Triste mano a mano entre Morenito y Fandi?o, sin toros, en Las Ventas
El mal juego del ganado impidi¨® el lucimiento de dos toreros necesitados de triunfos
Dos ovaciones, una para cada torero, fue el escaso balance del decepcionante mano a mano entre Morenito de Aranda e Iv¨¢n Fandi?o celebrado en Las Ventas el Domingo de Resurrecci¨®n, una corrida condicionada por el poco juego del ganado, lo que represent¨® un paso atr¨¢s en las pretensiones de ambos.
Con m¨¢s de media entrada, se lidiaron cuatro toros de Mart¨ªn Lorca y uno -el segundo- de Escribano Mart¨ªn, de desiguales vol¨²menes y hechuras, flojos y deslucidos salvo el primero, que tuvo m¨¢s empuje y nobleza. El sexto fue un sobrero de Jos¨¦ Luis Pereda, chico y blando, pero con movilidad.
Jes¨²s Mart¨ªnez Morenito de Aranda: pinchazo y estocada (ovaci¨®n tras aviso); estocada ca¨ªda y descabello (silencio); y dos pinchazos y estocada (silencio).
Iv¨¢n Fandi?o: pinchazo y casi media atravesada (silencio); estocada (silencio); y estocada trasera y ca¨ªda (ovaci¨®n).
Domingo de Resurrecci¨®n en Madrid, una cita de lo m¨¢s taurina en la primera plaza del mundo, que se cubri¨® en algo m¨¢s de la mitad de su aforo para ver a dos toreros muy del gusto de su afici¨®n bati¨¦ndose mano a mano: Morenito de Aranda e Iv¨¢n Fandi?o, que saludaron una ovaci¨®n al finalizar el pase¨ªllo.
Pero al final, ni duelo ni nada, fundamentalmente por falta de toro. El ¨¢nimo de toreros y p¨²blico decay¨® a medida que se arrastraban los astados de los dos hierros de Mart¨ªn Lorca, principales culpables del decepcionante espect¨¢culo.
La tarde empez¨® con susto, el que protagoniz¨® Fandi?o al ser cogido de forma aparatosa al instrumentar una saltillera en su turno de quites al que abri¨® plaza. Sali¨® indemne de milagro.
El toro, abanto de salida, pareci¨® orientarse a ra¨ªz de hacer presa, y fue complicado en banderillas; pero Morenito le encontr¨® pronto la distancia para instrumentar las dos primeras tandas a derechas. Por el izquierdo hubo m¨¢s temple y encaje, especialmente en dos naturales, inmensos, aderezados con trincherillas y varios de la firma.
Sin embargo, a la faena le falt¨® unidad, sobre todo en un ep¨ªlogo en el que pareci¨® atropellarse, y pinch¨® antes de la estocada definitiva. Salud¨® una ovaci¨®n.
En el tercero hubo el primero y, a la postre, ¨²nico conato de pique con el capote entre los dos contendientes. Fandi?o volvi¨® por saltilleras, que casi le cuesta otra voltereta, y Morenito replic¨® por cadenciosos y bonitos delantales. Hubo brindis al respetable, y el viento hizo acto de presencia. Faena con altibajos de Morenito, desconfiado por el azote de las r¨¢fagas, demasiado encimista, sin planteamiento ni estructura.
El quinto, reserv¨®n en los dos primeros tercios, pidi¨® el carn¨¦ a las cuadrillas. No fue a mejor en la muleta, todo lo contrario, pues se defendi¨® y protest¨® por los dos pitones. Morenito, todo voluntad al ver que se le iba la tarde, acab¨® doblegado por tantas asperezas.
El primero de Fandi?o amag¨® con pararse en los capotes, lo que corrobor¨® en el ¨²ltimo tercio, remiso y brusco en sus cortas embestidas. Un tesonero Fandi?o quiso mucho sin alcanzar lo que pretend¨ªa.
El cuarto fue protestado por su manifiesta endeblez, pero el presidente decidi¨® mantenerlo en el ruedo para desgracia de Fandi?o, que vio como una y otra vez el animal besaba la arena para abundar en el disgusto de la concurrencia.
El sexto s¨ª fue para atr¨¢s, y en su lugar sali¨® un sobrero escurrido de Jos¨¦ Luis Pereda, que desencaden¨® de nuevo el enfado de la gente. Poca presencia y escasas fuerzas del animal; no obstante, se movi¨® m¨¢s y mejor que los titulares, lo que hizo concebir esperanzas en el inicio de faena.
Pero fue un espejismo, pues Fandi?o, que lig¨® mejor los muletazos por el derecho, no lleg¨® a calentar lo suficiente. Ni las bernadinas finales tuvieron apenas eco. Solo la tremenda voltereta que cobr¨® al meter la espada despert¨® la emoci¨®n en el ambiente, y se pidi¨® una oreja que el presidente deneg¨® con acierto, y todo qued¨® en una ovaci¨®n de consolaci¨®n.
Roca Rey y El Juli, a hombros en Arl¨¦s
Dos orejas cada uno pasearon los diestros Juli¨¢n L¨®pez El Juli y el peruano Andr¨¦s Roca Rey en el mano a mano que dirimieron en la ciudad francesa de Arl¨¦s, a pesar de que los toros de Daniel Ruiz apenas colaboraron.
Con dos tercios de entrada, se lidiaron toros de Daniel Ruiz, de variado comportamiento.
El Juli, ovaci¨®n, silencio y dos orejas.
Andr¨¦s Roca Rey, oreja, oreja y silencio.
El ¨²nico pique competitivo de quites en este duelo intergeneracional entre El Juli y Roca Rey tuvo lugar en el toro que abri¨® plaza, un animal noble que se vino pronto a menos. El Juli le exprimi¨® todo lo que ten¨ªa dentro y lo mato de m¨¢s de media estocada desprendida y dos golpes de descabellos que le hicieron perder un m¨¢s que probable trofeo.
Frente al segundo de la corrida, noble y soso a partes iguales, Roca Rey se mostr¨® muy firme, templ¨® con suavidad y empaque, tanto de pie como de rodillas, y mat¨® de una buena estocada despu¨¦s de un pinchazo, lo que le vali¨® una oreja.
El tercero, chico, flojo e insulso, le puso la tarde cuesta arriba a El Juli, que, a pesar de intentarlo por uno y otro lado, no consigui¨® subir el nivel de su faena. Mat¨® de una estocada entera despu¨¦s de pinchar, y fue silenciado.
El cuarto, en el l¨ªmite de la raza, tampoco fue un toro de triunfo, pero otra vez la frescura y la ambici¨®n de Roca Rey le permitieron sumar otra oreja, algo protestada, y asegurarse la salida en hombros. Midi¨® muy bien la faena y mat¨® de un estoconazo que le vali¨® el premio.
Espoleado por la mejor suerte de su joven contrincante, El Juli ech¨® toda la carne al asador frente al quinto, un toro al que tampoco le sobr¨® la raza, pero con m¨¢s movilidad que los dem¨¢s. El madrile?o lo dej¨® crudito en varas para luego instrumentar una faena mandona, en plan reivindicativo. Mat¨® de estocada contundente y las dos orejas cayeron sin discusi¨®n.
El sexto, un cinque?o serio, fue un toro exigente, con peligro sordo. Roca Rey no volvi¨® la cara a pesar de tener asegurada la salida en hombros. Se entreg¨® en cada momento, pero el esfuerzo no tuvo recompensa.
Babelia
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