Risa

Si existe algo mejor que re¨ªrse es hacerlo en compa?¨ªa. En la vida y en el cine. En el segundo pasaba hace un mill¨®n de a?os que en salas llenas de espectadores aquello que ocurr¨ªa en la pantalla o lo que dec¨ªan los personajes que se mov¨ªan por ella consegu¨ªan la carcajada generalizada del p¨²blico, cada uno de su padre y de su madre, con distintas sensibilidades y sentido del humor variado, pero c¨®mplices en la gracia que les provocaban esas comedias y la comicidad muda o parlante.

Es m¨¢s arduo que la risa estalle cuando est¨¢s viendo algo en la soledad de tu casa. Pero ocurre a veces. La que provoca algo que ha sido concebido mediante la agudeza mental, el talento, la facultad de encontrar la gracia de situaciones y personajes en circunstancias duras o tragic¨®micas. Me ocurri¨® el pasado s¨¢bado con el magistral cap¨ªtulo (duraba hora y media, pero hubiera agradecido que fuera m¨¢s largo) de la serie ?Qu¨¦ fue de Jorge Sanz? (5 a?os despu¨¦s). Si alguien se acercaba a la puerta de mi casa pensar¨ªa que dentro viv¨ªa alguien muy zumbado, ya que no paraba de re¨ªrse y estaba claro que lo hac¨ªa solo, que nadie le acompa?aba en su jolgorio.

David Trueba mezcla realismo y esperpento con inteligencia, mala hostia y ternura. Se arriesga mucho y gana haciendo que la coprotagonice una chica con s¨ªndrome de Down enamorada de Jorge Sanz y con voracidad hacia la anatom¨ªa de este. Hay situaciones, gags y di¨¢logos memorables como el retrato de un pintoresco grupo de terapia en la que un afligido Guillermo Toledo, en vista de que ning¨²n productor le contrata debido a su vehemencia ideol¨®gica, acude a manifestaciones contra el aborto y pretende casarse con una legionaria de Cristo con mando en G¨¦nova. Y Sanz demuestra tanta valent¨ªa como desgarro para re¨ªrse de s¨ª mismo. Y David Trueba consigue que nos riamos todos. La calidad no es siempre cuesti¨®n de grandes presupuestos.