El libro que recoge el terror invisible de la CIA
Un fot¨®grafo y un periodista publican sus investigaciones sobre los arrestos practicados por la agencia de EE UU
La casualidad quiso que al d¨ªa siguiente de los atentados de Bruselas, perpetrados el pasado 22 de marzo por terroristas islamistas, se presentara en el Courtauld Art Institute de Londres un libro que inevitablemente oblig¨® a los asistentes a hacer examen de conciencia ante las consecuencias abominables que puede tener la reacci¨®n de un Gobierno ante el terrorismo. ?C¨®mo hacer visible lo invisible? Esta fue la premisa bajo la que naci¨® el libro Negative publicity: artifacts of extraordinary rendition (Publicidad negativa: artefactos de entregas extrajudiciales) editado por Aperture/The Magnum Foundation y firmado por el fot¨®grafo Edmund Clark y el periodista Crofton Black.
Estos dos brit¨¢nicos han pasado cinco a?os investigando el programa secreto de detenci¨®n e interrogatorios de la CIA, instaurado por la administraci¨®n de George W. Bush tras los atentados del 11-S y que desde 2002 y hasta 2008 promovi¨® el arresto de m¨¢s de un centenar de sospechosos de terrorismo, a los que se someti¨® a torturas en c¨¢rceles secretas distribuidas por todo el mundo, incluida Europa, y a los que en algunos casos hizo desaparecer. Aunque el Senado estadounidense admiti¨® su existencia en un informe en 2014 y durante a?os se denunci¨® la connivencia de gobiernos como el alem¨¢n o el espa?ol ¡ªlos vuelos con los presos hac¨ªan escala en las islas Baleares¡ª, los lugares y pa¨ªses donde se tortur¨® a los supuestos terroristas nunca han sido oficialmente reconocidos. "Pocas cosas son tan terror¨ªficas como la negaci¨®n de algo que ha ocurrido en muchos lugares, con muchos c¨®mplices, como esto, y que a pesar de que se sabe que ha ocurrido, se niega", subray¨® en la presentaci¨®n Clark, autor tambi¨¦n del libro Guant¨¢namo: if the light goes out y Control Order House, donde retrataba las casas en las que se reubica en Estados Unidos a sospechosos de terrorismo gracias a una ley aprobada silenciosamente tras el 11-S.
"El sistema fue un cat¨¢logo de accidentes. La burocracia y la ineficiencia pudieron con ellos. Hubo much¨ªsimos errores y por eso se acab¨® descubriendo", explicaron. "Por ejemplo, en Mil¨¢n hicieron desaparecer a un hombre y se lo llevaron a Egipto. La polic¨ªa italiana lo ten¨ªa bajo vigilancia y, como desapareci¨®, se pusieron a investigar y descubrieron que lo ten¨ªa la CIA. Otras veces se equivocaban de persona, pero como ya le hab¨ªan torturado, lo hab¨ªan vuelto loco y no sab¨ªan qu¨¦ hacer con ¨¦l, lo encerraban durante a?os en Guant¨¢namo, hasta que su familia daba con ¨¦l". Conscientes de muchos de esos errores, Clark y Black siguieron el rastro del dinero (como ya hicieran en su momento Bob Woodward y Carl Bernstein cuando destaparon el caso Watergate) y as¨ª fueron capaces de identificar docenas de lugares relacionados con el programa secreto de la CIA y fotografiarlos.
Las im¨¢genes son desgarradoras por su vac¨ªo y su silencio, estremecedoras por lo que el espectador sabe que esconden: la piscina de un hotel de lujo en Mallorca donde hac¨ªan escala los pilotos que transportaban supuestos terroristas, una cama de un hotel en Macedonia donde un detenido permaneci¨® atado 23 d¨ªas, una mesa y una silla en un centro de interrogatorios secreto en Libia¡ Las fotos se combinan con facturas ¡ªel Gobierno estadounidense le encarg¨® el trabajo sucio de transportar, alojar e interrogar a los detenidos a terceras empresas¡ª y tambi¨¦n con los papeles de un juicio surrealista que enfrent¨® a dos empresas a¨¦reas que se acusaban de deberse dinero por horas de vuelo transportando detenidos.
Los informes clasificados del Gobierno sobre el asunto, tachados pr¨¢cticamente en su totalidad, y varios ensayos sobre el trabajo, completan un libro tan desasosegante como extra?amente po¨¦tico. "Hemos buscado todas la pruebas posibles pero, al mismo tiempo, es un libro sobre la nada y quiz¨¢s por eso es inquietante. La est¨¦tica del borrado es lo que da cuenta del nivel de violencia", a?adi¨® Clark a EL PA?S tras la presentaci¨®n. Pese a tener acceso a varias v¨ªctimas del programa, prefiri¨® no fotografiarlas. "Yo ya no puedo hacer una fotograf¨ªa de un musulm¨¢n que ha sido sospechoso de terrorismo, aunque sea inocente, y que t¨² le mires y conf¨ªes en ¨¦l. La imagen del malo actual la tenemos todos grabada dentro. Por eso, lugares y objetos eran m¨¢s apropiados para este proyecto, m¨¢s cre¨ªbles".
Para algunos de los asistentes, no obstante, hab¨ªa dudas sobre el objetivo del libro, sobre todo tras los atentados de Bruselas. "?Qu¨¦ quer¨¦is denunciar, que el Gobierno hace cosas secretas? Eso ya lo sabemos, siempre lo han hecho, son cosas necesarias, ?no?". Black, que lleva a?os investigando temas de derechos humanos y terrorismo, contest¨®: "No. Queremos denunciar la detenci¨®n secreta porque es ilegal hacer que la gente desaparezca, y todos nos convertimos en c¨®mplices cuando lo permitimos. La seguridad no puede ser una excusa". Preguntados sobre c¨®mo ve¨ªan el futuro de Europa por el terrorismo, Clark fue tajante: "Reino Unido ya cambi¨® las leyes tras los atentados de Londres para manejar a su antojo a los sospechosos de terrorismo. ?Podr¨ªa llegar a haber un Abu Ghraib en Europa? No s¨¦, pero de momento ya hay campos de detenci¨®n de refugiados".
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