® al fan su aparentemente indiscutible conclusi¨®n:
-Hace cinco minutos que estamos hablando. Con la foto no habr¨ªa ocurrido. Entonces, ?qu¨¦ prefieres?
-La foto. Y como no est¨¢s dispuesto a hacerla, pues ya no te quiero.
El relato de este acontecimiento ¡°incre¨ªble¡±, como lo define el int¨¦rprete, llega para cerrar cinco minutos en los que Lindon ha analizado los problemas del mundo actual. Los mismos que afronta su ¨²ltima pel¨ªcula, La ley del mercado, por la que obtuvo el premio al mejor actor en el pasado festival de Cannes y que se estrena hoy en las salas. Al fin y al cabo, se trata de ese estribillo disonante que suena en los o¨ªdos de toda Espa?a: paro descomunal, desigualdad, d¨¦biles humillados y animados por los directivos a pelear entre ellos.
¡°La pol¨ªtica tradicional ya no es suficiente por s¨ª sola. Hacen falta otras, independientes, subterr¨¢neas, asociativas. La pol¨ªtica se puede hacer todo el tiempo, dando el ejemplo, dici¨¦ndole a un joven que se levante, cuando no deja sentar a una se?ora mayor en el autob¨²s¡±, asevera Lindon (Boulogne-Billancourt, 1959). El actor abandera la importancia de la educaci¨®n, de la palabra, de ¡°disculpe¡± y ¡°buenos d¨ªas¡±, frente a un mundo que ya no pide permiso por nada.
Sus filmes tambi¨¦n son casi siempre reivindicativos, al menos en los ¨²ltimos a?os. Y desde luego lo es La ley del mercado, relato sencillo y realista de un hombre frente al hurac¨¢n de la vida: sin trabajo, maltratado por el banco y con un hijo discapacitado. A su alrededor, otras pobres almas tambi¨¦n malviven en el mismo barro, en un largo rodado con una sencillez que recuerda la espa?ola Techo y comida, sobre los desahucios.
¡°En Francia, a m¨ª y otros cinco o seis nos proponen hacer todas las pel¨ªculas. Podr¨ªa apuntarme a otras, m¨¢s sencillas y m¨¢s taquilleras. Pero, ?de qu¨¦ me servir¨ªa? Irme a dormir pensando que he hecho concesiones, que he entrado en el sistema, no es vida¡±, explica sus criterios el actor. Una elecci¨®n que se refleja tambi¨¦n en su existencia: ¡°Me las arreglo para colocarme en situaciones inc¨®modas. Siempre tengo fr¨ªo, nunca estoy muy tapado. Cuando se tiene un coche agradable, se come y bebe bien, uno carece de energ¨ªa. Si se tiene miedo de perder algo, nunca se gana mucho¡±, defiende Lindon.
Cierta incomodidad caracteriza tambi¨¦n la entrevista. El actor tiene fama de educado pero brusco y seco que confirma a lo largo de la charla. Un rato sonr¨ªe, el siguiente sostiene que el redactor tiene ¡°cierta tendencia a usas palabras demasiado categ¨®ricas¡±. De cerca, Lindon tambi¨¦n muestra varios tics nerviosos ¨Csobre todo en la boca- que llevan a preguntarse c¨®mo es capaz de ocultarlos totalmente ante la c¨¢mara. Pero otras respuestas cortantes invitan a aplazar la duda indiscreta para otra ocasi¨®n.
Sobre el futuro del cine, por ejemplo, el actor anima a dejar de centrarse tanto en los problemas, y a?ade que no le apetece ¡°entrar en m¨¢s detalles¡±. S¨ª le interesa m¨¢s hablar de la importancia de La ley del mercado. ¡°Me aterra que la gente necesite las pel¨ªculas para darse cuenta de cosas que aparecen en los peri¨®dicos desde hace 15 a?os. No creo que cambie nada, porque si no hace tiempo que hubiesen cambiado. A veces los pueblos no saben qu¨¦ hacer, es complicado ir contra el sistema, mojarse, arriesgar por otra persona. Pero esos son los hombres que me gusta interpretar¡±, sostiene Lindon. De ah¨ª que en su curr¨ªculo lleve varios personajes muy perfectibles, o incluso llenos de defectos, que en un momento dado cambian, ¡°progresan, intentan poder mirarse en el espejo¡±. Por la misma raz¨®n, en el fondo, conf¨ªa en que sus filmes puedan aportar un m¨ªnimo granito de arena a favor del cambio.
Eso s¨ª, tanto cine social y de guerrilla no significa que Lindon se sienta un bicho raro en la industria. ¡°Hay muchos actores que hacen buenas elecciones. Y hay grandes producciones fant¨¢sticas, como Apocalypse now. No me gusta la gente sectaria, lo interesante es proponer cosas nuevas. E.T. de pronto hace llorar a la gente con un monstruito que no exist¨ªa. Tibur¨®n o Tit¨¢nic no me suponen ning¨²n problema. No hay un g¨¦nero mejor que otro, como no lo hay en la vida, las mujeres, los libros¡¡±, asegura el int¨¦rprete.
La entrevista termina. El actor se levanta y el fot¨®grafo se dispone a retratarle. Pero Lindon apenas posa, a rega?adientes, unos pocos segundos. Imposible sacar algo de provecho en esas condiciones. No hay foto, pero s¨ª una charla con ¨¦l de 20 minutos. Entonces, ?qu¨¦ prefieren?
Babelia
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