Solitaria oreja para un animoso Rom¨¢n en tarde de toros sin entrega
El Soro, muy inseguro, demostr¨® que no est¨¢ para compromisos en plazas de primera
Ninguno de los toros de la familia Capea tuvo buen principio; ni buen final. Uno, el primero, incluso se puso complicado. Los dem¨¢s fueron distra¨ªdos, mansearon, y el que m¨¢s y el que menos se par¨® muy pronto en la muleta. El lote de Duque pareci¨® tener m¨¢s aire al principio de la faena, pero tampoco acab¨® de rematar en buen juego. Una decepci¨®n de corrida. Solo uno, el cuarto se dej¨® torear con el capote, y los dem¨¢s el resto salieron abantos, corretones y sin hacer caso de los capotes.
La tarde no empez¨® bien. Un desorden en la lidia desde que el primer toro salt¨® al ruedo, al que luego, en varas, le dieron de lo lindo. Mansete, distra¨ªdo y campando por sus fueros, el sinsentido era evidente. Precauciones en los banderilleros y muchas precauciones en El Soro con la muleta. No era claro el toro y nadie fue capaz de poner un punto de cordura. Con cuatro pases defensivos y una media baja liquid¨® El Soro a este primero.
El cuarto fue el toro de mejor son en el capote. El Soro pudo hacerlo con cierta confianza, tanto en los lances de salida como en un quite de dos chicuelinas y revolera final. Apuntaba a bueno en la muleta, pero no se termin¨® de ver el asunto. El Soro ech¨® de nuevo de precauciones y abrevi¨®. No banderille¨® a ninguno de sus dos toros, posiblemente la primera vez en su dilatada carrera que no lo hac¨ªa. Visto lo visto, no est¨¢ El Soro para estos compromisos en plaza de primera. Su inseguridad genera desconfianza. No debe echar por tierra una carrera admirable.
El segundo tambi¨¦n fue un toro distra¨ªdo y corret¨®n de salida, que intent¨® un par de veces saltar al callej¨®n sin que ning¨²n lidiador acertara a sujetarlo. Desmont¨® al picador de turno en la primera entrada y sali¨® bien servido de los dos puyazos recibidos. Fue un toro con buen aire en la muleta, y Duque se lo llev¨® con la derecha sin grandes apreturas. Correcto Duque, y con cierta comodidad, en series cortas sobre el pit¨®n derecho. Por la izquierda fue otro cantar. No hubo quietud ni demasiada confianza. Para ese momento el toro ya ped¨ªa su rendici¨®n; se paraba. Duque remat¨® faena, buscando siempre la complicidad del tendido, con manoletinas en terrenos de dentro. Al entrar a matar, mal posicionado, el toro hizo por ¨¦l y le peg¨® una monumental voltereta sin consecuencias.
El CAPEA / EL SORO, DUQUE, ROM?N
Toros de Carmen Lorenzo -1? y 6?-, San Pelayo -2? y 4?-, y El Capea -3? y 5?-, bien presentados, mansos, distra¨ªdos y sin entrega.
El Soro: media baja (pitos); dos pinchazos y casi media (silencio).
Jes¨²s Duque: pinchazo, m¨¢s de media muy trasera y perpendicular y descabello (saludos); _aviso_ pinchazo y entera pasada (palmas).
Rom¨¢n: estocada y descabello (vuelta al ruedo); estocada con p¨¦rdida de muleta _aviso_ y descabello (oreja).
Plaza de Valencia. 16 de marzo. Sexta de abono. Algo m¨¢s de media entrada.
La t¨®nica del quinto de salida fue la misma que el resto de la corrida. M¨¢s cuidado el toro en varas, pareci¨® tener un poco m¨¢s de frescura. En los primeros compases de la faena fue y vino sin problemas, incluso con cierto ¨ªmpetu. El primer muletazo de Duque fue un cambiado por la espalda, que le sali¨® muy logrado. Pero se acab¨®. De ah¨ª en adelante no hubo quietud, falt¨® reposo ante un toro que resultaba m¨¢s aprovechable. La faena pes¨® lo suyo por larga y el toro, aburrido, acab¨® por tener media embestida. Ni las cercan¨ªas finales de Duque sirvieron para algo.
Otro toro abanto de salida fue el tercero. Continu¨® la t¨®nica de los anteriores, no se dej¨® torear de capa y march¨® distra¨ªdo por el ruedo. Antes de tomar la muleta, Rom¨¢n le hizo un quite por saltilleras que tuvieron la emoci¨®n de ser muy ajustadas. Sin mediar prueba alguna, Rom¨¢n inici¨® la faena de rodillas en el mismo platillo. Sorte¨® una colada en el primer envite, al que siguieron cinco muletazos decididos. Ya de pie, la primera tanda con la derecha tuvo forma y fondo, pero el fondo del toro se acab¨®, precisamente, ah¨ª. Suelto a la salida de cada pase, el de Capea renunci¨® a colaborar. Rom¨¢n se dej¨® llevar al terreno elegido por el toro, los adentros, y all¨ª intent¨® levantar su labor. Toreo de cercan¨ªas, pero cuando uno no quiere dos no ri?en. Unas bernardinas, de las que se abusa ¨²ltimamente, acabaron la sesi¨®n. Todo con el toro muy cerrado en tablas, sin ganas de plantar cara.
Rom¨¢n recibi¨® al toro que cerr¨® plaza a porta-gayola de rodillas, pero el toro hizo caso omiso del capote y salt¨® por encima del torero que tuvo que echarse para no verse arrollado. Siguieron tres largas, de rodillas, fuera del tercio. El toro tuvo cierta intenci¨®n de tomar la muleta, aunque con la cara alta. Rom¨¢n se dispuso decidido con ¨¦l, pero el toro sigui¨® fiel al gui¨®n de la corrida y se neg¨® a m¨¢s. La actitud de Rom¨¢n estuvo por encima de cualquier circunstancia. Valiente, decidido y con seguridad en todo lo que intentaba hacer. No fue una labor con argumentos art¨ªsticos, pero no cab¨ªa otra que jug¨¢rsela con firmeza. Lo hizo Rom¨¢n ante un toro que no quer¨ªa luchar por nada.
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