¡®Guerra y paz¡¯: ganar perdiendo

Esta serie no es excusa para abandonar todo lo que est¨¢n haciendo y acudir corriendo a la pantalla. Pero si ya han visto las nuevas temporadas de Happy Valley, House of Cards y Vikingos, por ejemplo, Guerra y paz es un plan. Mucho mejor de lo que parece.

En esta adaptaci¨®n de la novela de Le¨®n Tolstoi ver¨¢n cr¨¢pulas rusos de clase alta, condes con hambre de mujeres y de carrera militar, aburridos petimetres y sonoros braguetazos en un San Petersburgo ic¨®nico en el que el zar Alejandro I env¨ªa a una generaci¨®n de j¨®venes a frenar a Napole¨®n. Pero tras los redobles de tambores la valent¨ªa nunca tiene premio, el amor nunca es correspondido y el sexo nunca se da entre iguales en esta sociedad de ¨¦lite que tan bien retrat¨® la literatura rusa del siglo XIX.

Cuernos, abandonos, prostitutas sin rostro, relaciones triangulares e incesto ponen el punto de culebr¨®n a esta superproducci¨®n de la BBC, pero la lucha por las herencias del pr¨®jimo, las relaciones interesadas, el deseo de lo prohibido y la b¨²squeda de un sentido a la vida colorean bien una aristocracia rusa que lo tuvo todo a mano para ganar como gan¨® y para suicidarse como se suicid¨®. Hubo fulgor y apariencia, conveniencias y mentiras, patriotismo, injusticias y arbitrariedad en las decisiones del poder. Hab¨ªa todo para ganar, como hab¨ªa todo para perder. Y esa ¨¦lite gan¨® perdiendo y sin saber por ello perder.

Guerra y paz es entretenida, novelesca y decimon¨®nica, es un fest¨ªn de buenos actores en una poderosa superproducci¨®n de las que empiezan a dar cr¨¦dito al emergente sector de series en Europa. Pero es sobre todo una ocasi¨®n para reflexionar de nuevo: Rusia sabe ganar guerras, aunque sus victorias suelen conllevar tantos millones de muertos, hambrunas y maldiciones que parece haberlas perdido. La serie Guerra y paz llega en tiempos de bombas en Europa, cuando ya deber¨ªamos saber que matando nadie gana nunca en realidad.