El drama moderno del arte antiguo
Las cifras millonarias del mercado quedan reservadas a la creaci¨®n contempor¨¢nea
Cae un crudo e interminable invierno sobre los maestros antiguos. La nieve y un viento econ¨®mico g¨¦lido congelan desde hace a?os los precios de Jacob Jordaens o Salvator Rosa. Solo las mejores obras de los grandes nombres del pasado parecen resistir la avalancha de una ¨¦poca que ha cambiado de gustos. Un tiempo que no encuentra compradores para un arte con profundos problemas de oferta.
¡°Tras siglos de coleccionismo, las mejores piezas han entrado en museos y colecciones p¨²blicas y de ah¨ª ya no salen¡±, observa Juan V¨¢rez, consejero delegado de Christie¡¯s. Salvo contadas excepciones. Como la injustificable p¨¦rdida de La esclusa, quiz¨¢ el mejor lienzo de John Constable. Un cuadro que hab¨ªa permanecido durante d¨¦cadas en la colecci¨®n Thyssen-Bornemisza de Madrid. Precisamente su director art¨ªstico, Guillermo Solana, incide en esa r¨¦mora que supone la ¡°carencia de obras importantes en el mercado¡±. De hecho la falta de referencias de cuadros similares hace que los precios para el seguro de los tizianos o los holbein de la colecci¨®n se fijen, asegura Solana, ¡°un poco a ojo¡±.
Esa climatolog¨ªa helada tambi¨¦n es una consecuencia directa del cambio de gustos de nuestra ¨¦poca. Pocos quieren convivir en sus casas junto al dolor de un Ecce Homo o el sufrimiento de un sanguinolento San Sebasti¨¢n asaeteado. A fin de cuentas, ¡°el coleccionista prefiere atesorar arte de su tiempo¡±, reflexiona Aurora Zubillaga, consejera delegada de Sotheby¡¯s. ¡°Adem¨¢s la propuesta contempor¨¢nea resulta m¨¢s segura y asequible, porque en pintura antigua es necesario un conocimiento algo superior¡±.
Da Vinci, la excepci¨®n
Un rechazo que transciende a los n¨²meros. Desde 2004 se han vendido diez obras por encima de 100 millones de d¨®lares (89,5 millones de euros) en subasta y todas estaban firmadas por artistas modernos y contempor¨¢neos de los ¨²ltimos 120 a?os. La ¨²nica excepci¨®n viene de Leonardo da Vinci. El multimillonario ruso Dmitri Rybolovlev pag¨® en 2013 unos 127 millones de d¨®lares (107,7 millones de euros) por el Salvator Mundi, una tabla de ¨¢lamo reci¨¦n atribuida al genio toscano. Pero fue una transacci¨®n privada, nunca lleg¨® al espacio p¨²blico.
Relegados al silencio, los maestros antiguos parecen volver a la quietud de los talleres donde las obras fueron pintadas o esculpidas hace siglos. Porque el pasado cercano hiere. La subasta de diciembre de 2015 de esta categor¨ªa en la sala Christie¡¯s de Londres result¨® la peor en ventas desde 2007. Solo se consiguieron 6,4 millones de libras (8,4 millones de euros). ¡°Fue un drama hist¨®rico y adem¨¢s el nivel de las obras era p¨¦simo¡±, recuerda el galerista Nicol¨¢s Cort¨¦s.
Pero no todo es una raz¨®n de oferta. El viejo y cansado modelo de negocio de bastantes galeristas llega a su fin. Internet ha dado transparencia a los precios de un mercado de natural opaco, la pujanza de las ferias hist¨®ricas anda en retirada y llega un comprador joven que gestiona un presupuesto mediano, bien lejos de los multimillonarios estadounidenses y los arist¨®cratas europeos de los siglos XIX y XX. El arquitecto y coleccionista Francisco Bocanegra se refleja en este espejo. ¡°El mercado desde luego es exiguo pero si prestas atenci¨®n aparecen obras interesantes y puedes aprovechar unos precios bajos¡±, analiza. Y a?ade: ¡°Acabo de comprar en un anticuario de Venecia un icono del siglo XV de la escuela cretense. Hace diez a?os esto me hubiera resultado imposible¡±.
Esta es la nueva cantera de un coleccionismo que necesita renovar la sangre y que, pese a tenerlo casi todo en contra, emite ciertas se?ales de esperanza. El a?o pasado el 46% de los pujadores en las subastas de maestros antiguos participaban por vez primera. El dato aportado por Sotheby¡¯s lleva algo de alegr¨ªa para lidiar frente a problemas recientes y viejos. ¡°El Estado restringe desde hace a?os las exportaciones de obra antigua. Los mejores cuadros no pueden salir y esto explica, por ejemplo, la baja cotizaci¨®n de la pintura espa?ola en nuestro pa¨ªs. Por eso es en el extranjero donde alcanza precios elevados¡±, reflexiona Carmen Espinosa, conservadora jefe del Museo L¨¢zaro Galdiano de Madrid.
Pero esta es una pelea perdida antes de librarla. Las legislaciones europeas (Alemania, Italia, Francia...) son cada d¨ªa m¨¢s proteccionistas. El pa¨ªs transalpino ya pide el pasaporte, incluso, al Arte Povera para dejar el territorio. Hablamos de piezas que apenas superan los 50 a?os de vida. Y la administraci¨®n alemana propone exigir permiso de exportaci¨®n a todas las obras de m¨¢s de 75 a?os.
En un mundo que protege su arte y sus colecciones con mucho celo, a veces se abre una rendija y llegan a la venta grandes nombres: Rafael, Caravaggio, Turner, Donatello, Leonardo da Vinci, Rembrandt. Pero aunque hay excepciones ¡ªcomo la compra reciente de un Fra Angelico por el Prado y un Orazio Gentileschi por el Getty¡ª suelen ser obras menores de esos genios. Un goteo, adem¨¢s, solo apto para grandes museos o coleccionistas multimillonarios.
Cambio masivo de gustos
¡°Ser¨ªa ingenuo no reconocer que vivimos un momento bastante grave¡±, relata Anthony Crichton-Stuart, director de la londinense Agnew¡¯s Gallery. ¡°Hay un cambio masivo de gustos. Pero cuando un buen maestro antiguo aparece en subasta al precio correcto, se genera expectaci¨®n¡±. Este experto conoce el terreno que camina. Su firma compr¨® La Venus del espejo de Vel¨¢zquez para la National Gallery de Londres en 1906. De ah¨ª que la rueda gire y vuelva al h¨¢ndicap de la carest¨ªa de piezas.
¡°La oferta es un desaf¨ªo constante. Aunque el principal problema de los maestros antiguos es de percepci¨®n. El mercado del arte se compone de muchos mercados. Y esta categor¨ªa est¨¢ formada por coleccionistas discretos que disfrutan del viaje de coleccionar. Pero demasiado a menudo se la compara con otros mercados, m¨¢s ruidosos y veloces, como el del arte moderno y contempor¨¢neo¡±, se queja el marchante Jorge Coll.
Algo hay de cierto en esta tiran¨ªa del r¨¦cord tras r¨¦cord que impone el arte de nuestros d¨ªas, pero tambi¨¦n lo es que algunas comparaciones duelen. Las ventas conjuntas de Sotheby¡¯s y Christie¡¯s de maestros antiguos de diciembre fueron de 29,1 millones de libras (38 millones de euros), un 34% por debajo de las conseguidas en el mismo mes de 2011. Si bien es verdad que cifras cambian cifras. Un informe de TEFAF Maastricht (la principal feria de arte y antig¨¹edades del mundo) aseguraba en marzo pasado que el mercado para ese segmento se hab¨ªa duplicado en los ¨²ltimos diez a?os.
Aun as¨ª, el pesimismo es el marco com¨²n y poco influye, por ejemplo, que el certamen lance dos nuevas ediciones en Nueva York durante 2016 y 2017. ¡°La gente ya no quiere ir a las galer¨ªas y no compra obra de maestros antiguos. No forman parte de los gustos de hoy¡±, admite el veterano galerista Edmondo di Robilant en The New York Times. Mientras, en silencio, las viejas pinturas aguardan un crudo e interminable invierno.
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