Charles Bradley, soul pasional para derretirse
El nuevo disco del m¨²isco recibe un 8 sobre 10. Buenas cr¨ªticas tambi¨¦n para los ¨²ltimos de Le¨®n Benavente y Sr. Chinarro
EL DISCO DE LA SEMANA: Charles Bradley? - Changes
Artista: Charles Bradley
Disco: Changes
Sello: Daptone Records
Calificaci¨®n: 8 sobre 10
La vida de penurias de Charles Bradley es la historia de una pel¨ªcula con final feliz, algo que se transmite extraordinariamente en su soul pasional. Cuando era un chaval, su hermana le llev¨® a ver en directo a James Brown en una de sus incendiarias actuaciones en el Apollo Theater de Harlem. Era 1962, Estados Unidos se hallaba en una brecha social sin precedentes con la cruzada de los derechos civiles en plena ebullici¨®n y al joven Charles le caus¨® una conmoci¨®n conocer en vivo al rey del funk, tanto que se pas¨® la adolescencia imit¨¢ndole en casa. Sin apenas estudios, se gan¨® el pan como pudo, llegando a vivir una temporada en la calle. Durante d¨¦cadas se dedic¨® a sobrevivir con trabajos de segunda, como pinche de cocina o cualquier otro que le sali¨®, hasta que se convirti¨® en imitador profesional de James Brown. Parec¨ªa que acabar¨ªa sus d¨ªas as¨ª, pero un amigo le convenci¨® para que se dejase caer por Daptone Records, el sello de Brooklyn, erigido en este siglo XXI como una gran casa de la m¨²sica negra de tintes cl¨¢sicos. Bradley dej¨® un VHS con una de sus actuaciones y, poco despu¨¦s, le contrataron. Empez¨® como corista hasta que en 2011, a la edad de 63 a?os, hizo su debut con No Time for Dreaming, un ¨¢lbum que, pese a los tics que evidenciaban su deuda con su h¨¦roe Brown, fue recibido en el circuito del rhythm and blues norteamericano con los brazos abiertos. Nada comparado con lo que vino en 2013. Victim of Love era un notabil¨ªsimo tratado de sentimentalismo soul, apoyado en su vozarr¨®n y una fuerza instrumental tan precisa como un reloj suizo. Era 100% Charles Bradley. Adi¨®s al imitador: hab¨ªa nacido un nuevo embajador del mejor soul y lo hac¨ªa en edad de jubilarse.
Ahora, a los 67 a?os, Bradley publica Changes, su tercer disco, el trabajo que le eleva a su propio estado, en esa defensa de las viejas formas pero con envoltorio contempor¨¢neo, nada retro. Como con Victim of Love, repite su sociedad con el productor Thomas Brenneck, uno de esos talentosos chicos blancos de Daptone que toca con Antibalas, Menahan Street Band o los Dap-Kings de Sharon Jones. No hay medias tintas desde ese arranque en God Bless America con la frase: ¡°Hola, soy Charles Bradley.... y EE UU es mi casa¡±. Cuando el dilema racial se ha vuelto a poner sobre la mesa del debate nacional estadounidense, el vocalista ofrece su propia cosmovisi¨®n de Am¨¦rica, del pa¨ªs donde las ha pasado canutas para llegar a cumplir su sue?o en la recta final de su vida. Lo hace mostrando a¨²n m¨¢s paletas en su soul y hablando de lo que mejor sabe hacer: de las emociones y las relaciones humanas. Hay baladas, como Nobody but You o Slow Love, que se arrima al mism¨ªsmo Otis Redding. Medios tiempos lit¨²rgicos, como Crazy for Your Love, que honran a Solomon Burke. Y en Good Be Back Home vuelve a tirar de la herencia del primer James Brown.
Al m¨²sico se le muri¨® su madre en la grabaci¨®n del disco y, como consecuencia, decidi¨® versionar Changes de Black Sabbath. Suena desgarradora y visceral. En la c¨²spide de su intensidad, cuando recita eso de ir pasando por la vida ¡°a trav¨¦s de cambios¡±, cant¨¢ndola para s¨ª mismo pero como si se la cantase a todo su pa¨ªs, el plet¨®rico vocalista parece que va a derretirse, y el oyente con ¨¦l. El latido de su m¨²sica rompe todas las barreras, supera todos los obst¨¢culos, como el soul que alcanz¨® la eternidad. Fernando Navarro
Le¨®n Benavente - 2
Artista: Le¨®n Benavente
Disco: 2
Sello: Warner
Calificaci¨®n: 9 sobre 10
Le¨®n Benavente hacen que se muevan cosas imprevistas en lo m¨¢s profundo de quien escucha. Lo consiguen creando una mezcla natural de varias corrientes del rock que en sus manos suena a hallazgo contempor¨¢neo. Una combinaci¨®n expresada a trav¨¦s de canciones para cantar y de versos para no olvidar que en muchos momentos roza la perfecci¨®n. Pero, adem¨¢s de los ritmos precisos, de la energ¨ªa diestramente organizada y canalizada y las melod¨ªas que se meten bajo la piel, el cuarteto ofrece letras sobresalientes. Con su debut, Le¨®n Benavente (2013) el grupo compuesto por Abraham Boba, Luis Rodr¨ªguez, Eduardo Baos y C¨¦sar Verd¨², se convirti¨® en un inesperado acontecimiento musical, entre otras cosas, porque contribuyeron a integrar un determinado discurso en el contexto est¨¦tico de la m¨²sica pop; un contexto que, por sus ra¨ªces y su tradici¨®n, parece condenado a no llevarse bien con ciertas posturas cr¨ªticas. Es cierto que todo est¨¢ inventado pero tambi¨¦n lo es que con las herramienta ya existentes se pueden seguir creando cosas nuevas. Es lo que hacen Le¨®n Benavente al adaptar las posibilidades del castellano a las influencias musicales anglosajonas, e integran el comentario social en unas letras que siguen siendo rock y que resultan todav¨ªa m¨¢s punzantes cuando llegan determinados versos.
En 2, las premisas de su debut reaparecen mejoradas, m¨¢s pulidas, reforzadas. As¨ª lo proclaman estas nueve canciones que cuestionan todos los aspectos posibles de la realidad, a caballo de m¨²sicas hechas a medida de ese excitante y a la vez opresivo conglomerado de sensaciones. El sonido del cuarteto se ha curtido tanto que con una primera escucha el disco ya deja una una huella profunda. ¡°Tengo el pa¨ªs que me merezco¡±, dicen en esa mutaci¨®n krautrock del ¡°me duele Espa?a¡± de Unamuno que es Gloria. Pero antes de eso ya han hecho una demostraci¨®n de poder con el rock & roll de California y con Tipo D, donde el poder hipn¨®tico de la electr¨®nica anal¨®gica se filtra en riffs maliciosos, enfatizando un oscuro rosario de deseos (¡°quiero ser el tipo de persona que te abraza aunque me caigas mal / quiero ser tu sucesor / quiero una tarjeta black / quiero convencerte de lo que est¨¢ sonando es un hit¡±). Las dulces guitarras de La Ribera acompa?an a una melod¨ªa deudora de la canci¨®n popular espa?ola, envolviendo m¨¢s im¨¢genes provenientes de los rincones y las fachadas de nuestra realidad (¡°aqu¨ª la cosa est¨¢ que arde / por incre¨ªble que parezca / no hemos tenido bastante¡±), que transforman la pena y el temor en algo sublime. Tambi¨¦n hay treguas sonoras: en Nueva tierras -aunque los textos de nuevo apunten donde duele: ¡°C¨®mo es que dec¨ªs que ha llegado al siglo XXI / Si aqu¨ª no hemos notado nada en especial¡±-; en La vida errando, una de las canciones m¨¢s emocionantes escritas en nuestro idioma sobre la incertidumbre que produce el mirar hacia atr¨¢s mientras se camina hacia adelante.
2 es una obra a la que hay que regresar constantemente y tomar contacto de nuevo con ese foco de energ¨ªa convertida en m¨²sica que dispara la adrenalina, con esas palabras que te zarandean. Lo hacen hasta el final cuando en el rock rapeado de Habitaci¨®n 615 Boba, canta: ¡°?Y qu¨¦ quer¨¦is saber de las canciones / si est¨¢n bien hecha son hacen falta explicaciones¡±. Rafa Cervera
Artista: Sr. Chinarro
Disco: El progreso
Sello: El Segell Del Primavera
Calificaci¨®n: 7 sobre 10
Sr. Chinarro - El progreso
Peque?o circo es el t¨ªtulo del libro en el que el periodista Nando Cruz repasa la historia de la reciente escena musical independiente en Espa?a, pero toma prestado el t¨ªtulo del e.p. con el que Sr. Chinarro debut¨® all¨¢ por 1993. De alg¨²n modo, este dato pone de relieve el valor de uno de los proyectos de pop m¨¢s inteligentes y prol¨ªficos que ha dado nuestra m¨²sica en los ¨²ltimos veinte a?os. Por algo Antonio Luque, su ¨²nico responsable, est¨¢ en el podio de la canci¨®n de autor indie junto a Nacho Vegas y J Planetas.
Musicalmente hablando, la propuesta de Luque se ha movido poco en estas dos d¨¦cadas. Permanece pegada a unos c¨¢nones pop que sabiamente ha sabido regar -cuando ha tocado- de aires flamencos sin salir del comp¨¢s 4/4. Se le podr¨ªa criticar por no ensanchar su cintura estil¨ªstica, pero de igual modo deber¨ªamos alabar la constante calidad de sus composiciones.
El que nos ocupa es su decimos¨¦ptimo disco, y este n¨²mero nada desde?able implica una labor compositiva firme y tozuda no exenta de riesgos. Porque el fracaso siempre acecha cuando se es un artista prol¨ªfico, pero el arte verdadero reside en la b¨²squeda constante. Sr. Chinarro ha ido salvando los muebles con elegancia disco tras disco, entregando en cada uno de ellos suficientes razones para seguir confiando en su buen hacer, pero hace tiempo que se le echa en falta un trabajo que poder celebrar por todo lo alto. El progreso ten¨ªa todas las papeletas para ser la obra que nos devolviera el genio de El por qu¨¦ de mis peinados o El fuego amigo, dos de sus ¨¢lbumes m¨¢s celebrados, pero se queda a las puertas del desparpajo, la originalidad y la frescura de aquellos. Y eso que los motivos para esperarlo eran varios: con este trabajo se estrena en El Segell del Primavera, el sello discogr¨¢fico nacido al calor del festival Primavera Sound; lo produce J Planetas y se ha grabado en su estudio, El Refugio Antia¨¦reo de Granada; y cuenta con varios de los m¨²sicos del grupo P¨¢jaro Jack como estupenda banda de grabaci¨®n que, adem¨¢s, le acompa?ar¨¢ en la gira de presentaci¨®n.
El disco arranca con dos canciones llamadas a convertirse en cl¨¢sicos de su repertorio (Efectos especiales y La ciudad provisional), pero a mitad de camino se pasa de la euforia inicial a cierto conformismo y, en ocasiones, al deja vu. A¨²n as¨ª, el repertorio se sostiene en calidad y guarda otras muy gratas sorpresas en su recta final, como la interesante El progreso (con la colaboraci¨®n de Sole¨¢ Morente), la hermosa La mujer y la divertida y sugerente Maravilla (fandango tropical).
El progreso es un buen ¨¢lbum, pero pertenece a la discograf¨ªa de un artista del que se espera algo soberbio, algo que puede entenderse como una bendici¨®n pero tambi¨¦n como un estigma -y para Luque es tanto lo uno como lo otro-. De momento seguimos a la espera de una nueva obra maestra, pero esta no est¨¢ nada mal. Juanp Holguera
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