E=mc² seg¨²n ¡®El Ministerio del Tiempo¡¯

Einstein est¨¢ de moda otra vez. ?Volveremos a ver su E=mc² en camisetas? La relatividad estimul¨® la imaginaci¨®n popular sobre los viajes al pasado. Porque si el tiempo se puede acelerar o decelerar, ?tendr¨¢ marcha atr¨¢s? En Desde la eternidad hasta hoy (Debate), el f¨ªsico Sean Carroll especula con colarnos en un agujero de gusano y concluye que nuestra nave ser¨ªa devorada por esa cosa. Stephen Hawking zanj¨® el debate en 1992 con la conjetura de protecci¨®n de la cronolog¨ªa: ¡°Parece existir una Agencia de Protecci¨®n de la Cronolog¨ªa que hace el mundo seguro para los historiadores¡±.

No es una agencia, doctor, sino un ministerio. Y espa?ol. Ni los cient¨ªficos ni muchos historiadores validar¨ªan El Ministerio del Tiempo. Ni falta que hace: la serie tiene la virtud de no tomarse a s¨ª misma muy en serio. La audiencia ¡ªalgunos se hacen llamar minist¨¦ricos¡ª disfruta de sus aventuras y humor. La segunda temporada, de 13 entregas, ha arrancado visitando al Cid Campeador (Sergio Peris-Mencheta), del que sospechan los agentes enviados al siglo XI porque se ajusta demasiado a su propia leyenda.

El regreso deja el mismo buen sabor de las primeras entregas, aunque se avecinan cambios: el personaje de Juli¨¢n pierde protagonismo porque Rodolfo Sancho tiene otras series que atender (Mar de pl¨¢stico), lo que dar¨¢ m¨¢s peso a los estupendos Amelia (Aura Garrido) y Alonso (Nacho Fresneda) y dejar¨¢ sitio a Hugo Silva como un polic¨ªa ochentero.

Se queja Javier Olivares, creador de la serie con su hermano Pablo, del recortado presupuesto (medio mill¨®n por cap¨ªtulo) para una ficci¨®n tan ambiciosa. Eso le impide, por ejemplo, filmar a Col¨®n pisando Am¨¦rica. Anoche el episodio pudo acabar en una batalla a lo Juego de tronos que solo se insinu¨®. Un consuelo: el ingenio es gratis para el que lo tiene, y de eso ah¨ª sobra. Aunque Hawking preguntar¨ªa ¡ªes uno de sus argumentos favoritos¡ª por qu¨¦ no salen en la serie agentes del futuro.