?Superhombres!

M¨¢s que una corrida de toros, lo ocurrido en la plaza de Vistalegre fue un espect¨¢culo de grandeza; el milagro de la resurrecci¨®n de dos hombres de carne y hueso que hace unos meses les vieron las orejas a la muerte y han sido capaces de revolverse contra el destino y enfrentarse de nuevo al toro, s¨ªmbolo de su propio drama y esperanza de un futuro triunfal.

David Mora y Jim¨¦nez Fortes son dos superhombres que han engrandecido el toreo con un gesto que debe llenar de orgullo a quienes tenemos la fortuna de admirar a los h¨¦roes artistas que se juegan la vida para desentra?ar el misterio de la tauromaquia.

Tiene un m¨¦rito extraordinario vestirse de luces despu¨¦s de un cornal¨®n como el que sufri¨® Mora en mayo de 2014, y, tras muchos meses de dura rehabilitaci¨®n, y sin la certeza de una recuperaci¨®n definitiva, espantar los fantasmas que nublan la vista y descomponen el seso. No menos heroico es el caso de Fortes, grav¨ªsimamente herido por tres veces en el cuello, con la vida pendiente de un hilo, y volver para intentarlo como si nada hubiera ocurrido.

Momentos tan emotivos como el que se vivi¨® cuando los dos toreros aparecieron en el ruedo -los tendidos puestos en pie, rotos en una atronadora ovaci¨®n de admiraci¨®n, respeto y ¨¢nimo- solo se disfrutan en una plaza de toros. Hasta los miembros de las cuadrillas aplaudieron cuando los dos h¨¦roes saludaron al respetable tras el pase¨ªllo, conscientes del instante hist¨®rico que supon¨ªa la vuelta de Mora y Fortes a la vida.

Al margen del resultado art¨ªstico del festejo, qued¨® patente que estos toreros son dos valientes, dos superhombres, que han vuelto para honrar a la fiesta y dar una lecci¨®n de ¡®locura¡¯ inteligente, ahuyentar los miedos, levantarse e intentarlo de nuevo. Solo un hombre, en el mejor sentido de la palabra, es capaz de una gesta tan gloriosa. Honor y gloria, pues, para ambos.

Despu¨¦s sali¨® el toro, y los dos reaparecidos demostraron que no han perdido un ¨¢pice de su valor y torer¨ªa. Mejor suerte tuvo Mora con su lote; le tocaron los dos toros con m¨¢s clase de la tarde, y ante ambos demostr¨® que ha vuelto para quedarse. El primero, un pedazo de pan, le permiti¨® el lucimiento con el capote y la muleta, y la confianza necesaria para volver a gozar vestido de luces; confirm¨® sus buenas maneras ante el bravo quinto, que repiti¨® incansable las embestidas, pero el torero fall¨® con la espada tras alargar innecesariamente la faena.

A Fortes se le vio valeroso, con sitio, asentado y bien preparado f¨ªsicamente. No tuvo oponentes para el triunfo por soser¨ªa y mansedumbre, pero qued¨® claro que su retorno, como el de su compa?ero, merece toda la suerte de los h¨¦roes.

Al final, sali¨® a hombros David Mora, pero ambos merecieron tal distinci¨®n por su maravillosa gesta.