V¨ªas y tradiciones
Adam Fischer y la Sinf¨®nica de Viena act¨²an de gira por Espa?a con el violonchelista madrile?o Pablo Ferr¨¢ndez como solista
Todo tiene un pasado, tambi¨¦n la interpretaci¨®n musical. Los que escriben sobre su historia, como Lars E. Laubhold en el caso de la popular Quinta sinfon¨ªa de Beethoven, hablan de v¨ªas. Unas conducen a otras, aunque a veces discurren en paralelo, otras plantean variantes o incluso se cruzan bruscamente. En esta urdimbre ferroviaria tan del gusto del pensamiento centroeuropeo, el director h¨²ngaro Adam Fischer (Budapest, 1949) aparece ubicado en una confluencia de la tercera v¨ªa, es decir, entre los que interpretan a Beethoven con criterios historicistas pero con instrumentos modernos. En cambio, si uno preguntase al propio Fischer le dir¨ªa que aboga por la tradici¨®n austroh¨²ngara. La cuesti¨®n se reduce a un equilibrio entre v¨ªas y tradiciones, entre lo que el director quiere y lo que tiene.
XXII TEMPORADA DE GRANDES CONCIERTOS DE PRIMAVERA
Pablo Ferr¨¢ndez, violonchelo. Orquesta Sinf¨®nica de Viena. Adam Fischer, director. Obras de Mozart, Haydn y Beethoven. Zaragoza, Auditorio, 15 de febrero de 2016.
Fischer ha dirigido a la Sinf¨®nica de Viena en una gira que arranc¨® en Madrid el pasado jueves y termin¨® ayer martes en Barcelona, tras pasar por Alicante, Girona o Zaragoza. Sin alcanzar el nivel de excelencia de la m¨ªtica Filarm¨®nica, esta orquesta austriaca comparte con ella las mismas tradiciones sonoras y variantes instrumentales aut¨®ctonas. Ambas hablan el mismo dialecto. Por esa raz¨®n ninguna acepta f¨¢cilmente postulados historicistas, pues asumen llevarlos de alguna manera implementados. Fischer lo sabe y opt¨® por un balance ideal entre v¨ªa y tradici¨®n en Mozart y Haydn. El director h¨²ngaro tens¨® las din¨¢micas, afil¨® los acentos o aceler¨® los tempi de la Sinfon¨ªa n? 35 ¡°Haffner¡±, pero permiti¨® el vibrato o ese fluir aut¨®ctono que precisamente inspir¨® la obra a Mozart poco despu¨¦s de establecerse en Viena. Mucho mejor el chispeante Allegro con spirito o el melodioso Andante que el Presto final algo desma?ado.
Haydn fue muy superior, pero tuvo otro protagonista: el joven violonchelista espa?ol Pablo Ferr¨¢ndez (Madrid, 1991). La naturalidad musical y enfoque l¨ªrico de su Haydn convirtieron el Adagio del Concierto para violonchelo n? 1 en lo mejor de la noche. Ferr¨¢ndez resolvi¨® con gusto el primer movimiento y aguant¨® sin inmutarse el desmelenado tempo que impuso Fischer en el Allegro molto final. Para terminar no dud¨® en regalar dos bellas propinas con el impresionante violonchelo Stradivarius ¡°Lord Aylesford¡± que toca por cortes¨ªa de la Nippon Music Foundation y que perteneci¨® a Janos Starker: una contemplativa Sarabanda de la Tercera suite de Bach, adornada con sumo gusto, y una bell¨ªsima versi¨®n de la canci¨®n popular catalana El cant dels ocells en claro homenaje a Casals, a quien debe su propia onom¨¢stica.
La segunda parte se centr¨® en la Quinta sinfon¨ªa de Beethoven. Y afloraron algunas incompatibilidades entre lo que Fischer planteaba y lo que ten¨ªa delante. Querer y poder. El director h¨²ngaro apost¨® por una versi¨®n ligera, cortante y dram¨¢tica pero con unos m¨²sicos que tienen en sus dedos, manos y aliento otra densidad sonora o concepci¨®n del fraseo. Otro Beethoven y quiz¨¢ m¨¢s aut¨¦ntico. Hubo detalles t¨ªmbricos aut¨®ctonos muy interesantes, como ese caprino solo del oboe vien¨¦s en el Allegro con brio inicial o la transparencia del timbal vien¨¦s en la atmosf¨¦rica transici¨®n al cuarto movimiento, pero no fue una Quinta para el recuerdo. Competente pero no memorable. No sucedi¨® nada remotamente parecido a lo narrado metaf¨®rica e hiperb¨®licamente por Cort¨¢zar en Las M¨¦nades. Para terminar, Fischer a?adi¨® dos propinas de manual: la Danza h¨²ngara n? 5 de Brahms y Polka-Pizzicato de Johann y Josef Strauss.
Babelia
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