Cuatro grandes imperios antiguos y una legi¨®n perdida
Santiago Posteguillo cierra su trilog¨ªa de novelas sobre Trajano con una colosal aventura que lleva de Roma a China
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Para rematar su larga relaci¨®n con el emperador Trajano (tres libros, m¨¢s de tres mil p¨¢ginas), el novelista Santiago Posteguillo (Valencia, 1967) tira la casa por la ventana. En la tercera y ¨²ltima entrega de la trilog¨ªa, La legi¨®n perdida (Planeta), reci¨¦n publicada, se multiplican las batallas, las luchas de gladiadores, los escenarios, los viajes, los personajes y las intrigas. Verdadera novela hist¨®rica en Cinemascope, baste con decir que en la narraci¨®n el lector se va a encontrar cosas tan sensacionales como una naumaquia ?con tiburones!, un centuri¨®n romano que se ve cara a cara con un general chino y que luego cruza con sus hombres la Gran Muralla, la caballer¨ªa pretoriana atravesando al galope el Tigris sobre un puente de barcas, la destrucci¨®n de las siete legiones de Craso por los arqueros y catafractos partos en las arenas de Mesopotamia, un terremoto en Antioqu¨ªa o la matanza de todas las mujeres del har¨¦n del rey de reyes Osroes en Ctesifonte a manos de los eunucos, sin dejar (casi) ni una. Tambi¨¦n encontrar¨¢ los preceptivos cristianos arrojados a los leones en el Coliseo, el uso de plantas abortivas, a Trajano acost¨¢ndose con el joven y guapo pr¨ªncipe de Osroene y a un Adriano muy distinto del de Yourcenar¡
Al llegar sin respiraci¨®n y emocionalmente exhaustos a la ¨²ltima de las 1.140 p¨¢ginas de La legi¨®n perdida (incluidos los glosarios de lat¨ªn, s¨¢nscrito y chino, la nota hist¨®rica, la bibliograf¨ªa, los mapas, los diagramas de las batallas y los dibujos de los guerreros de la ¨¦poca), tenemos varias cosas claras, aparte de que ¡°magnis itineribus¡± significa ¡°marchas forzadas¡±: qu¨¦ gran tipo fue Trajano, qu¨¦ apasionante puede ser la novela hist¨®rica y que arrestos tiene Posteguillo para servir semejante fest¨ªn de la Antig¨¹edad que nos lleva nada menos que por cuatro imperios (el romano, el parto, el kushan del norte de la India y Afganist¨¢n y el Han chino) en una escala temporal de 150 a?os. El novelista hasta usa de personajes secundarios a algunas de sus fuentes, como Plutarco.
?Aggggh!
?Aggggh! es m¨¢s que una onomatopeya en La legi¨®n perdida: es una verdadera muletilla. Lo gritan, entre otros, el gladiador Marcio en la arena al caer ante un retiarius agresivo, el rey Exedares de Armenia moribundo mientras se le salen los intestinos por una herida de espada, el legionario Sexto al clav¨¢rsele una flecha parta en el brazo tras atravesarle el escudo o su colega Cayo al recibir una saeta china en el hombro. "Ser¨¢ la influencia del comic", r¨ªe Posteguillo, "he sido un enorme consumidor de El capit¨¢n Trueno y El Jabato. En todo caso esa expresi¨®n le da una p¨¢tina muy de g¨¦nero de aventuras a la narraci¨®n, ?no crees?".
¡°La idea era que la novela, que tiene mucha acci¨®n y di¨¢logo, enganchara, y regalar muchas emociones a los lectores, sin dejar nunca de ser muy riguroso¡±, se?ala el autor, que recalca que siempre se plantea ¡°hasta d¨®nde puede llegar¡± sin faltar a la historia. Lo de los cuatro imperios y sus correspondientes culturas ?no es mantener muchas bolas en el aire a la vez? ¡°Era un gran reto, pero al final todo encaja. Necesitaba algo muy potente para que el final de la trilog¨ªa con la muerte de Trajano no fuera un anticl¨ªmax¡±. Posteguillo ha tenido en mente la famosa novela de Gore Vidal Creaci¨®n a la hora de mover a sus protagonistas por mundos y culturas tan diferentes y ¡°romper los prejuicios del etnocentrismo¡±. La novela, que, entre otras cosas, trata los contactos entre el imperio romano y China, muestra la invenci¨®n de los chinos del papel y del sism¨®grafo o el impacto del budismo en el imperio kushan, con el que Trajano quiere pactar una alianza contra los partos.
El hilo conductor de la novela a trav¨¦s de los distintos imperios y en dos secuencias temporales es la historia de la legendaria legi¨®n perdida de Craso, cuyas vicisitudes Posteguillo recrea (se unen a los hunos y combaten a los Han) y en cuya b¨²squeda hace partir a una serie de viejos conocidos de las anteriores entregas como el gladiador Marcio.
Legiones perdidas hubo varias en la historia de Roma. La m¨¢s c¨¦lebre, claro, es la IX Hispania desaparecida, se supone, en Britania hacia el a?o 43. En realidad no ayuda mucho a dilucidar la suerte de esa y otras legiones la confusa ordenaci¨®n del ej¨¦rcito romano con varias unidades con el mismo n¨²mero y denominaci¨®n a lo largo del tiempo.
Valerio Manfredi se invent¨® su propia legi¨®n perdida en su novela El imperio de los dragones (2005). En ese caso eran legionarios prisioneros de los persas de Sapor tras la captura a traici¨®n del emperador Valeriano en el 260. Manfredi les hac¨ªa huir hacia el Este y viajar hasta China donde se pon¨ªan al servicio de un pr¨ªncipe local. Posteguillo recoge la tradici¨®n m¨¢s s¨®lida de los legionarios apresados por los partos tras la batalla de Carrahe ¨Cen la que muri¨® su comandante, el triunviro Marco Licinio Craso- y que nunca fueron devueltos a Roma. De ellos se ha especulado que pudieron acabar como mercenarios en el imperio Han chino. El novelista valenciano cree que es l¨ªcito especular sobre su suerte. ¡°Hay un vac¨ªo hist¨®rico pero tiene su l¨®gica humana que eligieran luchar y escapar. Conf¨ªo que lo que yo he escrito no cruja. Desde el punto de vista novelesco es un tema muy atractivo¡±.
El recuerdo de Carrahe y de la legi¨®n perdida espantaba a los romanos un siglo despu¨¦s y el novelista espa?ol utiliza ese miedo como uno de los puntales de su narraci¨®n. ¡°A¨²n hoy usamos la expresi¨®n ¡®craso error¡¯ para una equivocaci¨®n may¨²scula, as¨ª que podemos imaginar qu¨¦ presente ten¨ªan esa infausta campa?a los romanos. Cuando Trajano lanz¨® su propia invasi¨®n un siglo despu¨¦s de Craso y de Carrahe, seguramente su ej¨¦rcito tuvo que vencer el pavor que infund¨ªan a¨²n aquella derrota y la desaparici¨®n sin dejar rastro de sus viejos camaradas¡±.
A Posteguillo no le importa que otros hayan escrito de legiones perdidas o de Trajano. ¡°Lo importante es darle tu sello personal a la historia, que sea tuya¡±. Tras tanto tiempo con Trajano lo valora mucho. ?Fue el emperador m¨¢s importante? ¡°Para m¨ª en gran medida s¨ª, demostr¨® que no hac¨ªa falta ser nacido en Roma para ser emperador, acumul¨® mucho poder pero gobern¨® razonablemente bien y decidi¨® que Roma pod¨ªa ir m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites que ella misma se hab¨ªa autoimpuesto¡±.
Sorprende ver el papel de villano que tiene Adriano en la novela. ¡°En eso me enfrento a Marguerite Yourcenar, mi construcci¨®n del personaje es m¨¢s veros¨ªmil que el de ella. En realidad perpetr¨® un golpe de Estado para convertirse en emperador y su comportamiento eliminando competidores roza lo mafioso¡±. Lo de los chicos de Trajano¡ ¡°S¨ª, s¨ª, s¨ª. Est¨¢ en las fuentes. Era claramente homosexual y solo homosexual. No tuvo amores femeninos, ni hijos. Quiz¨¢ por eso, por los inveterados prejuicios, se ha escrito asombrosamente poco en Espa?a sobre un emperador nacido en Hispania, en la B¨¦tica¡±.
Posteguillo r¨ªe con piller¨ªa al se?alarle lo amplio de su enfoque y la dificultad que habr¨ªa para llevar la novela a la pantalla. ¡°Le he enviado un ejemplar al productor Javier M¨¦ndez, que proyecta hacer una pel¨ªcula de mi anterior trilog¨ªa sobre Escipi¨®n el Africano y con la nota: ¡®Calcula presupuesto¡¯. La ventaja de la novela es que no tienes que autolimitarte¡±.
De su pr¨®ximo libro dice que ¡°seguramente seguir¨¦ en el mundo romano¡±, aunque se plantea que sea una novela independiente, que da menos trabajo, y no otra serie. ¡°Ya veremos, luego pasa lo que pasa¡±, se?ala incorregible.
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