Camino de perfecci¨®n
De Waal brinda un libro ambicioso y revelador que contagia ¡°la enfermedad de la porcelana¡± con una escritura 'in crescendo'
Hay escritores que ense?an a mirar y a tocar. Uno no percibe de igual manera el mundo despu¨¦s de leerlos. Es el caso del ceramista brit¨¢nico Edmund de Waal, cuyo primer libro, La liebre con ojos de ¨¢mbar (Acantilado, 2012), historia de unas figuritas japonesas (netsuke) que hab¨ªan acompa?ado a su familia desde la segunda mitad del siglo XIX, fue una lectura ¡°de moda¡± en el mundo art¨ªstico y el descubrimiento de un escritor ¨²nico. Aquella familia de coleccionistas jud¨ªos ten¨ªa inter¨¦s intr¨ªnseco (su antepasado Charles Ephrussi fue el Swann de Proust), pero adem¨¢s la prosa de De Waal pose¨ªa ¡°fisicalidad, forma y peso¡±.
El oro blanco, su segundo libro, es m¨¢s ambicioso y revelador. M¨¢s de quinientas p¨¢ginas dedicadas a ¡°una obsesi¨®n¡±, ¡°la enfermedad de la porcelana¡±. Y aunque a uno no se le haya perdido nada en este material, De Waal contagia su pasi¨®n con una escritura in crescendo. S¨®lo en un sentido reducido es esta una historia de la porcelana, desde sus or¨ªgenes en la China del siglo VIII hasta las utop¨ªas crom¨¢ticas de las vanguardias del XX en su alianza con los totalitarismos. A?adamos un fresco de la rivalidad entre las cortes europeas del siglo XVII, de la relaci¨®n entre Oriente y Occidente, y de explotaci¨®n laboral. Un libro de viajes por Jingdezhen, Par¨ªs, Dresde, Plymouth, Londres y Dachau. Y la autobiograf¨ªa de De Waal, su ¡°camino de perfecci¨®n¡± como artista y artesano. Todo sabiamente relacionado.
Muchas son las virtudes de De Waal como escritor. Por ejemplo, la fluidez con que entrelaza las vidas de sus h¨¦roes el jesuita D¡¯Entrecolles, enviado a la China del siglo XVIII; el cient¨ªfico Tschirnhaus, amigo de Leibniz y Spinoza; el genio disoluto ?B?ttger, reinventor de la porcelana en Occidente, o el cu¨¢quero ingl¨¦s William Cookworthy, as¨ª como peque?as nouvelles que evidencian a un gran narrador. Pero adem¨¢s De Waal arriesga un original estilo sedimentado, como aquellas monta?as blancas de restos de porcelana rota que se celebran en este libro: la historia como jirones de megaloman¨ªa, belleza, esclavitud y anonimato. ¡°Nadie est¨¢ aqu¨ª por la est¨¦tica. Est¨¢n aqu¨ª para ganarse la vida¡±, escribe. Y a?ade: ¡°La copia es una apreciada v¨ªa de acceso al respeto [¡] una modalidad de historia. Falsificaci¨®n. Fraude. Ersatz. R¨¦plica. Simulacro. Imitaci¨®n. Enga?o. Impostura¡±. De Waal es igualmente cr¨ªtico con el esteticismo y con cierta ¨¦tica de la autenticidad.
La cualidad m¨¢s rara de esta prosa es su asedio al presente: ¡°La arcilla es presente de indicativo y presente hist¨®rico¡±. Un estilo ¡°de artista¡± que explica ¡°por qu¨¦ los objetos requieren historias y por qu¨¦ los artistas y creadores necesitan escribir¡±. Quiz¨¢ tambi¨¦n ¡°de artesano¡±, en el sentido que le da el fil¨®sofo Richard Sennett: amor al trabajo bien hecho, di¨¢logo del tacto y la cabeza. ¡°Ten mucho cuidado cuando describes c¨®mo se hace algo, c¨®mo se adquiere su forma, porque el proceso no debe soslayarse, el modo en que hacemos nos define¡±.
Muchas son las virtudes de De Waal como escritor. Por ejemplo, la fluidez con que entrelaza las vidas de sus h¨¦roes
El oro blanco es un libro en el que tambi¨¦n cabe la poes¨ªa de sus im¨¢genes (gracias a la traducci¨®n de Ram¨®n Buenaventura): ¡°Un muchacho con el port¨¢til abierto delante, con los auricu?lares puestos y una telenovela pasando silenciosamente en la pantalla, est¨¢ pintando un paisaje Tang en que tres sabios barbudos, hablando de amor o desamor, aparecen sentados entre las pe?as. Me quedo media hora mirando. Su pincel puntea dos de las tres barbas¡±.
El oro blanco. Historia de una obsesi¨®n. Edmund de Waal. Traducci¨®n de Ram¨®n Buenaventura. Seix Barral, 2016. 528 p¨¢ginas. 24 euros
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