El Instituto Cervantes quiere autonom¨ªa
Responsables del organismo piden que cuente con una ley propia que le permita recobrar impulso despu¨¦s de 25 a?os. Cuenta en la actualidad con 90 centros en 43 pa¨ªses
La historia del Instituto Cervantes a lo largo de sus 25 a?os de historia ha sido la de una carrera de f¨®rmula 1 que se encuentra ¡ªpor ahora¡ª en un atasco. Conscientes de la ventaja que en la expansi¨®n de los idiomas llevaban brit¨¢nicos, franceses o alemanes, fue creado con cierta urgencia el 21 de marzo de 1991 por el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, y, a partir de entonces, no ha dejado de expandirse hasta contar, a fecha de hoy, con 90 centros en 43 pa¨ªses de todo el mundo. Pero la crisis y la batalla pol¨ªtica por su control entre los ministerios de Asuntos Exteriores y Cultura ha frenado desde hace a?os el impulso inicial. ?La soluci¨®n? Los responsables consultados, y otros que as¨ª lo han hecho p¨²blico, coinciden en la necesidad de una ley que le otorgue plena autonom¨ªa para afrontar el futuro.
¡°El espa?ol lleg¨® tarde al concierto de las lenguas¡±, sostiene V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, su actual director. Por citar tres ejemplos, el British Council se cre¨® en 1934, el Institute Fran?ais ech¨® a andar en 1907, y el Goethe en 1952, para borrar, en gran parte, la siniestra imagen que dej¨® la Alemania nazi. Pero el esfuerzo por labrarse una fuerte presencia a nivel internacional ha sido continuo desde entonces.
La aventura comenz¨® en los a?os noventa por Europa y el Magreb, sobre todo. Continu¨® por Asia y Am¨¦rica ¡ªBrasil y Estados Unidos, especialmente¡ª, pero quedan, a juicio de Garc¨ªa de la Concha, dos zonas deficitarias: ¡°Lejano Oriente y el ?frica subsahariana. ?Alguien es consciente, por ejemplo, de que en Costa de Marfil existen 150.000 estudiantes de espa?ol?¡±. Para ¨¦l, ser¨¢ tarea de los futuros responsables forjar presencias all¨ª. Antes habr¨¢ que afrontar dos realidades: un presupuesto menguante (115 millones de euros), despu¨¦s de que el Gobierno haya disminuido esta legislatura la aportaci¨®n estatal en cerca de un 50%, y una encarnizada lucha por el control entre Exteriores y Cultura.
Este choque supone un dolor de cabeza recurrente dentro del Estado que se ha repetido en todos los Ejecutivos. Explot¨® con todas sus consecuencias con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero como presidente (2008-2011) y C¨¦sar Antonio Molina, antes director de la instituci¨®n, al frente de Cultura. Hoy sigue sin ser resuelto. Fuentes de la Secretar¨ªa de Estado de Cultura apoyan sin fisuras la soluci¨®n de dar mayor autonom¨ªa al instituto.
No solo una academia de idiomas
El Cervantes no es solo una academia de idiomas, sino la instituci¨®n crucial para promocionar la cultura en espa?ol dentro de un entorno global. Si hace 25 a?os naci¨® con una vocaci¨®n m¨¢s local y circunscrita a la cultura que se creaba en Espa?a principalmente, en los ¨²ltimos tiempos ha dado el salto universal como referente de la identidad de la lengua de 500 millones de personas.
Eso abraza a la comunidad hispanoamericana y a los centros distribuidos por los cinco continentes. Algunos de sus exdirectores se encargan de recalcarlo: ¡°Del total de hispanohablantes, apenas el 10% reside en Espa?a. Nuestro eje se encuentra en Am¨¦rica¡±, dice Fernando Rodr¨ªguez Lafuente.
Es una m¨¢xima que el actual responsable, V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, ha querido desarrollar en la ¨²ltima etapa. La iniciativa del Siele, el examen global de espa?ol puesto en marcha con la ayuda de m¨¢s de 20 universidades iberoamericanas, as¨ª lo prueba.
Los Reyes presiden hoy la investidura como doctores honoris causa por la Universidad de Salamanca de Garc¨ªa de la Concha y del exrector de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico, Jos¨¦ Narro. Entre otros m¨¦ritos, se valora esta iniciativa.
Garc¨ªa de la Concha se muestra consciente del problema y ha aportado soluciones en el Parlamento: ¡°As¨ª lo he manifestado en mis comparecencias en el Congreso. El Instituto Cervantes requiere una ley parecida a la que tienen el Museo del Prado o la Biblioteca Nacional. As¨ª evitar¨ªamos solaparnos en competencias muchas veces entre dos o m¨¢s ministerios¡±. Una soluci¨®n para su actual dependencia dividida, aparte de la autonom¨ªa requerida, ser¨ªa que, en vez de adscribirse a la ¨®rbita de alguna cartera, quedara al resguardo de Presidencia del Gobierno, apostilla Garc¨ªa de la Concha.
Es algo que tambi¨¦n han defendido en el reciente Congreso Internacional del Espa?ol, en Puerto Rico, los dos primeros responsables del instituto: Nicol¨¢s S¨¢nchez-Albornoz y Santiago de Mora Figueroa, marqu¨¦s de Tamar¨®n. Con ellos coincide Fernando Rodr¨ªguez Lafuente, quien dirigi¨® el organismo entre 1999 y 2001: ¡°Como gran instituci¨®n del Estado, su gesti¨®n debe contar con un consenso claro y efectivo; sumar y no restar. Una ley propia resulta crucial, en este caso¡±.
El Cervantes es un objeto de deseo en varios pa¨ªses. Actualmente existen 40 peticiones de apertura de centros, precisa Garc¨ªa de la Concha. ¡°El espa?ol es nuestro petr¨®leo¡±, tercia Rodr¨ªguez Lafuente.
Menos contemplativo se muestra Molina, quien en su etapa como ministro libr¨® la batalla por su control como instrumento clave de lo que debe ser la acci¨®n cultural exterior. La perdi¨®. Uno de los motivos m¨¢s graves de la par¨¢lisis del Cervantes, coinciden casi todos los consultados, radica en la utilizaci¨®n que de ¨¦l hacen los diplom¨¢ticos. ¡°La autonom¨ªa es clave, sobre todo para liberarlo de la ¨®rbita de Exteriores. Los embajadores lo utilizan a su conveniencia¡±, opina el exministro.
Un v¨ªnculo que se explica menos, cuando dentro de Exteriores cae en el ¨¢rea de la cooperaci¨®n internacional. ¡°De un presupuesto que ascend¨ªa a 3.000 millones de euros, el Cervantes recib¨ªa algo m¨¢s de 100. Hab¨ªa que luchar cada c¨¦ntimo, pelear y explicar lo que una instituci¨®n as¨ª, gran red tejida a nivel global, supone¡±, asegura Molina. Algo que los responsables pol¨ªticos ajenos a Cultura no han entendido a¨²n.
Otra de las estrategias por consolidarse es la fusi¨®n con el mundo latinoamericano. Garc¨ªa de la Concha ha conseguido la colaboraci¨®n de los centros que la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n para el Desarrollo (Aecid) tiene en Am¨¦rica para que se abran a las actividades del Cervantes, como aliados en una v¨ªa de expansi¨®n en todo el continente.
Es algo en lo que Molina coincide y que piensa plantear en este aniversario con un programa de 22 puntos. El responsable de la Casa del Lector, de Madrid, va m¨¢s all¨¢: ¡°No estar¨ªa de m¨¢s que se nombraran directores de centros que provengan del mundo hispanoamericano, algo imposible mientras no se venzan las reticencias de la diplomacia y la burocracia a la que est¨¢ sometido¡±.
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