Muere la escritora Harper Lee, autora de ¡®Matar a un ruise?or¡¯
El pasado agosto se public¨® el libro ¡®Ve y pon un centinela¡¯, la novela que dio origen a uno de los cl¨¢sicos de la literatura de Estados Unidos
Harper Lee desapareci¨® como vivi¨®: lejos del mundanal ruido y sigilosamente, como si no quisiera llamar la atenci¨®n m¨¢s de la cuenta.
Cuando salt¨® la noticia se desconoc¨ªa d¨®nde, cu¨¢ndo y c¨®mo hab¨ªa muerto la autora de Matar a un ruise?or, la novela sobre el Sur segregado de los a?os treinta que ha vendido m¨¢s de treinta millones de ejemplares desde su publicaci¨®n en 1960 y que, en Estados Unidos, es un monumento literario. Unas horas despu¨¦s un sobrino suyo inform¨® que fue este viernes, en la residencia donde viv¨ªa en Monroeville (Alabama), su pueblo natal de 6.500 habitantes, y mientras dorm¨ªa.
Nelle Harper Lee ten¨ªa 89 a?os. No estaba casada ni ten¨ªa hijos. Era una autora de una sola obra hasta la publicaci¨®n, en 2015, de Ve y pon un centinela, escrita antes de Matar a un ruise?or pero oculta hasta esa fecha. La operaci¨®n editorial desat¨® sospechas sobre la posible manipulaci¨®n de la escritora.
Lee ya apenas sal¨ªa de The Meadows, una residencia de ancianos modesta en Monroeville. Dos guardias de seguridad vigilaba en la entrada y ahuyentaba a los periodistas que buscaban a Lee.
¡°No puedo responder ninguna pregunta¡±, dijo uno de los guardias durante una visita de EL PA?S en mayo.
Como su coet¨¢neo J. D. Salinger, Lee pertenec¨ªa a una especie particular de artistas. Su obra es escasa. Tienen un golpe de genialidad en su juventud y crean un cl¨¢sico para despu¨¦s retirarse del escenario y callar para siempre. Rehuyen los focos y las entrevistas. La fuente creativa se seca. Silencio.
A Lee le cost¨® digerir la fama que le atrajo Matar a un ruise?or, premiada con el premio Pulitzer, y la posterior posterior pel¨ªcula, protagonizada por Gregory Peck, ganadora de tres oscars. Es dif¨ªcil encontrar otra novela contempor¨¢nea que haya tenido un impacto tan duradero como esta, la historia semiautobiogr¨¢fica sobre un abogado sure?o blanco, Atticus Finch, que defiende a un negro acusado injustamente de violar a una blanca. Escrita en los a?os cincuenta, en el momento m¨¢s feroz del terrorismo blanco contra los negros en estados como Alabama, la novela se public¨® en el momento adecuado, cuando el movimiento de los derechos civiles tomaba fuerza y, con la complicidad de los presidentes Kennedy y Johnson y del Tribunal Supremo, que estaba a punto de lograr el fin de la segregaci¨®n racial. La autora era una desconocida, una empleada del departamento de reservas de una aerol¨ªnea, pero dotada de un talento narrativo ins¨®lito que mezclaba la mirada ingenua de una ni?a ¡ªScout, alter ego de Harper Lee¡ª con un bistur¨ª afilado para diseccionar el pecado original de la democracia estadounidense: el racismo y sus distantes expresiones: la esclavitud, la segregaci¨®n, la discriminaci¨®n¡ Matar a un ruise?or, adem¨¢s de una evocaci¨®n del para¨ªso infantil y una denuncia del racismo, es un manual de ciudadan¨ªa, una Biblia c¨ªvica le¨ªda por sucesivas generaciones de escolares en este pa¨ªs.
Lee creci¨® en Monroeville, inspiraci¨®n de Maycomb, el pueblo de Matar a un ruise?or. Su padre, A.C. Lee, era el abogado que inspir¨® a Atticus Finch. Su vecino y compa?ero de juegos era Truman Capote. Durante toda la vida le persigui¨® el rumor (falso) de que Capote hab¨ªa escrito en realidad Matar a un ruise?or. Lo contrario probablemente sea cierto. Sin la ayuda de Lee, que le acompa?¨® en los viajes y entrevistas, Capote no habr¨ªa escrito su obra maestra, A sangre fr¨ªa. Con los a?os se distanciaron.
Uno de los motivos que alimentaba la especulaciones sobre la autor¨ªa de?Matar a un ruise?or era que Lee no hubiese vuelto a escribir una novela. ?C¨®mo era posible que aquel talento enorme se hubiese apagado? Durante d¨¦cada se esper¨® la nueva novela, hasta que hace un a?o se supo que Tonja Carter, abogada en el bufete de A.C. Lee (es decir, del Atticus real), hab¨ªa descubierto un viejo manuscrito que narraba la historia de c¨®mo la Scout adulta regresa a Maycomb en los a?os cincuenta. Carter negoci¨® un contrato millonario con Harper Collins, que en junio public¨® Ve y pon un centinela. Se imprimieron dos millones de ejemplares.
Monroeville se dividi¨® entre quienes sospechaban que Lee carec¨ªa de facultades para decidir sobre la publicaci¨®n del texto y hab¨ªa sido manipulada por Carter, y quienes lo refutaban. Que Finch, el h¨¦roe de los derechos civiles, resultase ser un racista bajo la mirada de la Scout adulta decepcion¨® a muchos lectores.
Una semanas antes, el veterano historiador de Alabama Wayne Flynt, que era un buen amigo de la escritora, lo hab¨ªa avisado: Finch era un segregacionista suave, como la mayor¨ªa de ciudadanos del sur en aquella ¨¦poca, incluso los de inclinaciones progresistas. ?Manipulaci¨®n? No: Lee sab¨ªa perfectamente lo que hac¨ªa al publicar Ve y pon un centinela.
Cuando le preguntamos si cre¨ªa que podr¨ªamos entrevistar a la escritora, Flynt fue tajante: ¡°Harper no permitir¨ªa que Barack Obama la entrevistase, aunque ¨¦l se lo pidiese¡±.
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