El hombre sin calidades
Cornia plantea el horror de los espacios construidos para acoger vidas organizadas en torno al trabajo
Es una experiencia particular leer a Ugo Cornia, sus textos del detalle, la divagaci¨®n libre o el ¡°ejercicio f¨ªsico-espiritual del vaciamiento¡±, como lo llama el autor. En sus novelas reemplaza la sofisticaci¨®n del estilo, el lenguaje demasiado literario, por otro casi oral, utilitario, flexible a las categor¨ªas sociales que desea encarnar, la del trabajador obrero, la del desempleado y la del hombre sin horizontes. Es el trabajo el que dignifica la vida de las personas, las vincula, les da sentido y las justifica; entonces, ?qu¨¦ hacer en una sociedad con tantos desempleados?
Este libro me hac¨ªa pensar en otro escrito por una mujer, Viviane Forrester, El horror econ¨®mico. En el texto de Cornia, el horror son esos espacios construidos con la finalidad de acoger las vidas organizadas en torno al trabajo, categor¨ªas que el protagonista no adopta sin antes hacerse la pregunta del sentido, del por qu¨¦ hay que trabajar. Lo que nos lleva a la pregunta de qu¨¦ va a pasar en sociedades donde el empleo es cada vez m¨¢s escaso, y donde la tecnolog¨ªa reemplaza a las personas, donde los intereses y el instinto de supervivencia reemplazan a los afectos.
Los personajes de Cornia son casi siempre seres flotantes, po¨¦ticos por solitarios, se conforman con lo esencial con tal de salir del aislamiento y de la condena del etiquetado autom¨¢tico, fracasado = desempleado. O la amenaza del aburrimiento como disoluci¨®n de la subjetividad en sociedades organizadas para gente que trabaja. El trabajo no solo crea el v¨ªnculo social, sino que justifica ¨ªntegramente la existencia. En una ¨¦poca donde el empleo es la preocupaci¨®n mayor, el trabajo es el espacio donde se construye la subjetividad moderna, como ocupaci¨®n reconocida por el cuerpo social. Lo contrario es la disfunci¨®n, la invisibilidad y la oscuridad social.
Sus personajes entonces son una suerte de hombres Peter Pan, adolescentes eternos a los que la sociedad no ha entregado la ciudadan¨ªa completa.
Una novela del detalle, como si no quedase otra cosa m¨¢s que contemplar los restos de la existencia, rozar con un dedo a las mujeres, encerrarse en una identidad masculina flotante y pensar como su personaje ¡°que el Juicio Universal pueda llegar y que todo, por siempre y para siempre, haya sido in¨²til¡±. Un anatema metaf¨ªsico, casi una ataraxia org¨¢nica, en una sociedad, la italiana, donde, como sucede en muchas partes del mundo, los hijos siguen siendo hijos, ligeros, vol¨¢tiles, prescindibles, consecuencia de una econom¨ªa del consumo y del desecho.
Roma. Ugo Cornia Traducci¨®n de Francisco de Julio Carrobles Perif¨¦rica C¨¢ceres, 2016 136 p¨¢ginas 15,90 euros
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