Norah Borges sale de las sombras
La pintora vivi¨® eclipsada por su hermano, el autor de ¡®El Aleph¡¯, y su marido, el poeta Guillermo de Torre, pese al inter¨¦s de su obra vanguardista. Ahora empieza a reivindicarse
No debe ser sencillo crecer bajo la sombra de un gigante. Y menos si ese escritor se llama Jorge Luis Borges y es tu hermano. Tampoco debe ser f¨¢cil ser la esposa de una relevante personalidad de la Generaci¨®n del 27, Guillermo de Torre. Fue el caso de la artista conocida como Norah Borges. Pocos la recuerdan en Espa?a ¡ªdonde residi¨® unos a?os junto a su familia¡ª y en el pa¨ªs donde naci¨®, Argentina. All¨ª s¨®lo hay espacio para venerar a uno de los hermanos Borges.
Sin embargo, las cosas parecen estar cambiando, aunque poco a poco. Desde hace un tiempo hay un movimiento de reivindicaci¨®n de la obra de Norah Borges (Ciudad de Buenos Aires, 1901- 1998). Las exposiciones que el pasado a?o le dedicaron en Es Baluard (Museo de Arte Moderno y Contempor¨¢neo de Palma), el Museo Nacional de Varsovia o el Centro Cultural Borges de Buenos Aires van en esa l¨ªnea. Esta reivindicaci¨®n a Leonor Fanny Borges Acevedo, rebautizada como Norah por su hermano, se sustenta en que fue una de las artistas esenciales y desconocidas de las vanguardias espa?ola y argentina.
¡°Ser¨ªa necesaria una gran exposici¨®n de ella en un museo espa?ol. Norah Borges fue v¨ªctima de la inmensa sombra de su hermano, pero tambi¨¦n de su extrema modestia¡±, sostiene Juan Manuel Bonet, director del Instituto Cervantes en Par¨ªs y exdirector del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) y del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa, de Madrid. Bonet compr¨® para el museo valenciano una serie de linoleums de la artista argentina al librero Alberto Casares, sobrino de Adolfo Bioy Casares. El museo madrile?o atesora el ¨®leo Personaje en un jard¨ªn, entre otras obras.
En 1990, Bonet pudo entrevistar a Norah Borges para la revista sevillana Renacimiento. La artista le explic¨® que en aquella ¨¦poca las chicas no iban a los caf¨¦s. Sin embargo, ella s¨ª disfrut¨® de una formaci¨®n complet¨ªsima: desde el aprendizaje con el escultor Maurice Sarkisoff, la instrucci¨®n de la t¨¦cnica del grabado en Ginebra con Ernst Kirchner, hasta el perfeccionamiento de la xilograf¨ªa con Arnaldo Bossi, en Lugano. Norah Borges desarroll¨® un universo est¨¦tico de notable singularidad: ¡°Su arte de los a?os veinte es enormemente interesante. Se combinan en ¨¦l la influencia del grabado expresionista alem¨¢n, la del flamenco Frans Masereel, ciertas andanzas espa?olas, el redescubrimiento de Buenos Aires, el realismo m¨¢gico y otros retornos al orden¡±, explica Bonet.
La familia Borges se traslad¨® en 1919 a Espa?a. El padre de los Borges estaba amenazado de una ceguera progresiva y antes hab¨ªa visitado a los mejores oculistas de Ginebra. Eligieron Mallorca porque seg¨²n Jorge Luis Borges era hermosa, barata y con pocos turistas. Fue en esta ciudad donde su hermana encontr¨® su mayor inspiraci¨®n: ¡°Acud¨ªa a la Catedral de Mallorca con su madre, a los ba?os de Corb Mar¨ª, al pueblo de Valldemossa... siempre en un ambiente femenino que le inspir¨® especialmente¡±, afirma Francisca Llad¨®, profesora en la Universitat de les Illes Balears y estudiosa de su obra. Del paisaje balear, a Norah Borges le cautiv¨® la figura de la mujer campesina: ¡°Otorga a las pagesas ciertas connotaciones de humildad y bondad. Repite de forma casi obsesiva las mujeres con c¨¢ntaros de agua, con rebolsillo en la cabeza y abanicos¡±, concluye Llad¨®. Los ¨¢ngeles tambi¨¦n fueron elementos medulares de sus pinturas. Le explic¨® al escritor argentino Adolfo Braceli ¡ªquien le realiz¨® la ¨²ltima entrevista¡ª que ella pintaba ¨¢ngeles porque sab¨ªa que exist¨ªan.
Picasso, Mir¨® y Lorca
En Sevilla conoci¨® al gran amor de su vida, Guillermo de Torre, impulsor del ultra¨ªsmo. Y de su mano a Picasso, Mir¨® (que le result¨® ¡°poco simp¨¢tico¡±), Unamuno, Garc¨ªa Lorca... En Madrid estudi¨® con Julio Romero de Torres y entabl¨® tal amistad con Juan Ram¨®n Jim¨¦nez que la pintora consigui¨® ilustrar algunos de sus poemas.
Norah Borges no fue una gran lectora. Aseguraba que su hermano y su marido ya hab¨ªan le¨ªdo todos los libros del mundo. Sus pinturas, de colores templados, retratan el sosiego, la levedad, cierta ligereza. ¡°Me gusta que en mis cuadros todo est¨¦ quieto y en silencio¡±, contaba una Norah Borges ya anciana a Braceli. A ¨¦l tambi¨¦n le dir¨ªa que nunca quiso ser famosa y que prefer¨ªa estar con sus amigas pobres tomando t¨¦ y pan con manteca.
La relaci¨®n entre los hermanos Borges fue entra?able. El autor de El Aleph dijo en alguna ocasi¨®n que en todos los juegos infantiles, ¡°ella era siempre el caudillo, yo el rezagado, el t¨ªmido, el sumiso¡±. Si ¨¦l juzgaba a las personas por la inteligencia, ella lo hac¨ªa por la bondad. Cierto desgarro existi¨® en la relaci¨®n fraternal: ¡°La relaci¨®n entre los cu?ados no fue muy buena: v¨¦ase las alusiones de Borges a Guillermo de Torre, siempre despectivas e hirientes, en el libro testimonial de Bioy Casares¡±, indica Bonet. Norah Borges muri¨® el 20 de julio de 1998 a los 97 a?os. Le gustaba el cielo porque ten¨ªa colores suaves y no hab¨ªa autobuses. Sab¨ªa adem¨¢s que all¨ª le esperar¨ªa Georgie, su hermano que hab¨ªa muerto 12 a?os antes, encima de su bicicleta m¨¢gica, la que le paraba justo donde deb¨ªa bajar.
La ultra¨ªsta de Am¨¦rica Latina
Mientras resid¨ªan en Sevilla, Norah Borges y su hermano Jorge Luis participaron activamente del movimiento ultra¨ªsta. En aquella ¨¦poca aparecieron sus primeros trabajos en las revistas Grecia, Ultra y Reflector. Contagi¨® su fiebre ultra¨ªsta a la cultura argentina incorporando variantes expresionistas (deformaci¨®n y alargamiento de formas principalmente) con otras cubistas y ultra¨ªstas. En su vuelta, fue esencial su contribuci¨®n a la revista Mart¨ªn Fierro, Proa y Anales de Buenos Aires donde ejerci¨® la cr¨ªtica de arte bajo el seud¨®nimo de Manuel Pinedo.
¡°Ella en realidad era la menos ultra¨ªsta de los ultra¨ªstas: una pintora y grabadora melanc¨®lica, amiga de los jardines y parques, de los barrios porte?os y de los mapamundis¡±, afirma Juan Manuel Bonet que reivindica una exposici¨®n con profundidad que revalorice su obra: ¡°Nunca se le ha reconocido el lugar que tuvo en nuestro ultra¨ªsmo. Los tres grandes artistas ligados a ese movimiento y a sus revistas, fueron tres extranjeros: el uruguayo Rafael Barradas, la argentina Norah Borges, y el polaco Wladyslaw Jahl¡±.
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