Sapos verdes para ahuyentar gitanos
La portuguesa Leonor Teles gan¨® el Oso de Berl¨ªn con `La balada de un batracio?, un corto sobre la discriminaci¨®n c¨ªngara
Si la tienda de la esquina se adorna con una figurita con forma de sapo no es simple cuesti¨®n est¨¦tica, tampoco si tan graciosa representaci¨®n del animal se repite en joyer¨ªas, bares, peluquer¨ªas o restaurantes. Entre las propiedades m¨¢gicas del batracio verde no solo est¨¢ la de transfigurarse en pr¨ªncipe, su presencia tiene otro efecto sorprendente: ahuyenta gitanos.
El cortometraje La balada de un batracio consigui¨® el domingo el Oso de oro del festival de Berl¨ªn. Su autora, la portuguesa Leonor Teles, es la galardonada m¨¢s joven en los 66 a?os de historia del festival.
?rase una vez que los animales y vegetales de la Tierra bailaban libres y felices, todos excepto uno: el sapo. Al ver lo feo que era, nadie lo admiti¨® en la fiesta. El sapo se qued¨® muy dolido y harto de tanto desprecio se le hincharon las gl¨¢ndulas hasta que explotaron y su bilis pring¨® a todos; las flores dejaron de moverse y los peces mor¨ªan al salir del agua. La leyenda se mantiene entre los viejos gitanos, que no se acercan donde hay un sapo verde.
¡°No solo perdura la superstici¨®n entre los viejos¡±, explica Teles. ¡°Aqu¨ª mismo en la ciudad de Lisboa existe; se ven sapos en algunas tiendas. Y si alguien cree que es una casualidad, comprobar¨¢ que ese detalle es m¨¢s frecuente en calles o comunidades con poblaci¨®n gitana. No los colocan para adornar el escaparate¡±.
Teles tiene 23 a?os y viste igual que aparece en su filme de 13 minutos, cuando va de tienda en tienda cogiendo cer¨¢micas de sapos, estrell¨¢ndolos contra el suelo y huyendo hasta el siguiente objetivo. Y con la misma naturalidad habla, sin pelos en la lengua: ¡°Basta ya de tanta permisividad y de tanto respeto a la cultura gitana. En nombre de la tradici¨®n y de la cultura no se puede permitir que las gitanas se casen a los 13 a?os y que abandonen la escuela. Los jueces, las leyes han de acabar con eso¡±.
La joven directora no cree que el distanciamiento entre comunidades est¨¦ mejorando. ¡°Los gitanos mantienen sus costumbres machistas y retr¨®gradas, y el resto de la sociedad se las respeta porque es su tradici¨®n. No puede ser¡±.
Teles parece poca cosa, menuda y peque?a, pero tiene nervio para jugar al f¨²tbol sala, su gran afici¨®n, y para hablar corto y directo. Entre muchos filmes de refugiados, el jurado berlin¨¦s apreci¨® esa mirada fresca de La balada de un batracio, que la directora -no se enga?a- define como ¡°un filme infantil y tosco¡±. Es su primer corto tras acabar los estudios cinematogr¨¢ficos, y el segundo de su carrera. ¡°El anterior, Rhoma acans, tambi¨¦n giraba sobre la comunidad gitana, pero con est¨¦tica muy diferente. Aquel era m¨¢s documental, este tiene m¨¢s complejidad al incluir archivo, s¨²per 8, un montaje reestructurado... es m¨¢s interventivo, m¨¢s parecido a una pel¨ªcula¡±. Tambi¨¦n es m¨¢s complejo. Si el primero lo rod¨® en tres d¨ªas, este, en seis, incluso con desplazamiento a las Azores. ¡°Ten¨ªa una ayuda de la Fundaci¨®n Gulbenkian y el dinero del premio del anterior corto¡±.
Con La balada de un batracio, Teles fomenta la acci¨®n personal para acabar con tab¨²s y lacras sociales; en el caso de Rhoma acans, la directora, tambi¨¦n protagonista en pantalla, convive con ni?as gitanas casadas, encerradas en casa y semianalfabetas cuya ¨²nica ilusi¨®n es ser modelos. ¡°Quer¨ªa verme a m¨ª misma si hubiera seguido las tradiciones de mi comunidad; a los 13 a?os ya dedicada a la casa y al marido¡±.
No fue su caso. ¡°Mi padre era gitano, pero rompi¨® la tradici¨®n y se cas¨® con una paya. Yo jam¨¢s tuve ninguna restricci¨®n, ni me aconsejaron que saliera solo con personas de mi etnia¡±.
El ¨¦xito de Berl¨ªn le abre la puerta de los festivales y espera tambi¨¦n de las salas comerciales. ¡°Llen¨¦ tres salas de 500 personas en Berl¨ªn, pero eso no contabiliza para los registros del filme¡±, refunfu?a, desbordada por la atenci¨®n. ¡°Mi premio era ya viajar, estrenar, ver las salas llenas¡±. Luego se atrevi¨® a saludar a Clive Owen, que le felicit¨® por la chaqueta tan elegante que llevaba. ¡°De Mango¡±, aclar¨® a la Prensa con desparpajo de veterana.
El tercer filme lo lleva en su cabeza, pero prefiere no hablar. ¡°No ser¨¢ otra de gitanos. Eso se acab¨®; no quiero convertirme en ¡®la representante de la comunidad gitana¡¯. Tengo ideas de lo que va a ser, pero no quiero presi¨®n; no me quiero plantear retos; quiero ser libre de fallar¡±.
Babelia
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